La Jornada 25 de septiembre de 1998

UN EMBRUJO, EN LA DISPUTA POR LA CONCHA DE ORO EN SAN SEBASTIAN

Gabriel Lerman, especial para La Jornada, San Sebastián, 24 de septiembre Ť Con la exhibición esta noche de Un embrujo, en la última función del Victoria Eugenia, México ingresó oficialmente al selecto grupo de países que se disputarán la Concha de Oro este fin de semana. El cuarto filme de Carlos Carrera había generado buena dosis de aplausos durante la función de prensa del día previo.

Carrera, acompañado de los protagonistas de la cinta, Blanca Guerra y Mario Zaragoza, de los productores Bertha Navarro y Guillermo del Toro y del autor de la música, José María Vitier, respondieron a las preguntas durante la conferencia matutina, que en muchos casos giraron en torno de las dificultades para hacer cine en México. Aunque no faltaron los que se acercaron a Blanca Guerra para pedirle un autógrafo, al finalizar la breve charla, la mayor atención estuvo puesta en Del Toro, quien no se cansó de repetir su característico dibujito a todos los que le pedían una prueba de haber estado con él.

Del Toro, toda una celebridad local gracias a Mimic, su primer largometraje estadunidense, no se cansó de halagar las bondades del trabajo de Carrera:

``A mí me gustó mucho. Carrera se merece lo mejor''.

Para la agencia de noticias francesa Afp, la producción de Carrera ``impactó en San Sebastián, relatando con sensibilidad las tempranas pasiones sexuales de un niño de 13 años que en la década de los veinte se convierte en amante de abandonadas mujeres cuarentonas''. Señala que la cinta se refiere esencialmente al ``embrujo'' de la pasión carnal, del amor, del dolor, de todo lo irracional.

Dpa, a su vez, destacó las ``bellas imágenes atrapadas por la fotografía de Rodrigo Prieto, y la buena banda sonora de la que es autor José María Vitier'' en un relato que es ``también la historia de una gran traición y un gran fracaso a nivel político, pero donde a pesar de todo existe una esperanza''.

La que sigue... El cometa, de Sistach

La llegada del equipo de Carrera coincidió con la partida de Arturo Ripstein y los suyos, quienes lograron contagiar su entusiasmo a los representantes de los medios locales, que no se cansaron de hablar de El evangelio de las maravillas, que a pesar de no participar en la competencia oficial, es hasta ahora la estrella del festival, gracias al respeto que se ha ganado aquí el realizador de Principio y fin, y a la ayuda de Paco Rabal, verdadera celebridad en estas tierras vascas y quien no perdió oportunidad para alabar a su último jefe, a quien comparó una y otra vez con Luis Buñuel.

La posta ha servido para que la fuerte presencia mexicana en San Sebastián no disminuya ni un minuto. Todavía está por aquí Salma Hayek, convertida en mito hollywoodense, que vino como protagonista y productora de la cinta independiente estadunidense The velocity of Gary, en la que comparte cartel con Vincent D'Onofrio.

Patricia Reyes Spíndola se quedará hasta el final, pues además de haber acompañado a Ripstein durante la promoción de El evangelio..., cumple con sus tareas de jurado. En los próximos días, México volverá a decir presente cuando comience la exhibición de El cometa en la sección Made in Spanish. El filme de Marisa Sistach y José Buil es protagonizado por Diego Luna, Ana Claudia Talancón, Carmen Maura y Gabriel Retes.

Una multitud, si se compara con lo que aportó México apenas un año atrás, cuando todo se limitó a la exhibición de El agujero, modesta película de Beto Gámez que compitió en Zabaltegui.

Un embrujo llega a la competencia cuando ya se empiezan a barajar los nombres de los contendientes con más presencia en este festival, que en los últimos años empezó a premiar filmes intrascendentes. Aunque por ahora es muy temprano para sopesar las verdaderas posibilidades de la cinta de Carrera, es bueno recordar que la última vez que un largometraje mexicano se alzó con la Concha de Oro fue en 1993, cuando Ripstein obtuvo el máximo galardón por Principio y fin, compartido con una ya olvidada película iraní. Esa fue también la primera y la última ocasión en que México resultó ganador.

