FERVOR Y BAILE EN LA ARENA MEXICO
Alma E. Muñoz Ť El espacio para la lucha libre y el boxeo se convirtió una vez más en escenario religioso para que a ritmo de cumbias, salsas y quebraditas se obtuvieran ``sanaciones divinas'' para los integrantes de la orden católica Renovación Cristiana en el Espíritu Santo.
Rodeados por emblemas alusivos al pugilismo, el ring side de la Arena México se convirtió en altar para orar por la sanación de enfermos y lograr palabras de aliento para resolver conflictos personales.
Acompañados de pasos gruperos, movimientos estilo La Macarena y de la Víbora de la Mar, alrededor de cinco mil cristianos pidieron por el perdón de sus pecados sin olvidar la oración para los damnificados chiapanecos.
Así, desde la oración al Santísimo disfrutaron del show de los padres Edgar Larrea y Santiago Huerta -- este último ex pugilista y mejor conocido como El Padre Saltarín--, quienes marcaron los pasos a seguir para iniciar los cantos religiosos.
No obstante la ausencia del cardenal Norberto Rivera, el obispo auxiliar de la ciudad de México, José de Jesús Martínez, realizó la procesión religiosa previa a la homilía de estilo pugilístico, cuyos saludos y bienaventuranzas le tomaron casi 20 minutos.
Pese a dar inadecuadamente las instrucciones de colocación de manos, el párroco Edgar Larrea convirtió la Arena México en un salón de baile al estilo cumbiambero, pues sus indicaciones caían en ``metan los dedos debajo de la falda o el pantalón'' para iniciar los movimientos.
No faltaron los brazos elevados, el contoneo de la cadera o los brincos alternos para entonar los cánticos y buscar el ``pase al cielo'' o motivar a los feligreses, animados incluso por seminaristas, para terminar la frase de ``al que quiera azul celeste, que le cueste'', y de invitar a los mismos a hacer cosquillas a sus compañeros de baile.
La propaganda tampoco faltó, pues se precisó que el padre Larrea grabó algunos audiocasetes que se pueden adquirir en Alabama 199.
Emilia Pérez, integrante de la orden religiosa, contó a sus compañeros que con la oración al Santísimo logró superar su problema de miopía, pues ``sentí cómo el Espíritu Santo me llegó y alcancé a ver a todos mis hermanos que están aquí''.
El ``milagro'' lo aplaudieron los presentes y correspondió al Padre Saltarín presentar a personas que vieron a ``la Virgen sobre un mundo azul, sonriendo y que era presentada por Jesús''. Esto, dijo, es la prueba del gran ``poder de Dios''.
Cada año, la orden de la Renovación Cristiana en el Espíritu Santo realiza un encuentro con la Arquidiócesis de México, últimamente en la Arena México.