La Jornada 10 de septiembre de 1998

No se puede condenar a Raúl Salinas; persiste la duda: Luengo

Roberto Garduño y Juan Manuel Venegas Ť En espera de que las autoridades de Estados Unidos y Suiza finquen una acusación por narcotráfico en contra de Raúl Salinas de Gortari, lo que agravaría radicalmente su situación, sus abogados analizan el expediente del proceso por el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu y presentan a este diario su conclusión: la Procuraduría General de la República (PGR) no cuenta con testigos idóneos y las pruebas indiciarias que ofreció a lo largo del juicio ``pudieron tener relevancia en la fase de la averiguación previa, pero no son suficientes para sustentar una sentencia condenatoria''.

Eduardo Luengo Creel, encargado de la defensa del hermano del ex presidente de México, sostiene que persiste el principio de la duda, por lo que ``apegados a derecho'' éste debe prevalecer a favor del acusado; tres años y ocho meses de investigaciones no sirvieron además para que la autoridad demostrara el móvil del crimen que se le imputa a Raúl Salinas de Gortari.

Ironiza el penalista: ``Es el único homicidio que se ha investigado sin que conozcamos el móvil. ¿Quién es Manuel Muñoz Rocha? ¿Quién es Fernando Rodríguez González? ¿Por qué la PGR nunca los investigó? ¿No era ese el principio de la investigación?'' Son interrogantes que el abogado formula y quedan en el aire.

Luengo Creel confronta las pruebas de la fiscalía y no tiene duda de que la PGR a cargo de Jorge Madrazo ``no ha aportado'' ninguna prueba adicional a las que presentaron en su momento Antonio Lozano Gracia y Pablo Chapa Bezanilla. Sin elementos, los encargados de la indagatoria, en los últimos dos años han pretendido dar especial valor a los testimonios de oídas, argumenta.

Explica el abogado de Raúl Salinas: ``El subprocurador José Luis Ramos Rivera y su coordinador de investigaciones, Ismael Eslava, presentaron como única novedad un casete grabado que contiene la declaración ministerial de Jorge Rodríguez González. En esa cinta el declarante asegura que quien ordenó asesinar a Ruiz Massieu fue Raúl Salinas de Gortari''.

El misterio de la grabación

``Esa grabación -afirma Ramos Rivera- se hizo el 29 de septiembre de 1994, un día después del homicidio del secretario general del PRI... si así fue, entonces que nos conteste el subprocurador ¿por qué no se grabaron todas las declaraciones ministeriales de los otros detenidos? ¿Por qué ese casete apareció casi tres años después? ¿Qué Pablo Chapa nunca lo conoció? ¿Quién nos asegura que se grabó el 29 de septiembre?''

Para Luengo, esas son dudas que la PGR no ha podido aclarar. Didáctico, refuta al subprocurador Ramos Rivera: ``Tiene razón cuando afirma que la prueba indiciaria es la reina madre de todas las pruebas, pero lo que no explica es que éstas tienen especial relevancia para el Ministerio Público, y que una vez que las consigna está obligado a demostrar con otras, como pueden ser testimoniales, documentales, periciales y circunstanciales que aquellos indicios responden a hechos ciertos; para que la prueba indiciaria tenga el valor que Ramos Rivera le quiere dar en sus declaraciones debe partir de pruebas ciertas, acreditadas en el proceso''.

El abogado de Raúl Salinas es insistente en este punto y advierte que la carga de la prueba corresponde acreditarla a la parte acusadora. ``La suprocuraduría no puede apelar a que únicamente sobre indicios, un juez condene a una persona''.

Otra de las ``novedades'' de Ramos Rivera, dice, es su aseveración de que Carlos Salinas de Gortari recompensó con 10 mil dólares y un viaje a Canadá e Inglaterra al teniente coronel Antonio Chávez Ramírez, quien como jefe de escoltas de su hermano Raúl lo habría ayudado a ocultar el vehículo en el que por última vez viajó el desaparecido Manuel Muñoz Rocha. Pero Luengo no le da crédito ni valor y dice que así como a Chávez Ramírez, hubo otros dos militares del Estado Mayor Presidencial que hicieron el viaje a esos países, y ninguno tuvo nada que ver con Raúl Salinas; además, esos viajes fueron autorizados por el EMP, el que, por medio del general Gilberto Vázquez, seleccionó al personal que estudiaría inglés.

