Las FARC revelan los nexos entre paramilitares y el poder
Patricio Etchegaray* /Especial para La Jornada Ť Andrés Pastrana viajó a las montañas colombianas para entrevistarse con la dirigencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, y hablar sobre las condiciones para iniciar un diálogo que termine con la guerra interna que vive el país sudamericano. Durante la entrevista, la dirigencia guerrillera indicó al mandatario que la existencia de movimientos paramilitares es uno de los mayores obstáculos para la negociación.
``Nosotros habíamos dicho que estábamos dispuestos a ir a la mesa de negociaciones con quien resultara ganador de las elecciones. Pastrana resultó triunfador y había dicho a los colombianos que si lograba el triunfo viajaría a la montaña para dialogar con los jefes guerrilleros'', afirma Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo, el máximo comandante de las FARC.
El pasado 27 de agosto, días después de esa entrevista, Tirofijo recuerda: ``Se preparó toda la coordinación y se crearon mecanismos y condiciones para que él llegara. Lo recibimos en un lugar y lo trasladamos a otro. Para llegar Pastrana se tuvo que desvincular de los servicios de seguridad aunque no era fácil. En ese encuentro tratamos en especial sobre una antigua posición, se habló de las condiciones que ya habían señalado las FARC, como el despeje de cinco municipios totalmente de tropas, y el desmonte del paramilitarismo incluidas Convivir y las llamadas autodefensas. Una condición para sentarnos a hablar''.
En uno de los campamentos de las FARC, Marulanda Vélez cuenta que el presidente colombiano no llegó solo al encuentro, estuvo acompañado por algunos de sus asesores, pero que ``durante la primera parte hablamos de las condiciones'' para empezar negociaciones.
``Pero ya en la mesa le proponemos que para no precipitar los acontecimientos esperaríamos a que organizara su gobierno y a partir de tres meses realizar el despeje. De esta manera él estará introduciendo sus cambios, creando sus mecanismos de gobierno. Pasado ese tiempo él ordenaría el despeje y nosotros estaríamos discutiendo otros elementos para la verificación''.
Los municipios que las FARC quieren que sean despejados son La Uribe, Mesetas, Vista Hermosa, La Macarena y San Vicente de Cagua, y la salida de tropas de los mismos ``son las condiciones para comenzar las conversaciones'', dice Tirofijo, y añade que Pastrana se declaró dispuesto a despejarlos: son unos 40 mil kilómetros en total, es selva.
Insiste en que ``deben retirarse las fuerzas policiales, de ejército, seguridad. No debe quedar autoridad ninguna más que el alcalde. Están aún por verse los mecanismos. Debemos hablar de eso. Después del despeje una comisión nuestra verificará que se haya cumplido. Entonces ya podemos tener encuentros entre los emisarios presidenciales y los nuestros para debatir temas nacionales''.
Pero para las FARC es importante el tema de los grupos paramilitares.
``Le preguntamos a Pastrana --señala Marulanda-- que cómo iba a resolver el tema del paramilitarismo porque pensamos que es uno de los obstáculos mayores para una negociación, para un proceso de paz''.
Eso es así, destaca, porque en los grupos paramilitares ``hay gente vinculada al poder, al Estado... Al paramilitarismo están vinculados sectores del ejército, la policía y parte civil del Estado. El presidente sostiene que hay leyes que posibilitarían la desmovilización. Dijo que el control corresponde en todo caso al ejército y la policía, no al paramilitarismo''.
Señala que las FARC insistirán en este tema porque ``cuando comenzaron las conversaciones con el ex presidente Belisario Betancourt'' el gobierno creo un batallón de inteligencia militar para ajusticiar guerrilleros desmovilizados y a colaboradores y amigos de la guerrilla, ``y eso impidió el desarrollo de esa etapa (de pláticas)''.
Agrega: ``Denunciamos a esos agentes e hicimos prisioneros a algunos y se los llevamos y les dijimos: estos son agentes que pertenecen a ese batallón y han confesado que tienen el compromiso de entrar y realizar desórdenes para obstaculizar la paz''.
Tirofijo advierte que ``mientras existan autodefensas y militarismo no se puede adelantar nada porque pueden asesinar a los colaboradores y mediadores, pero el presidente tiene mecanismos legales para una desmovilización''.
