La Jornada 18 de septiembre de 1998

Rechaza Zedillo que exista coyotaje con apoyos oficiales

Rosa Elvira Vargas, enviada, Mapastepec, Chis., 17 de septiembre Ť No bien acababa de descender del helicóptero que lo trajo a Huixtla, el presidente Ernesto Zedillo rechazó el reclamo de una mujer damnificada que denunció coyotaje con los víveres que llegan a la zona del desastre. El mandatario de inmediato le pidió no hacer ``acusaciones infundadas''. Entonces él mismo denunció a las organizaciones de ``carácter nacional'' que afirman tener recolectadas mil toneladas de alimentos, ``y yo no he visto un kilo de esa ayuda que podrían estar distribuyendo directamente''.

Blanca Estela de Castillejo abordó al mandatario en el auditorio municipal, donde el Ejército hace acopio de víveres para enviarlos en bolsas como despensa a las comunidades aisladas e incomunicadas, luego del meteoro de hace diez días.

-Presidente, le pido que no sean coyoteados los alimentos, porque no están llegando exactamente al lugar donde se necesitan...

Para atajar el comentario, el mandatario le reiteró que en los centros urbanos los alimentos ya elaborados se distribuyen en los albergues, mientras que en las comunidades aisladas ``tenemos que descansar en la buena fe de las personas''.

-Pero es que hay mucha gente que está abanderándose con esto, que no tiene necesidad, porque no perdió sus casas -insistió la mujer.

-No, pues sí. Mire, por ejemplo, hay organizaciones de carácter nacional que están diciendo en la ciudad de México que están haciendo grandes colectas, y que yo no he visto un kilo de esa ayuda que ellos podrían estar distribuyendo directamente aquí.

Los grandes desplegados

``Pero ese no es problema del gobierno. El gobierno está asegurando que toda la ayuda se reparta bien. Yo no me puedo hacer responsable por lo que se está recolectando por parte de organizaciones privadas, incluso poniendo grandes desplegados en los periódicos pidiendo la ayuda. Y yo vengo y no encuentro ninguna de esa mercancía.

``Ese es asunto de la sociedad civil. Lo que es responsabilidad del gobierno, lo estamos haciendo como debe hacerse.

``Estoy hablando, por ejemplo, de esa organización -y toca con el índice el escudo de la Cruz Roja que Blanca Estela lleva en su vestido- que dice que tiene mil toneladas de ayuda''.

-Y no ha llegado -responde ella.

-¡Ah! Bueno, pues explíqueselo a los periodistas -pide Zedillo.

-Toda la ayuda de la Cruz Roja se quedó en Tapachula, donde no pasó nada -cierra el comentario la mujer.

El recorrido por la zona devastada por las tormentas en la costa chiapaneca llevó también al mandatario a Villa Comatitlán y de nuevo a Mapastepec, municipio que permanece todavía incomunicado por tierra y donde las personas que se alojan en los albergues no ocultan su desesperación. Esto, no sólo porque han perdido todo aquello que les pertenecía, sino porque fueron suprimidos algunos espacios para enviar a la gente al auditorio municipal, en el cual el graderío se utiliza como una cama donde no hay la menor privacidad para los cientos de hombres, mujeres y niños.

Precisamente en Huixtla -donde hace una semana el Presidente midió la fuerza que alcanzaron los ríos crecidos ante un puente de ferrocarril que fue arrasado por la corriente y que hoy es levantado con la instalación de gruesos pilotes- evaluó el estado que guarda esta parte de Chiapas.

Dijo que hasta hace cuatro días la situación seguía siendo desesperada, pero que hoy está ``bajo control''. La gente, admitió, sufre todavía mucho, especialmente en aquellos puntos a los que por circunstancias físicas no se puede arribar. ``Hasta ahora hemos tratado de llegar con algo prácticamente a todos los sitios, pero ese algo es muy poco; es sólo para evitar que la situación derive en un desastre de proporciones humanas que es todavía mucho más lamentable, pero, por fortuna, estamos avanzando'', apuntó.

