La Jornada 22 de septiembre de 1998

El estaba en la ONU

Reuters, Afp, Dpa y Ap, Nueva York, 21 de septiembre Ť La crisis financiera mundial, las guerras y el terrorismo fueron los temas centrales en la jornada de apertura de la sesión número 53 de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la que participan jefes de Estado y de gobierno y cancilleres de 181 países.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, pidió una mayor participación del organismo en la reforma financiera mundial para hacer frente a la crisis que sacude a la mayoría de las naciones en todo el planeta, y subrayó que el mundo debe descubrir la relación entre la seguridad económica y la guerra que afecta a países como la República Democrática del Congo, Afganistán y la provincia serbia de Kosovo.

``Una vez más nos encontramos desplegando esfuerzos humanitarios desesperados para lidiar con consecuencias, cuando deberíamos atacar las raíces políticas del conflicto'', agregó antes de criticar la globalización económica que ``millones experimentan no como una oportunidad, sino como una fuerza desbaratadora y destructora, como un asalto en sus niveles de vida materiales o en su modo de vida tradicional''.

Señaló que la lucha contra el desastre económico mundial no debe quedar en manos de las naciones más industrializadas, en los ministros de finanzas o en los bancos centrales, y advirtió que la crisis financiera podría afectar a Europa e incluso a Estados Unidos.

El presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, sostuvo que la crisis se debe a los excesos especulativos de financistas y gobiernos, y advirtió que sus efectos sociales podrían amenazar la democracia y la estabilidad política de América Latina.

El canciller brasileño, Luis Felipe Lampreia, propuso a las naciones más desarrolladas coordinar sus políticas económicas para evitar una nueva catástrofe financiera, y sostuvo que la comunidad internacional no puede permanecer de ``brazos cruzados'' ante los problemas económicos mundiales. ``La crisis no se resolverá por sí misma. Debemos juntarnos para enfrentarla'', señaló Lampreia y criticó la falta de voluntad política para resolver el problema.

El canciller argentino, Guido Di Tella, afirmó que los efectos de la crisis pueden enfrentarse si se intensifican las reformas financieras.

En su discurso, Annan también criticó las ``acciones individuales'' de los países miembro de la ONU como una respuesta al terrorismo, en alusión al reciente bombardeo estadunidense contra una fábrica de productos farmacéuticos en Sudán y contra supuestos campos terroristas en Afganistán.

``El terrorismo -dijo- es una amenaza global, que claramente pide una acción global... y debemos enfrentarla juntos'', y condenó los atentados con explosivos ocurridos en las embajadas estadunidenses en Kenya y Tanzania el pasado 7 de agosto, que dejaron un saldo de 258 muertos y 5 mil heridos.

El presidente Bill Clinton, quien fue ovacionado de pie por los asistentes a la reunión, propuso la creación de un frente unido contra el terrorismo, porque ``nadie en el mundo está a salvo''. Insistió en que ``es un gran error pensar que el terrorismo es sólo un problema de Estados Unidos'', y recordó los atentados en Irlanda, Argentina, Africa y en su propio país.

Asimismo, pidió a todos los países ``no dar apoyo, amparo o ayuda financiera de ningún tipo'' a los terroristas, y subrayó que ``el terrorismo no está desapareciendo... y es una amenaza para toda la humanidad''. Además, solicitó no culpar al Islam del terrorismo, porque ``algunas personas creen que el frente principal del terrorismo se concentra en el inevitable enfrentamiento entre la civilización occidental... y la civilización y valores islámicos''.

El primer ministro británico, Tony Blair, propuso realizar en su país una conferencia de alto nivel sobre el financiamiento a los terroristas.

Por otra parte, el secretario general de la ONU reconoció que esa organización ``aún está muy lejos de lograr la primera tarea establecida por nuestros fundadores: salvar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra'', y pidió a los integrantes de la misma pagar sus contribuciones, aunque evitó señalar a Estados Unidos, el principal deudor.

En Francia, el presunto terrorista Carlos afirmó que el gobierno de Sudán no está involucrado en los atentados contra las embajadas estadunidenses en Kenia y Tanzania, atribuidos por Estados Unidos a una organización liderada por el multimillonario Usama Bin Laden.

Un egipcio y un tanzanio fueron acusados en Tanzania de homicidio y complot para atentar con explosivos, en relación con el atentado contra la representación estadunidense en Dar es Salaam.