Mencionó también el caso del batallón 20 de inteligencia de Bogotá ``que ha realizado acciones contra la población civil, asesinatos, desapariciones, persecución, de todo. Antes se habló de desmovilización, pero se les ubicó en otros lugares y actuaron. Por eso es muy peligroso''.
Pero en esa reunión sin precedentes se hablaron de otros temas: Pastrana, recuerda Marulanda Vélez, ``dijo que había recibido un país en crisis económica'' y el mandatario conservador también se refirió al narcotráfico.
``Explicó --dice Tirofijo-- que Estados Unidos está dispuesto a hacer grandes aportes en la lucha antinarcotráfico y otras potencias también y que eso puede ayudar a sustituir cultivos. Sustituir cultivos sin la intervención de las fuerzas armadas es algo que nosotros hemos planteado desde hace tiempo, sobre la base de que se ayude a los campesinos a hacer el cambio''.
``Le comentamos --continúa-- cómo creemos que debe ser una sustitución, llamando por ejemplo a equipos de agrónomos que determinen qué se puede sembrar en uno y otro lugar y además dar garantías a las familias campesinas de que venderán sus productos. No ejercer la represión sino la vía de la solución. Le dijimos que hay que dar una solución verdadera y que Estados Unidos es el más afectado. A grandes rasgos él (Pastrana) dijo que no más violencia contra los cultivadores''.
El comandante guerrillero señala que ``desde que se crearon las FARC estamos hablando de la lucha contra los estupefacientes y la necesidad de cultivos lícitos'', y se refiere al término de narcoguerrilla para señalar que ``en realidad los cultivos de coca fueron los argumentos que usaron los militares para combatirnos. A los narcotraficantes los lleva presos la policía. Una cosa es la guerrilla que lucha por causas justas y otra el narcotráfico''.
De su impresión de Pastrana, Tirofijo dice: ``Parece comprensivo, afable. Al parecer está trabajando seriamente porque sabe que habrá personas que se opondrán al proceso de paz, a una solución de paz. Dice que todo lo que sea por la paz hay que hacerlo y que está dispuesto a hacer cambios efectivos porque el país no puede continuar así. Le dije que tiene un Parlamento liberal, una coalición de distintas corrientes que lo apoyan y que son muchos los que están de acuerdo con una salida negociada. Quien se oponga a la paz tiene que cambiar, porque nadie puede ser obstáculo para esa paz''.
Para lograr esa paz, las FARC han planteado 10 puntos, señala Marulanda Vélez, ``y agregamos el programa de los guerrilleros que recogen los puntos por la lucha por la tierra y los cambios necesarios. En este caso el presidente nos dijo que en muchos de esos puntos están temas que son obligaciones del Estado con sus ciudadanos. Además, estaremos recibiendo documentos de los estados mayores. Por ejemplo en derechos humanos nosotros planteamos nuestro enfoque y el gobierno los suyos. Ya está nombrada una comisión para recoger todos los puntos de vista. Hay un Estado y un movimiento guerrillero enfrentados que van a negociar''.
Tirofijo señala que el contacto de la guerrilla con los movimientos sociales es una ``parte fundamental y nombramos comisiones para que atiendan a todos aquellos que quieran hablar con nosotros... Nosotros decimos que hay que contemplar en la primera mesa el problema social en el que está inmerso todo el pueblo colombiano. Para hablar de cambios tenemos que vincularnos con todos esos sectores, campesinos, trabajadores, mujeres, derechos humanos, porque las necesidades e intereses son diversos. Y también partidos políticos para conocer sus puntos de vista''.
Dice que las FARC han seguido con atención otros procesos de paz, como el de Guatemala y señala que cada caso tiene particularidades: ``En el caso nuestro y dada la experiencia que hemos vivido, creemos que haremos un acuerdo pero que las armas tienen que estar, ser una garantía de esos acuerdos. Si desaparecen las armas puede desaparecer el acuerdo. Hasta que eso se cumpla las armas tendrán vigencia''.
Habla también del crecimiento de las FARC y señala que ``obedece a un plan estratégico. Hay quienes dicen que hay que fortalecer a las fuerzas armadas, modernizarlas. Entonces nosotros también necesitamos más guerrilleros, más armas. Si van a fortalecer los presupuestos para las fuerzas armadas, ¿de qué paz se puede hablar? En cambio una disminución de efectivos sería un buen comienzo para la paz''.