Todos los días se ha notado algún avance incluso sustancial, continuó. El reporte de abasto que se rindió anoche (el miércoles) es muy distinto al que se tenía hace tres días, y lo mismo ocurre en materia de comunicaciones y de salud. En este último renglón es satisfactorio que no se han presentado brotes masivos de epidemias.

La situación es grave, insistió, ``y el avance no nos permitirá estar muy pronto donde quisiéramos, pero en la medida en que se siga trabajando, habrá condiciones cada vez más satisfactorias''.

Zedillo hizo altos en el camino, en las obras de reparación de caminos y puentes que atraviesan ríos, cuyos caudales han disminuido ya unos cinco metros de lo que llegaron a tener en el punto más alto de las inundaciones. Visitó albergues donde el recuento de tragedias personales estruja, pero donde también además de la comida, el reclamo unánime sigue siendo la reposición de viviendas.

Ofreció entonces los programas que diseña la Sedeso -cuyo titular Esteban Moctezuma estuvo hoy en la gira- para la recuperación total o parcial de viviendas, según sea el caso. Igualmente inconmovible en su determinación de no dar despensas en centros urbanos, el Presidente se mostró tajante en otro punto: ``No voy a reconocer ningún comité''.

Quiero, decía insistente, que cada persona, cada familia, se responsabilice de irse a registrar (a las mesas municipales donde se elabora el censo de vivienda), y a cada una en lo individual se le dará respuesta. A quien se ostentaba como representante de una comunidad, el mandatario le dijo que hay personas que se aprovechan de estos desastres para hacer comités, para hacer política, para engañar a la gente y a veces, hasta para ``sacarle'' dinero.

Otras personas se encontraron, al pedir por la reposición de sus casas, una respuesta igual de firme del mandatario:

-Es que ya no van a vivir allí; los vamos a reubicar.

-¿Ya no vamos a permanecer ahí?

-No, les vamos a dar otro lugar, porque si no, en el próximo desastre se me ahogan, y no quiero eso. Mejor les damos un terreno en un lugar más seguro.

En Villa Comaltitlán, un albergue al que llegaron todos los que resultaron afectados en la comunidad de El Playón, una cantidad impresionante de niños se apoderó de la escena. Hablaban, saludaban, atropellaban, usaban sus flacos cuerpos para colarse por todos lados, y su amplia sonrisa y fácil palabra, para conquistar de inmediato.

Personajes de una tragedia a la que sus mentes aún no dan cabal dimensión, Miguel, Magdiel, Darwin y Humberto decían que diariamente comen pollo, arroz y atún, pero se quejaban de que sólo un día les han servido pollo. Comentaban, arrebatándose la palabra, que están allí desde la semana pasada, y que para pasar el día barren la cancha de basquetbol ``y jugamos''. Luego platicaban que no tienen zapatos, que en El Playón había como 200 casas de las que se perdieron 130. Adultos que los oían fueron más realistas y terciaron: había unas 50 casas, y fueron 28 las averiadas.

Pero ya en Mapastepec, donde todo escasea porque todavía no hay modo de llegar por tierra y esto ocurrirá, según las previsiones oficiales, hasta el domingo, la gente mostraba un semblante muy distinto. Ya no hay combustibles, en las tiendas nada que comprar y lo poco que queda está muy caro; fueron sacados de los primeros albergues para llevarlos al galerón del auditorio y, afirmaron, el alcalde Hugo García no ha hecho nada por ellos, y en lo peor de la tormenta sólo se preocupó por poner a salvo su ganado.

A Mapastepec pertenece Valdivia, esa comunidad donde las casas quedaron sepultadas bajo cinco metros de lodo. De ese lugar han corrido muchas cifras de muertos de las que Zedillo pidió hoy precisión al alcalde. Este dijo que sólo se tiene reporte de 58 desaparecidos y de seis cadáveres que ya fueron sepultados.

Lo real es que de Valdivia falta mucho por saber, pues el lodo aún no ha sido retirado y ese pueblo sigue en la incomunicación.