Crear nueva legalidad para la nueva realidad: Fuentes
Stella Calloni, corresponsal /II, Buenos Aires, 21 de septiembre Ť En una síntesis histórica, Carlos Fuentes habla sobre el devenir de los Estados, las crisis como una consecuencia de realidades sin legalidad, de fundamentalismos especulativos, y pone sobre la mesa del debate el tema del nacionalismo, cuando muchos temen a las palabras.
Para resumir lo cruel del siglo rememoró guerras, holocaustos, dictaduras, desapariciones, convocó demonios y también luces en esa paradoja del tiempo donde también la humanidad alcanza como en un espejo doble ``las cumbres más altas de los avances en tecnología, ciencias y comunicaciones''.
No estuvieron ausentes los 45 años de guerra fría, en los cuales los países del llamado Tercer Mundo, ``obligados a alinearse'', fueron los subgéneros ``de esa guerra mayor''. Precisamente Fuentes reflexionó sobre lo que sucede ahora cuando el congelamiento -no le llama final- de esa guerra destapa lo que había debajo de la alfombra y aparecen agendas postergadas donde todo se acumuló, ``todo lo escondido aflora y es como si alguien levantara una piedra en un jardín y encontrara miles de alacranes debajo de ella. Ahora estamos ante muchos dilemas y mandatos para que haya una sociedad más justa para defender la vida, con necesidades de conservar y crear a la vez sin que estos movimientos se tornen antagónicos, y de la misma manera otorgar los derechos que le son inherentes a la mitad del género humano, a la población femenina, entre otros sectores olvidados, y recordar que ellas, las mujeres, significan el 53 por ciento del trabajo o también superar esa división dolorosa, terrible y persistente entre el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo. Hay muchos mandamientos, infinitas demandas''.
Vicios y virtudes de la globalización
-Todos estos mandamientos y demandas presuponen un cambio de actitudes, un nuevo marco conceptual, un desafío. ¿Esto puede lograrse dentro del esquema rígido que impera en la llamada globalización?
-Los vicios de la globalización -dice Fuentes- son evidentes, pero sus virtudes también. Son dos caras: la de la prosperidad deseable y la de la exclusión indeseable. Lo que sucede ahora es que estamos viendo el rostro que no deseamos, porque el proceso está bajo el dominio de la lógica especulativa. Y entonces vemos que en 1971 el movimiento global de divisas era de 18 billones de dólares diarios. Hoy es de mil 500 billones de dólares diarios, pero en el 71 el 90 por ciento de ese movimiento se destinaba a la inversión y al comercio y hoy esa ecuación está invertida de tal manera que 90 por ciento va a la especulación y sólo 10 por ciento a la producción y el comercio. Es una deformación salvaje que contribuye a crear, globalmente, una subclase estructural permanente.
-Si prevalece este juego especulativo perverso, ¿habría posibilidad para las opciones que se proponen?
-Si estas desigualdades provocadas por el darwinismo global continúan, se duplicará el número de pobres en el mundo en 30 años, como lo advierte el Banco Mundial. Y ya ahora hay 2 mil millones de pobres en el mundo. Entonces debemos preguntarnos si lo que nos espera es sólo la globalización de la pobreza. Y hay otro tema también que es que esta globalización negativa le otorga una libertad plena a las cosas pero se las niega a las personas. Las mercancías y productos circulan y no hay barreras, pero los trabajadores no pueden desplazarse con libertad. Las cosas son libres y los trabajadores, cautivos. Estamos ante una crisis que lo abarca todo y yo aventuro una idea: ¿por qué no hemos sido capaces de crear una nueva legalidad para una nueva realidad?
La historia no ha concluido
-¿Entonces cómo hacer frente a la rigidez de un pensamiento único de un modelo que no permite respiros ni voces propias?
-Estamos ante esas encrucijadas en que se nos coloca en forma permanente. La gente que apuesta a un pensamiento único, a un dogma, vengan de las posiciones que vengan, de la antigua ortodoxia marxista o de la nueva ortodoxia neocapitalista o neoliberal, y esta es la realidad actual, los que no toman opciones frente a esas encrucijadas en que estamos siempre los seres humanos no tienen futuro. Si no tomamos opciones seremos esclavos.
``La historia no ha concluido como dice Francis Fukuyama. Lo están demostrando los hechos. Ese fenómeno por ejemplo del fin del Estado no es cierto. En términos latinoamericanos necesitamos tener un Estado no grande o pequeño sino un Estado mejor. El Estado en América Latina es producto de la alternancia entre dictadura y anarquía en el siglo XIX. Lo que crearon Benito Juárez en México, Bartolomé Mitre en Argentina, Portales en Chile, sirvió inconmensurablemente para establecer las bases de la salud, educación, comunicaciones, cultura, finanzas públicas, etc.''
