Cuatro horas en cadena nacional ocupó el video de Clinton
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 21 de septiembre Ť Todas las cadenas nacionales de televisión de Estados Unidos interrumpieron su programación normal para trasmitir el video del interrogatorio del presidente Bill Clinton a cargo del equipo del fiscal independiente Kenneth Starr sobre su relación sexual con Monica Lewinsky grabado el 17 de agosto, y de esta manera todo el mundo pudo observar uno de los documentos clave de la investigación del Congreso en torno a su posible destitución.
Ignorando la sesión de apertura de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, la crisis financiera internacional, y otros acontecimientos, nueve de cada diez televidentes observaron al presidente reconocer que sí tuvo ``contacto íntimo con ella que fue inapropiado''; negar que el mismo se enmarque en la definición de una ``relación sexual'', y acusar a sus interrogadores de ataques políticamente motivados. Varias de las cadenas advirtieron en pantalla: ``Esta sección tiene contenido sexual gráfico'', pero ABC, CBS, NBC y CNN, así como uno de los canales del Congreso, trasmitieron sin interrupción todo el testimonio de poco más de cuatro horas.
A las 9:30 de esta mañana, el Congreso difundió el video del testimonio de Clinton ante un gran jurado, así como más de 3 mil páginas de documentos suplementarios que el fiscal independiente Starr entregó al Capitolio como evidencia para apoyar su conclusión de que existen bases legales para la destitución del presidente.
La mayor parte de la información en el video ya se ha hecho pública, pero la imagen del presidente de Estados Unidos explicando, por ejemplo, por qué el sexo oral no es igual a ``relaciones sexuales'' y negándose a responder sobre si tocó los senos de Lewinsky o utilizó un puro para estimular sexualmente a la entonces becaria de la Casa Blanca de 23 años de edad, sin duda, fue un hecho sin precedente en este país.
El secretario de prensa de la Casa Blanca Mike McCurry dijo que Clinton no vio la transmisión televisiva de hoy; el gobernante estaba en la inauguración de la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Pero el vocero insistió que la difusión del video fue ``innecesaria'' y ``horrible''. McCurry agregó que ``la conducta del presidente, aunque reprensible, no alcanza el nivel de una violación que amerite la destitución según la Constitución''.
Pero en privado los asesores de la Casa Blanca concedieron que casi es inevitable que proceda una averiguación inicial en el Congreso, con lo cual se inicia el largo proceso de destitución, ya que los republicanos controlan la mayoría en el Legislativo.
Sin embargo, varios legisladores republicanos, como Bob Barr, sostuvieron que lo que vieron son pruebas ``directas de que el presidente violó las leyes federales... (y) le corresponde al Congreso decidir si estas actuaciones merecen una destitución''.
Pero de hecho, el video del testimonio podría resultar una ayuda al presidente. Clinton es un maestro de oratoria en público y en el testimonio pareció mantener, en general, la calma, mientras abogados hostiles intentaban comprobar que el presidente había mentido en una declaración bajo juramento anterior, en la que negó haber tenido una relación sexual con Monica Lewinsky.
Las encuestas de ayer sugirieron que una mayoría de estadunidenses se oponía a la difusión de esta información y que el presidente no debería de ser removido de su puesto.
Hice lo que la gente hace...
El interrogatorio por video, grabado en el Salón de Mapas de la Casa Blanca, muestra sólo la cara del presidente al ser interrogado por Starr y tres de sus abogados que buscan demostrar que el mandatario mintió sobre su relación con Lewinsky cuando fue interrogado, también bajo juramento, en el caso de la demanda legal en su contra presentada por Paula Jones. La ex empleada estatal Jones había acusado a Clinton de hostigamiento sexual cuando él era gobernador de Arkansas, y Clinton fue obligado ofrecer testimonio por video en ese caso en enero de este año.
