La Jornada 25 de septiembre de 1998

En México, más defensores del neoliberalismo que en FMI y BM

El modelo económico que hoy impera en México y en el resto del mundo fue creado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en el Consenso de Washington, en la década pasada, bajo la influencia del gobierno de Estados Unidos.

Ante el fracaso del nuevo liberalismo, y a la luz del diálogo que se abre con la apertura democrática, hoy debe crearse una política social y económica propia, que responda a las necesidades e intereses del país, y no a los de Estados Unidos, propuso el economista.

Aseguró que en México los defensores del neoliberalismo y el gobierno se niegan a aceptar modificaciones a las políticas económicas imperantes, cuando sus propios autores, el FMI y el BM, discuten su renovación, admiten que fueron incapaces de resolver los problemas básicos de la población y aceptan la introducción de medidas alternativas.

Al participar en el foro México 1968-1998 en movimiento, en la Universidad Iberoamericana, el economista recordó que con el anterior modelo económico de sustitución de importaciones, entre 1963 y 1981 los niveles de pobreza en el país se redujeron de 75 a 48 por ciento.

En cambio, desde que se aplican las nuevas políticas económicas, la población afectada por la pobreza llegó a 66 por ciento antes de la crisis de 1994, y en 1996, aunque el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) ``convenientemente'' ha retrasado la difusión de la encuesta de ingresos, se puede afirmar que el nivel de pobreza llegó nuevamente, como hace 33 años, a 75 por ciento, aseguró Boltvinik.

Asimismo, la distribución del ingreso se volvió notoriamente desigual y México figura actualmente entre los diez o 15 países con mayor concentración de la riqueza en los sectores más altos de la población, añadió.

Quienes promueven el neoliberalismo y critican el modelo económico anterior olvidan que durante la etapa de sustitución de importaciones el país vivió cuatro décadas de crecimiento económico a una tasa promedio de seis por ciento anual, y que alcanzó un logro histórico al reducir la pobreza de 75 a 48 por ciento en 17 años, apuntó el investigador.

Además, antes de la llegada del neoliberalismo, tanto en los países capitalistas que aplicaban las políticas keynesianas como en el mundo socialista, el equilibrio macroeconómico que se buscaba era el pleno empleo: el objetivo era que la población tuviera trabajo y mejores condiciones de vida.

En cambio, señaló el economista especializado en temas de pobreza, el nuevo modelo tiene un solo objetivo: el control de la inflación, y todas las políticas están subordinadas a tal fin. Así, la ocupación, el nivel de vida y el desarrollo económico integral son temas irrelevantes para este esquema, que implicó un profundo cambio ético: lo que interesa es el dinero y no las personas.

Las consecuencias del neoliberalismo fueron el aumento de la pobreza y de la desigualdad, la incapacidad para crecer y la quiebra de empresas y del sistema bancario; además, dividió al país en dos mundos al segregar a 75 millones de mexicanos porque no son funcionales al sistema, resumió.

Por lo tanto, el llamado nuevo modelo ``ya envejeció, está cayendo, y las mismas cúpulas de poder mundial lo están poniendo en cuestión'', continuó. En un documento de un alto funcionario del propio BM se critica severamente al neoliberalismo, al calificarlo de pensamiento dogmático, y concluye que una tasa de inflación de hasta 40 por ciento no es un impedimento para crecer. Es un error forzar a la economía a llegar a tasas de incremento de precios de un dígito, indicó Boltvinik.

Mientras el mismo director-gerente del FMI, Michel Camdessus, admite que en ciertos casos sería aceptable aplicar controles a los movimientos de capitales, el presidente Ernesto Zedillo rechazó inmediatamente tal medida en México en días pasados.

Sin embargo, con los actuales cambios políticos existe cierto diálogo público --expresado en el debate entre los poderes del Estado y en la prensa--, que abre espacios para la construcción de un nuevo modelo económico, añadió.

Boltvinik señaló que dicho diálogo recoge parcialmente una de las banderas del movimiento estudiantil de 1968 --al que perteneció--, al vincular la mesa económica en que participó con la razón que dio origen al foro.

Recordó que el modelo de desarrollo utilizado en México antes de las reformas iniciadas en el sexenio de Miguel de la Madrid fue creado en América Latina, con pensamiento propio, contrariamente al régimen actual.

Finalmente, Boltvinik propuso que hoy, frente al fracaso del neoliberalismo, las nuevas políticas económicas y sociales se discutan y se elaboren en el país para atender sus necesidades y no los ``antojos'' de Estados Unidos.