¿Qué tan lejos estamos de una catástrofe bancaria como la que estalló en Rusia hace algunas semanas? Según expertos en las ciencias ocultas del dinero, consultados por el tonto del pueblo, la distancia no es muy grande.
Desde que el escándalo del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) quedó al descubierto a finales de mayo, las acciones de los bancos que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) se han depreciado cerca de 70 por ciento.
Si estos indicadores mantienen su tendencia a la baja, en cualquier momento podría ocurrir lo que sucedió en Rusia: que la gente se arremoline a las puertas de los bancos y pretenda sacar todo su dinero. Bastaría con que apenas 3 por ciento de los ahorradores del país retirasen sus depósitos en efectivo, para que los bancos quedasen secos.
Para evitar este desastre de proporciones incalculables, el ``gobierno'' chilla y patalea diciendo que el Congreso debe convertir en deuda pública, pero ahoritita mismo, los 552 mil millones de pesos del Fobaproa.
El PRI, en una maniobra que le resta dramatismo a los desesperados exhortos del ``gobierno'', ha sugerido que el Congreso transforme en deuda pública únicamente 70 por ciento de los 552 mil millones de pesos.
El PAN, que estaba en la luna cuando el PRD abrió el debate sobre el tema, y que sigue sin hacerse una idea clara respecto de la mejor solución de este enigma, ha propuesto que se reconozca como deuda pública un salomónico 50 por ciento.
El PRD, precursor de esta lucha histórica, ha concentrado su imaginación en concebir medidas para proteger a los ahorradores más injustamente golpeados y en exigir acción legal e investigaciones judiciales hasta las últimas consecuencias, para castigar a los principales responsables y reparar el daño cometido en perjuicio de todo el país.
Este es, pues, el panorama que prevalecía públicamente a principios de la semana que mañana termina, cuando los cuatro actores aquí enlistados llegaron a lo que ha dado en llamarse un ``acuerdo marco''.
¿Qué significa esto?
Nada.
De los tres partidos importantes del Congreso -los hechos lo demuestran con elocuencia-, el PRD ha sido el más sensible, el más oportuno, el más resuelto y, de hecho, el único que ha reaccionado con la sencilla pero clarividente intuición del pueblo raso frente al máximo fraude perpetrado en la historia de México.
El acierto de la postura política fijada por Andrés Manuel López Obrador en su Manifiesto de Villahermosa del 28 de mayo, fue corroborado el pasado 30 de agosto por el éxito del plebiscito sobre el Fobaproa, al que acudieron más de 3 millones de personas, 95 por ciento de las cuales rechazó la propuesta del ``gobierno''.
Al PRD, sin embargo, dicen no sólo analistas bursátiles, sino observadores políticos atentos, le falta definir una solución técnica que rescate, efectivamente, el sistema bancario del país y establezca un patrón de justicia que marque el inicio de una nueva etapa en nuestra historia.
La gloria que el PRD ha alcanzado, al hacer antes que nadie un diagnóstico preciso de la enfermedad conocida como Fobaproa, podría evaporarse si el partido de la bandera amarilla y negra no consigue que el Congreso aplique la mejor medicina para salvar al paciente.
Y el paciente, dice el tonto del pueblo, no es el sistema bancario, sino la economía nacional.
Pero vayamos a los números.
Perdonadas de antemano las redundancias que en seguida se repetirán en las líneas venideras, tomemos papel y lápiz.
a) ¿Cuánto vale la Bolsa Mexicana de Valores?
b) ¿Cuánto vale el sistema bancario?
c) ¿Cuánto vale el Fobaproa?
Nadie se aterrorice, por favor, que las respuestas ya están a la mano.
Según el último reporte del Grupo Financiero Banamex-Accival (La Jornada, 17/09/98), hasta la primera semana de este mes de septiembre ``el valor de mercado'' (o sea en metálico) de la BMV ascendía a 90 mil millones de dólares.
Para los expertos bursátiles, dicho sea a tiempo, ésta bien podría ser una estimación optimista, destinada a sorprender la buena fe de los incautos, porque Banamex, como se sabe, está en el negocio. En sus propios cálculos los especialistas consideran que la BMV vale, cuando mucho, 50 mil millones de dólares.
-Entonces -dice el tonto del pueblo-, hagámonos patos como el PAN y digamos que la Bolsa vale 70 mil millones de dólares.
Ahora bien, ¿cuánto vale el sistema bancario? El diputado perredista Pablo Gómez Alvarez, miembro de las comisiones legislativas que discuten el Fobaproa, escribió ayer en este diario:
``Los cinco bancos vivos que no fueron intervenidos ni revendidos por el gobierno (Banamex, Bancomer, Serfin, Bital y Banorte) tienen en su conjunto unos 60 mil millones de pesos de capital contable, pero su cartera vencida es de 160 mil millones al 28 de febrero del presente año''.
¿Qué significa lo anterior? Que el rescate del sistema bancario, el que verdaderamente necesita el país para que la economía siga funcionando, vale 16 mil millones de dólares.
Por último, ¿cuánto vale el Fobaproa? Hasta antes de las actuales devaluaciones, cuando el dólar estaba a 8 pesos, los 552 mil millones de pesos que el ``gobierno''propuso convertir en deuda pública equivalían a 67 mil millones de dólares. Hoy, con el dólar a 10, la cifra aritméticamente ha bajado a 52 mil millones de dólares, pero como muchas obligaciones del Fobaproa están en dólares, es legítimo seguir hablando de los 67 mil millones de dólares originales. Así, pues, anotemos las respuestas a nuestras preguntas.
a) La BMV vale 70 mil millones de dólares.
b) El sistema bancario vale 16 mil millones de dólares.
c) El Fobaproa vale 67 mil millones de dólares.