Y sobre el testimonio de Chávez Ramírez, quien sí reconoce haber colaborado para ocultar el famoso Jetta blanco de Muñoz Rocha, Luengo destaca que en declaraciones anteriores, el propio militar lo negó; ha incurrido en diversas contradicciones en cuanto a la ubicación del automóvil y, sobre todo, ``¿cómo poder creerle, si su declaración fue el 14 de octubre, y las copias certificadas que ofreció la PGR están fechadas el 7 de octubre de 1996? Conociendo a Chapa, ¿quién nos asegura que no dobló a Chávez como lo hizo con Fernando Rodríguez''.

Una vez cerrado el periodo de presentación de pruebas de este sonado juicio, La Jornada buscó una entrevista con las dos partes del proceso; por la defensa lo hizo con Luengo Creel, y por la PGR, a pesar de la insistencia para que José Luis Ramos ofreciera una declaración, ésta no se logró.

En la entrevista con el abogado, la actuación del ex subprocurador Mario Ruiz Massieu es uno de los puntos del largo proceso que se convierten en principal tema de controversia. Desde la gestión de Antonio Lozano Gracia, el hombre que decidió encarcelar al hermano de Carlos Salinas de Gortari, la PGR ha sostenido la tesis de que Mario Ruiz Massieu se encargó de encubrir a Raúl, quien desde el principio de las pesquisas habría sido señalado como el autor intelectual del homicidio contra el secretario general del PRI. Apenas descubierta la trama, el ex subprocurador huyó a Estados Unidos. Hoy sigue en ese país bajo arraigo judicial, en espera de un nuevo proceso que se inició en su contra para traerlo a México, ahora por el cargo de fomento al narcotráfico.

-¿Con todos estos antecedentes de Ruiz Massieu, por qué creerle cuando afirma que no encubrió a Salinas de Gortari?

--¡Y por qué no creerle! -revira Luengo Creel.

--Bueno, no se trata de ponernos en ese plan...

--No es ningún plan, porque ha quedado demostrado que Lozano Gracia y su fiscal Pablo Chapa movilizaron y utilizaron recursos para acusar a Raúl Salinas. ¿Con qué objeto? Sólo ellos lo saben, pero el caso de la osamenta sembrada y el pago de 500 mil dólares a Fernando Rodríguez González son prueba de que ni Lozano ni Chapa actuaron apegados a derecho.

--Pero estamos hablando de Mario y su actuación, no de Fernando...

--Es que todo tiene relación, Chapa y Lozano fincaron toda su acusación en lo que les dijo Fernando Rodríguez, a cambio de medio millón de dólares. Ellos ya tenían preparada la acusación contra Raúl, aun sin elementos para inculparlo, y prueba de ello es que el propio Fernando declaró ante el juez que Chapa Bezanilla le dijo claramente: `Yo ya sé que Raúl Salinas mandó matar a José Francisco Ruiz Massieu y sólo necesito que alguien me lo diga'. Después Chapa lo que hizo fue regresar el tiempo y tratar de demostrar que Mario Ruiz Massieu ocultó información que involucraba al ingeniero Salinas. Esa tesis la han mantenido Ramos Rivera y Eslava.

--¿Pero entonces por qué Mario llamó a declarar a Raúl?

--Cuando Ruiz Massieu llamó a declarar al ingeniero Salinas, varios periódicos de Tamaulipas publicaron información, retomada luego por medios nacionales, que involucraban a Raúl con Manuel Muñoz Rocha, y por ende en el asesinato. Es inaudito, es inadmisible que se pretenda fundamentar una acusación por publicaciones de prensa.

--Pero lo interrogó...

--¿De qué tenía que interrogar Ruiz Massieu a Raúl? El se presentó con el entonces subprocurador con una breve declaración por escrito, de apenas una cuartilla. ¿Y por qué iba a declarar si no estaba acusado de nada?