Gilberto Reséndiz Romero

Educación y apertura comercial: la maquila

Más de 2 mil 100 plantas maquiladoras operan en el país y las plazas de trabajo representan 16 por ciento del total del sector manufacturero, que en los últimos 12 años ha experimentado un aumento anual de más de 17 por ciento.

La maquila son aquellas plantas manufactureras en las cuales se integra un todo de una determinada área de la industria. Es parte de una racionalización del capital a nivel mundial que responde a la nueva división del trabajo internacional; durante los años 80 tuvieron su boom en México.

Las características: filiales de empresas estadunidenses o plantas contratadas, ya sea de capital nacional o extranjero, dedicadas al ensamble de componentes o procesamiento de materias primas, ya sea de productos de partes o finales; casi la totalidad de materias primas o componentes son importados de Estados Unidos y regresados a ese país, agregándole un valor por el uso de trabajo intensivo.

Existen cinco áreas concretas donde se asientan núcleos de maquilas: Mexicali, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, cualitativamente diferente unas de otras, tanto en su organización como en su orientación, por las diferentes ramas productivas encontradas allí. Se han difundido rápidamente a Chihuahua, Hermosillo, Gómez Palacio, Mérida, Torreón, Guadalajara, León y Monterrey, donde las áreas principales son los sectores textil, electrónica y autopartes, los cuales representan 50 por ciento del total de las empresas y 68 por ciento del empleo generado, sobre todo porque continúan operando con procesos intensivos de mano de obra no calificada y barata.

La estrategia económica seguida en las maquilas es muy clara: dentro del proceso de globalización de las economías mundiales se persigue la escala de producción intensiva de capital en países industrializados, mientras la producción intensiva en escala generalizada se realiza en los periféricos, con mano de obra susceptible de canalizarse hacia naciones como Corea, Taiwán, Singapur y México.

Eso implica la asignación de valor agregado a las industrias enlazadas con la producción de sus manufacturas en maquilas de los países periféricos por dos motivos: la dispersión de la producción de empresas transnacionales a diferentes regiones con base en criterios de rentabilidad, vía disminución de impuestos y vía financiamiento, a partir del pago de salarios menores; y la transferencia de un modelo tecnológico a los países maquiladores, donde los usufructuarios son los propietarios del capital.

En los 70 nos hicimos dependientes de los ingresos generados por el petróleo; a fines de los 80 diversificamos y corregimos esa tendencia, pero en los 90 dependemos de los ingresos generados por la inversión extranjera. La interdependencia de los mercados hace más competitivos bienes, servicios y trabajo. En ese contexto, la educación es un elemento fundamental no sólo para competir, sino también para hacer frente a los grandes retos del siglo venidero.

Frente a esa apertura comercial se encuentra la educación de los mexicanos, tanto indocumentados como trabajadores de la maquila, del obrero como del profesionista, del trabajo físico como del intelectual.

La globalización de la economía es una estrategia del capital mundial y la conformación de bloques económicos es una respuesta a ello: Japón con los tigres del sureste asiático, la Comunidad Europea con la incorporación de Europa del Este a su mercado y el de América del Norte con Canadá, Estados Unidos y México, siendo este último el más desigual en el desarrollo económico, por lo cual los beneficiarios son sólo sectores productivos articulados a la economía estadunidense: maquila, automotriz, electrónica, gran turismo, gran comercio, metal mecánica y finanzas.

El gran reto de la educación en el siglo XXI es el conjuntar cuatro elementos preponderantes:

1) Conocimiento renacentista: Caracterizado por englobar un conjuntos de conocimientos de diferentes áreas; lo mismo un individuo conocía de filosofía que de anatomía, de astronomía que de fisiología, y precisamente la gente era docta en función del dominio de diferentes aspectos del conocimiento del universo.

2) Conocimiento de la ilustración: Se da en los siglos XVIII y XIX, y se realizan las clasificaciones y particularización del conocimiento general, e inician las especialidades en diferentes terrenos del saber.

3) La razón como valor sociohistórico: El siglo XX se ha caracterizado por la gran razón histórica, que en la primera etapa fue entendida como razón de la revolución y en la segunda como la razón de la técnica. Ambas se han visto determinadas por los sistemas políticos que permitieron el asalto a la razón.

4) Teoría de sistemas: Es la reclasificación y reasignación del conocimiento, ya que se ha utilizado en diferentes campos y su penetración ha sido importante en la vida social.

Lo que México debe hacer es, por un lado, ampliar su inversión en educación, y por otro, aprovechar los elementos coyunturales.

La intensificación de las crisis recurrentes, el surgimiento de la economía informal y la apertura comercial hacen más valiosa la inversión en educación. Frente a ésta encontramos al petróleo, la maquila y el turismo como fuentes de divisas, que hoy compiten con lo que los indocumentados mandan a México de Estados Unidos, pero frente a ello se encuentra una crisis agrícola estructural.

Una de las salidas importantes es intensificar la educación para crear alternativas productivas importantes, en las que los cuadros de decisión sean mexicanos y no extranjeros, como en la maquila. Las economías emergentes no pueden cifrar su existencia en las circunstancias del mercado sino en su desarrollo, en el que la educación es la columna vertebral.

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