Cúmulo de críticas a Green en el Senado por la débil política ante EU
Alonso Urrutia y Andrea Becerril Ť Una a una se acumularon las críticas de la oposición, prácticamente sin tregua, en torno al confinamiento de Sierra Blanca. Un catálogo de quejas, censuras y alternativas de los senadores a la acción gubernamental que durante horas trató de explicar, justificar, la canciller Rosario Green. ``El caso no está cerrado'', afirmó.
Habló de las 14 notas diplomáticas enviadas al gobierno de Estados Unidos, aludió a los análisis técnicos, reivindicó la postura del Grupo Intersecretarial el pasado domingo, reconoció las ``preocupaciones de sectores'', para luego dejar entrever la posibilidad de que un grupo de expertos independientes analice la viabilidad del proyecto. Todo, insuficiente para detener las críticas que precipitaron un abrupto final de la comparecencia.
``Señora secretaria -le dijo la perredista Rosa Albina Garavito- no nos venga a decir que no hay más recursos que las notas diplomáticas. Sea usted congruente con eso de aplicar los principios del derecho internacional''.
Con el rostro endurecido, Green escuchó a la perredista calificarla de ``medrosa y titubeante'', como preámbulo a la censura perredista.
``México no tiene por qué andarse inventando grupos de expertos que dictaminen de qué tamaño es el daño que puede hacer Sierra Blanca, basta con que aplique el Acuerdo de Cooperación Ambiental. Aquí está un espacio de derecho internacional al que tendría que convocar México para hacer valer lo que ambos gobiernos han firmado''.
Garavito fue más alla y deslizó la posibilidad de que en el fondo, la postura gubernamental sea deliberada para no sentar precedente y allanar el camino a la construcción de nuevos basureros tóxicos, ``como lo anunció el presidente Zedillo en su visita a Tijuana en 1996''.
La respuesta dejó atrás el discurso parsimonioso que exhibió durante toda la comparecencia. La secretaria de Relaciones Exteriores trató de devolver en el mismo tono:
``El acuerdo al que usted alude no puede ser aplicado porque no se ha concluido la negociación del acuerdo trilateral transfronterizo''. Irritada, argumentó que ``es muy difícil mostrar el daño con base en un tratado que no se ha hecho, que no se ha concluido y sobre un confinamiento que tampoco se ha construido''.
Más directo, el panista Rodolfo Elizondo lanzó:
``¿Por qué a pesar de que en julio conocieron de las conclusiones a las que llegaron los jueces administrativos de Texas, quienes recomendaron que se negara la solicitud para la construcción del basurero en Sierra Blanca, los del Grupo Intersecretarial no se acogieron a esta recomendación?''
No solamente no se acogieron, continuó el panista, sino que en su comunicado conjunto, expresan un criterio diferente a este organismo texano que nos da posibilidades reales de frenar la construcción. ``¿Están dispuestos a llevar el caso a la corte de La Haya''.
Ya molesta, la canciller fue escueta al responder.
``¿Por qué no nos acogemos al dictamen de autoridades estadunidenses? Bueno, porque creemos que tenemos nuestras propias capacidades para hacer nuestras propias evaluaciones. De la misma manera que no aceptamos las evaluaciones en materia de lucha contra el narcotráfico''. Sobre la corte de La Haya no hubo respuesta.
Sierra Blanca dominó gran parte de la comparecencia de Green ante el Senado como parte de la glosa del cuarto Informe de Gobierno y casi monopolizó los cuestionamientos opositores.
Muy pronto quedó atrás la intervención inicial de Green, desglose de la actitud de la cancillería a lo largo del debate en torno a Sierra Blanca.
Aun sin los sobresaltos de las críticas, Green expuso que han solicitado información completa sobre todos los proyectos transfronterizos, y precisó que el proyecto Sierra Blanca aún no está autorizado. ``Se ha transmitido la sensibilidad e inquietudes en torno al tema, el caso no puede considerarse cerrado, pues generó preocupación e inconformidad en las comunidades mexicanas de la frontera''.
En torno a Sierra Blanca hay una vertiente técnica y otra política. En el primer caso, se han realizado los análisis por parte de las instancias competentes y desde el ámbito político se han enviado 14 notas diplomáticas en donde inclusive se ha solicitado su reubicación.
Fue el senador independiente Adolfo Aguilar Zínser quien abrió la andanada de críticas a la postura gubernamental en torno al confinamiento.
``No se trató de inquietudes del Senado, fueron conclusiones de que el confinamiento era un acto agresivo a México, violatorio de los acuerdos existentes, porque no cumple con los requisitos'', acusó Aguilar Zínser antes de referirse al comunicado del domingo.
Boletín en mano, el senador dijo: ``¿Comparte usted la opinión expresada en este boletín? No fue la que expresó al principio en su intervención. Quiero decirle, señora Green, que este documento tiene validez legal en Estados Unidos y puede ser esgrimido en una corte si nosotros quisiéramos impugar la decisión. Con este boletín, el Senado ha quedado colgado de la brocha, no lo dejemos así''.
Por supuesto que eso refleja la posición del gobierno, respondió Green, antes de matizar que su responsabilidad no es técnica, sino diplomática. ``En el comunicado hay una condicionante, de que si se cumplen los detalles del proyecto, no hay riesgo''.
Aguilar Zínser volvería a la tribuna en la réplica para lamentar que existieran ``dos posturas de Estado''. Una condenatoria, la del Senado, y la del Grupo Intersecrertarial. ``Eso no nos ayuda a tener capacidad de interlocución frente a Estados Unidos'', dijo antes de sugerir que debió consultarse al Senado al fijar la postura del Grupo Intersecretarial.
``Lo siento mucho, no puedo consultarle a usted antes de que yo haga mi trabajo. No voy a consultarle cómo voy a reflejar la posición de la cancillería'', contestó Green.