Clinton sostiene que el caso de Jones, e implícitamente el de Lewinsky, son políticamente motivados y patrocinados por sus enemigos con el propósito de destruir su presidencia. Señaló que en el caso de Jones (pero todo mundo entendió que el mensaje era para Starr) ``querían obtener cualquier cosa negativa para mí, meterlo en un declaración y filtrarlo como una violación a una orden de un juez... Hicieron una buena labor de eso y se salieron con la suya, porque su tarea era hacerme daño''.
Clinton, quien de vez en cuando daba sorbos de una diet coke, insistió en varias ocasiones en el video en que declaró la verdad en el caso Jones, pero que nunca se encontró bajo la obligación de ofrecer explicaciones de asuntos sobre los cuales nadie preguntó.
Pero Clinton si reconoció que intentó esconder su relación con Lewinsky. ``Hice lo que hace la gente cuando hace algo malo, intenté hacerlo cuando nadie se fijaba''. Pero al mismo tiempo, reiteró que ``la mayoría de la gente'' en Estados Unidos opina que una relación es sexual sólo cuando incluye coito. ``Si (se es) la persona sobre la cual se practica el sexo oral, entonces el contacto no es con nada'', como se definió en el caso Jones, reiteró Clinton.
Los documentos difundidos hoy incluyen una fotografía del vestido azul no lavado --a pedido de Linda Tripp, quien entregó a Starr varias cintas en la que la joven ex pasante admite su relación con el presidente-- de Lewinsky, con una mancha que la FBI determinó que es el semen de Clinton.
También incluye partes del testimonio de Lewinsky ante este mismo gran jurado, así como cientos de documentos más. Lewinsky, quien sostiene que el presidente luchaba por resistir su deseo de estar con mujeres, expresa su afecto sexual para el mandatario y su frustración porque la relación no continuó. Insiste en que Clinton tocó sus senos y otras partes íntimas de su cuerpo y que, en por lo menos dos ocasiones, la llevó al orgasmo.
Pero tardará unos días para que la prensa revise las 3 mil páginas de material de la investigación Starr, y por lo tanto toda la atención se enfocó hoy sobre el video.
Durante cuatro horas, Clinton afirma que no mintió, ni pidió a ningún otro testigo en el caso que mintiera, ni trató de influir en testigos; todo con el propósito de negar las acusaciones de Starr de que el presidente había cometido violaciones de la ley como perjurio, obstrucción de justicia e influir en testigos. Sin embargo, Starr, sin sorprender a nadie, llegó a estas conclusiones de todas formas.
Clinton evadió ciertas preguntas, y se negó a responder a varias sobre actos sexuales particulares. Insistió en que su declaración inicial antes del interrogatorio, donde reconoce sus ``contactos íntimos inapropiados'', era respuesta suficiente.
Los abogados de Clinton, y varios de los estrategas políticos de la Casa Blanca, esperan que el video podría producir un efecto adverso para Starr y los republicanos ante la opinión pública.
Aunque la mayor parte de los estadunidenses dijo estar contra la difusión del video, al parecer la mayoría también vio la transmisión, o por lo menos una parte. La especulación política antes de hoy fue que el video podría dañar aún más al presidente, algunos adivinando la ira de Clinton bajo interrogatorio y posiblemente momentos de pérdida de control que podrían haber ocurrido durante la sesión, lo que mostraría una imagen negativa del presidente.
Pero varios analistas señalaron que el gobernante mantuvo la calma en casi todo momento, y que sus expresiones de simpatía para Lewinsky y su irritación ante ciertas preguntas muy personales podrían ser interpretadas de forma positiva por el público.
``Daría cualquier cosa en este mundo para no admitir lo que he tenido que admitir hoy aquí'', afirmó Clinton durante el interrogatorio. Expresó que durante casi seis años se ha dedicado casi por completo a su trabajo como mandatario, y que durante ese tiempo ha sido sujeto a cosas que ningún otro presidente ha enfrentado, incluyendo una demanda legal que buscó dañarlo políticamente y ``una investigación del fiscal independiente sobre la cual se han generado serias dudas''.
