La Jornada miércoles 23 de septiembre de 1998

Fernando Benítez
Una nueva Inquisición

Acaba de ser difundido el video de la comparecencia de Bill Clinton ante el Gran Jurado, instancia a que lo llevaron sus feroces enemigos de la ultraderecha norteamericana.

Carlos Fuentes, desde Buenos Aires, calificó al fiscal estadunidense Kenneth Starr de ``inquisidor'' y de ``Torquemada'', pero yo creo que el interrogatorio -tortura aparte- fue peor que los que practicaba la Inquisición, porque el Santo Oficio nunca reveló las confesiones de los ``herejes'', y esta vez, gracias a la televisión y a la Internet se difundió por todo el mundo.

Fuentes calificó de pornografía la publicación de los testimonios de Mónica Lewinsky y sus amigas por el fiscal, y el entramado de ``doble moral'' si se compara esta situación con las recurrentes mentiras al Congreso para sostener guerras injustas.

Yo me pregunto si el pueblo estadunidense será tan ingenuo para creer que su presidente no es capaz de mentirles. Según el crítico Gore Vidal, para que alguien se convierta en materia presidencial debe haber sido comprado por lo menos en diez ocasiones.

Entonces, agrega, ya no le sirve al país; y, por supuesto -esto lo digo yo-, miente a su pueblo en forma sistemática.