SE CUMPLEN 13 AÑOS DEL SISMO
Daniela Pastrana Ť Trece años después de los terremotos que sacudieron a la ciudad de México, las organizaciones sociales que impulsaron la reconstrucción del Distrito Federal aceptan que ha concluido la etapa de lucha social que encabezaron.
Ahora, con sus principales cuadros enclavados en cargos legislativos y del gobierno y los liderazgos desgastados luego de años de movilizaciones, los grupos del Movimiento Urbano Popular (MUP) que surgieron o se renovaron buscan redefinirse en un nuevo esquema de relación con la autoridad que permita aprovechar la experiencia participativa en las acciones de gobierno.
Jueces convertidos en parte, catalizadores de un proyecto que se concretizó el 6 de julio de 1997 --y que no a pocos tomó por sorpresa--, los que encabezaron el movimiento social y político que abrió el espacio para la democratización de la ciudad regresan al 19 de septiembre de 1985 desde sus nuevos espacios de poder y reconocen: hay que cambiar. El asunto es cómo.
Desde ese entonces, los mapas del MUP han cambiado tanto como la ciudad. Las organizaciones --que llegaron a ser más de 50 y que fueron los pilares del crecimiento perredista en la ciudad-- se han segmentado y reagrupado, algunas incluso, perdieron representatividad o ya desaparecieron.
Y las que sobreviven, trazan hoy nuevos rumbos.
Los primeros dirigentes
Líder fundador de la primera Asamblea de Barrios, que a 11 años de su constitución --el 4 de abril de 198-- es conocida en la jerga perredista como ``asamblea de varios'', por la gran cantidad de escisiones que ha tenido, el diputado local Javier Hidalgo sigue terco en su defensa de las organizaciones de gestión social. Las vivienderas, les dicen.
``La movilización ciudadana que impulsaron fue fundamental, no sólo para la reconstrucción de la ciudad después de los sismos, sino también para la reforma política que se empezó a dar; la misma Asamblea Legislativa surgió como respuesta al movimiento de esta transición que inició con los sismos y que no ha terminado'', dice.
No es gratuito, recuerda, el voto de Cuauhtémoc Cárdenas a Superbarrio en las elecciones de 1988. Y revira las críticas: ``tenemos nuestras historias negras, como todos, pero han sido mucho más y más importantes los logros, ha sido la base del PRD local, ha dado cuadros, arraigo en los comunidades''.
Para el legislador, en estos momentos sería impensable una Conamup de los ochenta, o una Coordinadora Unica de Damnificados (CUD), cuyo fin principal era la demanda de vivienda. ``Ya crecieron los cuadros, se necesitan nuevos, somos los mismos que hemos estado en todas las reformas de la ciudad''. El reto ahora es aprovechar la experiencia de participación y movilización ciudadana de las organizaciones en el ejercicio de gobierno.
Desde otra óptica
Desde las nuevas y amplias oficinas del PRD en el Distrito Federal, Gilberto Ensástiga, dirigente de la Unión de Colonias Populares (UCP) --una de las organizaciones anteriores a los sismos que aún sobrevive-- y secretario de Organización del Comité Ejecutivo Estatal perredista, asume la posición institucional: ``las organizaciones no son hoy la estructura principal del partido. El PRD es un partido que ha crecido mucho y ahora su base está en la estructura territorial''.
Ahora, dice, es fundamental que los funcionarios y su propio partido, como institución, se deslinden de la dirigencia de los grupos de gestión social. ``Son dinámicas diferentes, porque las organizaciones no son coyunturales, tienen una vida permanente de articulación, promoción e incluso coordinación de las propuestas ciudadanas y las acciones de gobierno, por su propio esquema participativo''.
Lo que se necesita, dice, es ampliar el ámbito de las movilizaciones, en ``un papel cívico que implica renovación de esquemas organizativos''. En este sentido, a 19 años de su constitución --el 17 de julio de 1979-- los dirigentes de la UCP, que en 1982, luego de una intensa discusión, decidieron incorporarse a los procesos electorales como organización social, se reunieron el 11 y 12 de julio pasados para discutir el rumbo político en torno a tres ejes: el trabajo comunitario o político territorial, la relación con el gobierno perredista y las perspectivas del MUP. ``Estamos en una etapa de recomposición'', concluye Ensástiga. ``No hay organizaciones nuevas del MUP, sino agrupaciones que intentan articularse en nuevos problemas''.
Lo que ya terminó
A 12 años de su fundación --en agosto de 1986-- la Unión Popular Nueva Tenochtitlán (UPNT), brazo social del grupo político más fuerte del PRD capitalino, está en una dinámica de descentralización. Un reacuerpamiento que no implica la disolución, asegura el diputado local Antonio Padierna, líder fundador de esa organización que ha sido satanizada por el excesivo centralismo de la dirigencia que encabezaba su hermana, la diputada federal Dolores Padierna.
``Muchas de las organizaciones hemos cumplido uno de los objetivos de la lucha, que era la transformación social y política; concluir esta etapa no quiere decir que está concluida la lucha, sino que ahora está apoyada en un gobierno en el que tenemos confianza para una nueva conformación social. Y ya no habrá necesidad de concebir a la organización como un ente de lucha ante un gobierno, sino como aglutinadora de las demandas ciudadanas''.
En este proceso, varias organizaciones se han desprendido de la UPNT. Entre ellas, la Unión Benita Galeana, constituida hace un par de meses y cuya mesa directiva, encabezada por Gerardo Villanueva, está formada por un grupo que desde 1993 ha trabajado de cerca con Martí Batres, líder de la mayoría perredista en la ALDF y quien, hasta su designación como coordinador parlamentario era de las cabeza principales de la organización.
Y hay otros, como el de la diputada local Virginia Jaramillo, que se ha denominado Amigos del Centro, o el del grupo de Antonio Padierna, constituido como Unidad Azcapotzalco.
Acusada por los propios perredistas de lucrar con los desayunos escolares y utilizar la organización como medio de fortalecimiento político durante el tiempo en que el PRD local fue dirigido por René Bejarano, actual director de gobierno capitalino, la UPNT es de las organizaciones que más cuadros políticos ha formado. Y ahora, dice Padierna, ``debe fluir una corriente renovadora que venga a trazar los nuevos ejes de lucha, porque a nosotros los tiempos de los trabajos nos impiden estar permanentemente con ellos''.