Todo el mundo observó al presidente cuando era interrogado. A primera vista, el video no hará, por sí solo, que nadie cambie su opinión sobre este asunto. Pero sólo la escena de un gobernante, sin el sello presidencial, sin la bandera nacional, sin ningún símbolo de su puesto como estadista del país más poderoso del planeta, teniendo que responder a preguntas sobre su vida íntima ante todo el mundo, es un hecho, pues, histórico.
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 21 de septiembre Ť Las mañanas y tardes en la televisión son estrictamente reservadas para las telenovelas en Estados Unidos. Pero hoy, la serie más impresionante de la historia las eliminó de las ondas en las cadenas nacionales más importantes (incluso fue proyectada en la pantalla gigante de Times Square en Nueva York). No se trata de una importación brasileña, ni argentina, ni mexicana. Esta es hecha en casa.
Contiene todos los elementos clave de toda telenovela: sexo, traición, poder, conspiraciones, rumores maliciosos; buenos que son malos y malos que resultan ser, pues, más malos, y suspenso, ingrediente fundamental. Nadie sabe qué pasará el martes. No cambien de canal, mañana a la misma hora, habrá otro capítulo de Guillermo (Bill) y Mónica. Todas las noches, los noticieros comentan el último capítulo, y varios chismosos intentan adivinar lo que sucederá en el próximo.
En los papeles estelares: en el de presidente, William Jefferson Clinton: ¿Mujeriego, mentiroso que se ha acostado con cientos de mujeres desde sus días como procurador general de Arkansas?, o ¿``nuevo demócrata'' con una visión mundial de cómo cruzar ``el puente al siglo XXI''? Ha engañando a su público desde que admitió haber fumado mariguana pero nunca haberla inhalado, y tiene una historia de maniobrar la verdad con gran talento, lo cual culminó con su rechazo y luego confesión sobre sus relaciones sexuales con Monica.
Pero sus admiradores lo perciben como un líder político valiente (ovacionado con entusiasmo y simpatía hoy en la Asamblea General de la ONU), que ha gobernado con éxito este país y que sólo está sufriendo ataques motivados políticamente por sus enemigos sobre su vida personal que no tienen nada que ver con su gestión presidencial. ¿Sobrevivirá?, pregunta el mundo.
En el papel de fiscal de la Santa Inquisición: Kenneth Starr. Un hombre con opiniones políticas abiertamente derechistas, cuyo padre fue pastor texano ultraconservador. El juez Starr ha gastado 40 millones de dólares en fondos públicos para realizar una investigación que nunca resultó en pruebas de que Clinton ha violado la ley en el escándalo Whitewater, y que ahora está provocando una crisis constitucional al entregar un informe al Congreso acusando al presidente de violaciones tan serias como perjurio y obstrucción de la justicia, pero sólo en torno de una relación íntima y personal del primer mandatario.
¿Logrará derrocar al líder del mundo libre?, preguntan los fans de esta telenovela.
En el papel del diablo con vestido azul: Monica Lewinsky. Una joven becaria de la Casa Blanca quien se enamoró de un presidente poderoso, y cuya pasión la llevó a pensar que Clinton dejaría a su esposa por ella. Lewinsky, quien tuvo diversas relaciones sexuales con hombres más grandes que ella, pidió una relación íntima con el estadista, le enseñó nuevos usos para los puros presidenciales y las mentas Altoid, y lo conquistó (momentáneamente) con un vestido azul. Monica ha tenido problemas para conseguir un buen trabajo, pero de pronto ha recibido ofertas multimillonarias para su cuento. ¿Todavía lo ama o sólo fue una atracción potencialmente mortal (políticamente)?
Las otras mujeres...
Betty Currie: la leal secretaria personal del presidente, quien desde su oficina frente a la Oficina Oral, perdón, Oval, ayudó a facilitar las entrevistas entre Lewinsky y Clinton.
Paula Jones: empleada de nivel bajo del estado de Arkansas que acusó al presidente de solicitarle favores sexuales cuando era gobernador de Arkansas. Con millones de dólares provenientes de fundaciones ultraconservadoras, Jones demandó a Clinton por hostigamiento sexual pero perdió su primer intento legal. Ahora apeló ese dictamen, alegando que las nuevas pruebas contra el presidente presentadas por Starr ameritan un segundo juicio.