A continuación, algunos razonamientos elementales.
Si la BMV -olla donde están representadas todas las empresas del país- vale 70 mil millones de dólares (o incluso los 90 mil millones que aduce Banamex), ¿por qué el ``gobierno'' dice que el Fobaproa, a su vez, vale casi lo mismo?
¿No se supone que los bancos son tan sólo una parte de la Bolsa? Bien lo anota el diputado Gómez Alvarez: ``Los cinco bancos vivos que no fueron intervenidos ni revendidos por el gobierno (...) tienen en su conjunto unos 60 mil millones de pesos de capital contable...''. Esto es, poseen 6 mil millones de dólares.
Y esto, sonríe el tonto del pueblo, suena ya mucho más lógico: la BMV vale 70 mil (o 90 mil) millones de dólares, de los cuales el sistema bancario participa con 6 mil. Parece bastante razonable, ¿no es cierto?
La pregunta madre de todas las preguntas, entonces, es la siguiente:
¿Por qué el Ejecutivo federal pretende que el pueblo pague íntegros los 67 mil millones de dólares, cuando el rescate del sistema bancario vale sólo 16 mil?
Alguien está tratando de tomarnos el pelo.
¿Por qué el ``gobierno'' insiste en condenarnos a pagar durante 30 o 40 años una deuda monumental que, en su mayor parte, serviría para rescatar bancos como Unión, de Carlos Cabal Peniche, o Anáhuac, de Federico de la Madrid, que en la práctica son instituciones de crédito que ya no cuentan?
¿Por qué el ``gobierno'' plantea como solución de vida o muerte que el pueblo pague con más sacrificios y mayores privaciones lo que irresponsablemente derrocharon nuestros jóvenes y audaces aventureros de las finanzas?
Los bancos muertos, muertos están.
El sistema bancario ha seguido funcionando sin ellos.
¿Para qué salvarlos?
Siempre según las revelaciones del diputado Gómez Alvarez publicadas ayer aquí, el rescate de los bancos ``muertos o moribundos'' vale 350 mil millones de pesos (suma, dicen los expertos, que no puede traducirse directamente a 35 mil millones de dólares, porque en esos paquetes de cartera vencida muchos compromisos están en papeles verdes).
Surgen, pues, más preguntas.
¿Por qué el ``gobierno'' tiene tanto interés en cubrir los adeudos de los bancos muertos? ¿Es creíble que los banquitos deban, en su conjunto, el doble de lo que deben los bancotes? ¿Qué hay dentro de esas tumbas?
Si tomamos el ejemplo de Banco Unión, de Cabal Peniche, y vemos su caso a la luz de las denuncias que ha presentado el PRD ante la Procuraduría General de la República, en los expedientes de cartera vencida que esa institución pasó al Fobaproa están los 72 millones de dólares de la campaña electoral de Roberto Madrazo en Tabasco.
¿Por qué el ``gobierno'' se empeña en que paguemos la campaña electoral de Madrazo?
Banco Unión, dicen los especialistas, contaba con una arrendadora financiera -Arrendadora Unión- que sacaba enormes volúmenes de dinero de la caja del banco y los prestaba, sin garantía de crédito, a empresas fantasmas a las que jamás intentó cobrarles. Hoy, todas esas pérdidas figuran en el Fobaproa.
Pero ésta, de ningún modo, fue una actitud exclusiva de Cabal Peniche, sino un patrón de conducta de todos los pequeños grupos de financieros oportunistas que aprovecharon sus contactos con el ``gobierno'' para hacer el negocio de su vida bajo la protección del poder.
¿Por qué hemos de pagar por ellos?
En las tumbas del Fobaproa, dicen los analistas bursátiles, están las aportaciones que los más ricos entre los ricos del país hicieron en 1993, a petición de Salinas de Gortari, para financiar la campaña presidencial del PRI de la que, por conocidas circunstancias, saldría electo el doctor Zedillo.
Pero en esos mismos sepulcros, afirman, están los muchos millones de dólares que Oscar Espinosa Villarreal saqueó de Nacional Financiera en complicidad con el PRI, como de los fraudes ejecutados por un abanico de diversas uniones de crédito, de las cuales la más famosa es Unicreva, de Adriana Salinas de Gortari, que han recibido en su contra numerosas denuncias.
-En el Fobaproa, para acabar de una vez -dice el tonto del pueblo-, está el origen del enriquecimiento inexplicable de muchos políticos que sostienen una relación de fuerza con el Ejecutivo federal y mantienen ``acotado'' al Presidente de la República.
El Ejecutivo federal, por lo tanto, al menos de aquí al primero de diciembre del año 2000, no tendrá la capacidad de ordenar que las tumbas del Fobaproa sean abiertas.
Esta es, hoy, la histórica tarea del Congreso.
Muchos otros temas quedan pendientes en la agenda. La tortilla ha alcanzado un precio récord de 3 pesos, casi lo mismo que valía un dólar al principio del sexenio. Los tiburones ``culturales'' del régimen continúan adelante con el ambicioso sueño de privatizar los teatros de la Unidad Artística y Cultural del Bosque. La sociedad se organiza para deternerlos... La revista Fractal, en su último número, ofrece una acalorada polémica sobre la Ley de Derechos y Culturas Indígenas, en el que participan Roger Bartra, Antonio García de León, Luis Hernández Navarro, Julio Moguel y otros... A petición del público, dado su enorme éxito en esta ciudad, el Grupo Dramo, de Venezuela, se despedirá de México, hoy y mañana, en el Teatro Helénico.