Aunque la magistral descripción de época y el sólido trabajo de los actores en el filme de Carrera no han pasado inadvertidos, los mexicanos llegaron al festival sin demasiado apoyo en una competencia donde nunca está de más tener amigos. A la hora del premio se las tendrán que ver con muchas películas que ya tienen garantizada la distribución internacional, como la estadunidense Your friends and neighbors, estrenada comercialmente en su país y de próximo lanzamiento en España, que no sólo inauguró el festival de San Sebastián, sino que trajo para su presentación al alicaído pero siempre atractivo Jason Patric, protagonista y productor del filme.

Otras dos películas de Estados Unidos, como Gods and monsters y Very bad things, con Cameron Diaz y Christian Slater, podrían aprovechar muy bien un retorno del cine de ese país al premio a la mejor película. La española Barrio de Fernando León de Aranova, que también ha recibido muchos elogios, ha sido coproducida por Canal Plus. Lo mismo vale para Frontera sur, una coproducción España-Argentina que dirigió Gerardo Herrero, y en la que también ha apostado sus dólares la oficial Televisión Española.

Incluso No se lo digas a nadie, de Perú, versión cinematográfica de la polémica novela del entrevistador televisivo Jaime Bayley que ha llevado a la pantalla el prolífico Francisco Lombardi, cuenta con el aval del todopoderoso productor local Andrés Vicente Gómez. En ese contexto, Un embrujo sólo puede ganar ayudada por la magia del cine, algo que también vale para la iraní Don, de Abolfazl Jalili.

Lo que en cambio no sorprendería es que el festival honrara a la actriz Blanca Guerra, estupenda en su trabajo de una maestra sin demasiados escrúpulos que termina convirtiéndose en la enemiga del pueblo a causa de cierta afición por la brujería, y a quien aquí ya se conoce por Principio y fin, Santa sangre y La reina de la noche.

Los paparazzi tras Malkovich

En cualquier caso, los presentes en el festival todavía no realizan apuestas para ver quién se lleva qué, porque están muy concentrados siguiéndole los pasos a John Malkovich. El famoso actor estadunidense llegó ayer, procedente de París, donde reside, conduciendo su propio auto, que osó descomponerse cien kilómetros antes de llegar, bajo una pertinaz lluvia. No le fue mejor una vez acomodado en el lujoso hotel María Cristina.

Los paparazzi locales no lo dejaban respirar, persiguiéndolo por todos lados. Mientras tomaba un café en el bar del establecimiento, por lo menos seis fotógrafos se dedicaban a ametrallarlo con sus cámaras. Malkovich no pareció preocuparse en lo más mínimo por lo que parece ser una constante en su vida. Lógicamente, a la hora de su conferencia de prensa, todos los acreditados en el festival se hicieron presentes.

Malkovich, quien este año recibirá junto a Anthony Hopkins el premio Donostia a la carrera cinematográfica, ha sido una de las tantas figuras hollywoodenses que este año han llegado a San Sebastián, siguiendo los consejos de otros célebres que la han pasado de maravillas aquí. Además de Del Toro, Golino, Patric, Hopkins y la misma Hayek, también han hecho acto de presencia Johnny Depp, Terry Gilliam y Antonio Banderas.

Mañana se presentará la última película del concurso. El turno de Argentina llegará de la mano de un director tan prolífico como extravagante, Alejandro Agresti, quien tiene en su haber más de diez películas aunque la gran mayoría fueron filmadas íntegramente en Holanda y jamás estrenadas en su país. Ganar el Festival de Mar del Plata fue la llave para estrenar en tierra propia con Buenos Aires, viceversa, un arrollador éxito comercial.

Convertido en un director exitoso, Agresti ha montado una amplia coproducción entre su país, España, Holanda y Francia para relatar la historia de un pueblito de la Patagonia, donde las películas se exhiben con los rollos un poco desordenados. Tanta coproducción le ha servido para anotarse los servicios de la española Angela Molina y del francés Jean Rochefort, dos grandes que aunque no hayan llegado por aquí, cuentan con muchas simpatías de todos los cinéfilos.