-¿Cuándo se puede señalar como el comienzo de la crisis en los Estados?
-A partir de la crisis del 77 nos dimos cuenta de que los Estados se habían hinchado, engrosado, y atendían demasiadas clientelas. Fue necesario adelgazarlos, pero no por ello tirarlos a la basura. Tenemos que hacer mejores Estados, que atiendan a sus funciones propias, a sus zonas de privilegio, como son las relaciones exteriores, la organización de las fuerzas armadas, la educación, salud y creación de infraestructuras. La empresa, la iniciativa privada, no pueden existir si no hay políticas de educación y salud que le procuren -para hablar en términos muy desnudos- contenedores.
``Un sector privado que se dedica nada más que a la especulación va a carecer de capital humano donde sustentarse. Si el Estado y la iniciativa privada no protegen al capital humano no va a haber ciudadanos ni consumidores. Nos va a tragar el remolino de la especulación financiera, que es el aspecto más negativo de la globalidad.
``Creo que vale la pena, en la era de la globalización, recordar el origen de las ideas de nación y nacionalismo, soberanía y derecho internacional, que suelen ser tratadas en estos tiempos como nostálgicas, anacrónicas. Después de todo, en ellas se fundó, durante 500 años, el mundo moderno'', sostiene.
-La dinámica que el tema propone lleva a diversas encrucijadas. ¿No parecen excesivamente superficiales algunos juicios sobre estos temas como el Estado o los nacionalismos?
-Es mucho lo que se juzga superficialmente. Por ejemplo nación y nacionalismo son términos de la modernidad que aparecen para legitimar ideas de unidad territorial, cultural y política. Esto se hizo necesario para integrar los nuevos Estados surgidos de la comunidad medieval cristiana y de allí nació la ideología nacionalista y de ésta la nación misma. Si ambos, nacionalismo y nación, están en crisis, ¿qué nueva ideología, qué nuevas formas, sustentarán a la sociedad?
``Isaiah Berlin sostiene que todo nacionalismo es respuesta a una herida infringida a la sociedad. La nación la cicatriza. ¿Cuál es hoy nuestra herida social y cómo se la podrá cerrar? Aún no tenemos nombre para ese proceso que nos permita crear lo que antes señalamos, una nueva legalidad para una nueva realidad.''
Los crímenes del siglo
-Y en el tema de globalización y trabajo, ¿cuál es la situación en estos momentos donde el desempleo continúa su avance y se augura un aumento constante de la pobreza?
-Una relación altamente deformada entre globalización y trabajo nos puede llevar de vuelta a los peores crímenes del siglo XX: el racismo, la xenofobia, el exterminio. Si continúa el desempleo cada vez mayor, y se pierden los servicios sociales, la soberanía, se desintegra el derecho internacional y hay congratulaciones en el llamado mundo libre -que considero de cinismo político- cuando en lugar de totalitarismos comunistas o dictaduras militares se instalan capitalismos autoritarios, la globalización puede colocarnos en un mundo indeseable sólo dominado por la lógica especulativa, olvidando al ser humano, infiriendo profundas heridas, destituyendo el orden internacional y consagrando un capitalismo autoritario como forma expedita. Todo esto no significa que la globalización sea fatal o negativa, significa que debe ser controlable y que debe ser juzgada por sus efectos sociales. Creo que aunque el esfuerzo sea arduo puede responderse positivamente a la interrogante de si es posible socializar la economía global y esto en la medida en que la sociedad civil sea capaz de ofrecer alternativas al modelo único.
``No podemos ignorar los aspectos de adelantos tecnológicos, de comunicación inmediata, de transportes, lo que puede ser muy positivo. Pero el aspecto más negativo es la especulación financiera, que conduce a los desastres que estamos viendo, cuando una crisis en Malasia o en Rusia puede afectar por ejemplo totalmente a las economías de México, de Brasil, de Argentina.''
-¿Puede continuarse con el esquema de que en función de terminar con la inflación se produzcan ajustes tras ajustes, con su fuerte incidencia en lo social, agravando la situación?
-No puede continuar ese esquema de que en nombre del combate contra la inflación no haya consumo, ni aumentos salariales, y que avance y aumente la desocupación. En nombre de las privatizaciones no se puede acabar con los monopolios públicos para convertirlos en monopolios privados. Estamos viviendo en América Latina lo que yo llamo un capitalismo de compadres, en donde los gobernantes simplemente resultan ser socios de grandes empresas capitalistas a las cuales les entregan los bienes públicos que se transforman en monopolios privados. Eso ha sucedido mucho en Argentina y ha sido uno de los peores aspectos de la gestión de Carlos Menem. Estos son aspectos que corrompen a los mercados en lugar de favorecerlos.