Gennifer Flowers: la ex locutora de televisión local en Arkansas y a veces cantante en antros poco lujosos, declaró que había tenido una relación amorosa con Clinton durante 12 años. Clinton lo negó en una entrevista durante su campaña presidencial de 1992, pero en enero pasado admitió haber tenido una relación sexual con Flowers.
Hillary Rodham Clinton: esposa que juega el papel de mujer fiel que apoya a su marido a pesar de sus pecados. También es abogada de amplio talento y cuya primera experiencia política en Washington fue como asistente del comité legislativo que condujo la investigación del caso Watergate contra Richard Nixon en los setenta. Se dice que se enteró de la relacion sexual con Monica cuando se lo confesó Clinton, el fin de semana antes de dar su testimonio ante el gran jurado de Starr, y que fue un golpe muy doloroso; pero no fue la primera vez.
Kathleen Willey: la voluntaria de campañas electorales, quien dice que Clinton la invitó a su cuarto en un hotel durante una visita presidencial en Virginia en 1993. También afirma que durante una reunión en la Casa Blanca, el presidente la besó y le acarició los senos.
El reparto
Sidney Blumenthal: el ex periodista que trabaja en la Casa Blanca y es acusado de promover rumores sobre las vidas personales y sexuales de varios opositores republicanos de Clinton.
Linda Tripp: la amiga que traicionó a Monica al grabar, sin avisarle, las conversaciones entre ambas sobre las relaciones sexuales de Monica con el presidente y después se las entregó a Starr. También fue la fuente de las acusaciones de que Clinton pidió a Willey una relación sexual y, antes, de que el ex presidente George Bush tuvo una relación sexual extramatrimonial. Fue quien aconsejó a Lewinsky guardar y no lavar su vestido azul, que luego se convirtió en una prueba crítica en la investigación sobre gobernante.
Lucianne Goldberg: la agente literaria neoyorquina que aconsejó a Linda Tripp grabar sus pláticas con Lewinsky sobre su relación con Clinton. Goldberg es una partidaria republicana que antes trabajó como espía pagada para la campaña del presidente Richard Nixon y que presentó a los policías estatales de Arkansas que acusaron al mandatario de mujeriego cuando era gobernador.
Henry Hyde: el republicano presidente del Comité Judicial de la Cámara, que tiene la responsabilidad de determinar en las próximas semanas si recomienda una averiguación formal sobre la destitución presidencial. Recientemente, Hyde, líder conservador y antiguo promotor de los ``valores familiares'', debió admitir que tuvo una relación extramatrimonial hace 30 años.
Vernon Jordan: el ex activista de derechos civiles y ahora poderoso abogado en los circuitos más exclusivos de Washington (es miembro de la junta directiva de Dow Jones, donde conoció a Carlos Salinas de Gortari) y asesor-amigo de Clinton. Jordan fue baleado una madrugada en esta capital hace años cuando estaba en un auto con una mujer que no era su esposa. Intentó ayudar a Lewinsky a conseguir un empleo en Nueva York y a encontrar un abogado cuando Starr la llamó a testificar.
David Kendall: abogado personal de Clinton y amigo de Hillary.
Evelyn Lieberman: ex subdirectora de personal de la Casa Blanca que ordenó que Lewinsky fuera trasladada de la Casa Blanca a un puesto en el Pentágono, porque temía que la joven se había comportado de una forma ``inapropiada e inmadura''.
Marcia Lewis: madre de Monica y quien aconsejó a su hija no soltar mucho a los investigadores de Starr, pero a quien después se le otorgó inmunidad plena, junto con su hija, a cambio de su testimonio y cooperación con el fiscal. Es sospechosa de haber promovido el cuento de su hija a cambio de millones de dólares ante el mundo periodístico amarillista y las editoriales.
Mike McCurry: el fiel vocero del presidente que aparentemente ha sido víctima de las mentiras de todo mundo, incluso las de su jefe. Ha anunciado que se retirara en octubre.