La Jornada 17 de septiembre de 1998

ZAFARRANCHO EN EL RECLUSORIO NORTE

Bertha Teresa Ramírez Ť Con la fuerza de sus manos e impulsada por la desesperación, una multitud --en su mayoría mujeres y niños-- arrancó una parte del gruesa puerta de entrada a la aduana del Reclusorio Norte.

Los inconformes tenían la intención, dijeron, de introducirse en el penal luego de enterarse que guardias de seguridad de la Dirección General de Reclusorios (DGR) trataban de controlar un motín generado en el área de dormitorios, el cual para las 13:00 había dejado como saldo dos internos heridos por arma blanca, el saqueo de la tienda Conasupo, la destrucción e incendio del almacén general, del área de talleres, de un sinnúmero de colchones.

Cerca de las 11:00, sólo con granadas de gas lacrimógeno que fueron lanzadas contra la muchedumbre desde el interior del penal, elementos de seguridad de la DGR lograron dispersar a la gente que, armada con palos y piedras, amenazaba con derribar la puerta de lámina, debajo de la cual se ocultaban gruesos barrotes, pues era presa del nerviosismo al percibir las columnas de humo que se esparcían en el exterior y que al parecer eran producidas por escopetas lanza granadas en la zona de dormitorios.

Convertidas en verdaderos remolinos humanos, las mujeres, con sus mandiles de mascota, niños colgándose de sus vestidos y cargadas de las canastas con las viandas para los reos, corrieron de puerta en puerta alrededor del penal. Agitadas, iban de la entrada al penal a la de los juzgados y hasta la entrada al reclusorio femenil para exigir --sin resultados-- que se les permitiera la entrada.

Dos versiones salían de la voces de las esposas, madres, hijas o hijos de los prisioneros: ``¡Se amotinaron porque de última hora el director del penal canceló la visita!''. ``¡Dicen que se organizaba un botín desde hace ocho días y que se adelantó ante la negativa del director del Reclusorio de no permitir la visita hoy!''.

Los disturbios empezaron, según versión de los familiares, desde las 9:00, cuando afuera ya había una larga fila en espera de entrar al reclusorio. Sin embargo, los custodios salieron a informar que no se permitiría la entrada a las familias.

El anuncio provocó el enojo de centenares de familiares, quienes reclamaron que el martes pasado se les informó que sí habría visita. También se quejaban de que ``no se respetara el reglamento que permite la visita los días festivos''.

Varias personas mostraron a la prensa pases de visita fechados el 16 de septiembre, lo cual, dijeron, ``demuestra que las autoridades sí nos habían permitido la entrada, pero después quién sabe qué pasó''. Advirtieron entonces que no se moverían del lugar hasta que permitieran la visita.

A las 15:00 finalmente las autoridades del penal permitieron la entrada, pero con la condición de que sería sin alimentos y sin niños.

Entonces comenzó otra pesadilla para Margarita Fernández, de 24 años, y para muchas otras mujeres que tuvieron que dejar a sus hijos encargados con personas desconocidas en el área de registro, ya que los custodios, sin importar que los menores quedaran solos, los obligaron a salir del penal, lo que provocó que los niños se asustaran y que uno de ellos se perdiera por más de 10 minutos, tiempo que pareció convertirse en una búsqueda eterna para su madre al salir del penal.

Por la noche, en un comunicado la DGR informó que el pasado 15 de septiembre, durante la visita de los familiares, misma que se llevó a cabo en un ambiente mexicano con motivo de los festejos de las fiestas patrias, se informó a las familias que este 16 de septiembre no habría visita. ``Sin embargo, los familiares hicieron caso omiso de la indicación argumentando que en otros años se les había permitido el ingreso ese día''.

Así, desde las 11:00 trataron de derribar la puerta de la aduana de vehículos. ``Ante ello fue necesario que se utilizaran dos petardos de gas lacrimógeno''.

La alteración del orden exterior, informó la DGR, provocó que los internos se inquietaran y que el momento fuera aprovechado por 150 de ellos para saquear la bodega de tiendas, el almacén general y los talleres, y que estos últimos fueran destruidos e incendiados. Asimismo, dos internos resultaron heridos ``al registrarse una riña entre ellos''. La DGR dijo que el reglamento sólo se autoriza los días martes, jueves, sábados y domingos.