Está la UNAM en el ``límite de lo gobernable'', sostiene Barnés
María Esther Ibarra/ II y última Ť Integrada por una comunidad de más de 260 mil estudiantes, cerca de 30 mil académicos y más de 27 mil trabajadores que conviven en seis campus de educación superior y 14 de bachillerato, así como en 345 edificios en Ciudad Universitaria, 567 en el área metropolitana y 142 en el interior del país, Francisco Barnés de Castro, rector de la UNAM, reconoce que la institución está en el ``límite de lo gobernable'', pero rechaza que la máxima casa de estudios esté masificada.
Bajo estas premisas, considera que en tanto el gobierno no sea capaz de garantizar una educación de 12 años, la Universidad debe mantener su bachillerato ``aun cuando nos genera problemas políticos''. Inalterable a lo largo de la entrevista, Barnés congela su voz un momento, y reconoce injusto que a los profesores de asignatura se les pague 25 pesos por clase, pero dice que ``esa es la realidad de todas las universidades públicas del país'' y ratifica las nuevas reglas para que los investigadores impartan clases.
--¿Es gobernable la Universidad dado su tamaño?
--Resulta gobernable, aunque estamos en el límite. Por ello, sin sacrificar la coherencia de la institución académica y su calidad académica, se implementarán esquemas para dar mayor responsabilidad y autonomía a cada una de las dependencias universitarias, características que de alguna manera ya tienen las unidades multidisciplinarias --los seis campus fuera de Ciudad Universitaria--, las cuales constituirán un modelo para que la Universidad esté integrada por un conjunto de campos, cada uno con agrupaciones de Facultades y Escuelas, su propio perfil académico y orientación dependiendo de los recursos y características en las que actualmente se encuentran.
Anuncia que en fecha próxima se modificará el Estatuto General de la UNAM, a fin de que a lo largo de los próximos años se avance gradualmente para transformar en campus universitario cada una de las unidades multidisciplinarias, al igual que sus instalaciones en Cuernavaca, Morelos, Querétaro y Ensenada.
El asunto del bachillerato
--¿Sería conveniente separar el bachillerato de la UNAM?
--Por el momento, no. Evidentemente, le genera a la Universidad problemas adicionales administrativos y otros de orden político interno y externo por el número de estudiantes que en un momento dado puede participar en una movilización o en un conflicto, como se ha dado en el pasado. Pero, mientras el Estado no sea capaz de establecer como obligatoria la educación de doce años (primaria, secundaria y bachillerato), con un programa común para toda la República y el gobierno Federal se responsabilice de la enseñanza media superior, no veo conveniente descentralizar nuestro bachillerato. Además, las otras opciones no representan una mejor alternativa de educación para los jóvenes, pues no tienen, y lo han demostrado, capacidad de organización y gestión adecuadas.
Según el rector Barnés, la diferencia entre una gran universidad y una masificada estriba en que cuando se pierde la capacidad de atención individual y diferenciada de los alumnos, a éstos se les considera como un número de cuenta más, y se forman grupos numerosos. Asegura que en muchas áreas, ``estamos revirtiendo esta situación para atender de manera más adecuada a cada uno de nuestros estudiantes''.
--¿En qué porcentaje ha recuperado la Universidad esa capacidad de atención individual?
-- Es muy difícil decirlo, porque siempre las metas son más ambiciosas a medida que se avanza, y quizás hemos excedido las aspiraciones de hace diez o quince años de recuperar la calidad académica y la atención adecuada para todos los estudiantes universitarios.
Para el rector, el tamaño de la UNAM tampoco es obstáculo para llevar a cabo su reforma, y lograr una institución moderna y competitiva en el próximo milenio. Esto ``es posible en buena medida gracias a la autonomía de que goza la UNAM y a la relativa autonomía académica y administrativa de sus dependencias, pues cada una tiene capacidad para organizarse a sí misma, renovar sus programas específicos en un marco general, diversificar sus fuentes de financiamiento y vincularse con los sectores público y productivo o las instancias sociales''
Sostiene que es viable ese modelo de Universidad, aun cuando la docencia la realiza el 72 por ciento de profesores de asignatura, los cuales en su mayoría trabajan por contratos anuales o semestrales o son interinos. ``La mayor parte ellos tiene una experiencia profesional rica y esto hace que la preparación de los alumnos sea la más adecuada. Estamos revisando y fortaleciendo los esquemas para su contratación, como también para que cada profesor de carrera y de investigación destine más tiempo a la docencia, no sólo en posgrado, sino también en licenciatura y bachillerato''.
--¿Considera justo que la UNAM pague a sus profesores de asignatura 25 pesos por clase?
--No, no me parece justo y tampoco es justo lo que pagamos a los profesores de carrera. Desgraciadamente, la realidad en que vivimos es con el presupuesto que tiene la Universidad. Sí, mejores salarios implicarían una mejor calidad académica, pero muchos profesionistas exitosos laboran en la UNAM, independientemente del salario o el monto del pago. Ojalá cada año con los esfuerzos que hacemos en nuestras peticiones presupuestales, podamos retribuirle de mejor manera al profesor de asignatura.
--¿Qué tanto se incrementará la calidad de la docencia, cuando los alrededor de 2 mil investigadores de la UNAM se enfrenten a una población escolar de más de 260 mil estudiantes?
--El impacto que puede tener en la formación de jóvenes está en entusiasmarlos en la búsqueda de nuevos conocimientos. Son investigadores exitosos y activos en su profesión, reconocidos en lo nacional o internacional, la mayoría forma parte del Sistema de Investigadores Nacionales, que bullen de creatividad en sus laboratorios y áreas de trabajo, misma que transmitirán en los salones de clases.
--Usted rompió con el tabú del pase automático, ¿por qué no ha incrementado la cuota universitaria. ¿Su proyecto de cuotas diferenciadas va en ese sentido?
--No, son dos cosas complementarias. Estoy convencido que la universidad pública debe estar financiada fundamentalmente por el Estado y la sociedad, como lo es en todas partes del mundo, pero también tiene que diversificar sus fuentes de financiamiento. Sin embargo, difícilmente podríamos poner cuotas altas, pues no sólo se distorsionaría la función pública de la universidad, ya que la UNAM abre sus puertas a una gran cantidad de jóvenes de recursos económicos limitados, sino también limitaría su papel de movilidad social.
--¿Usted cree que con esta ola de secuestros en el país, un padre de familia se va a declarar rico al pagar una cuota más alta?
--No, son aportaciones que de ninguna manera exceden los recursos económicos de padres de familia de clase media modesta, aunque hay otros -y son un buen número- que tienen una posición muy desohogada para hacer una aportación significativa. También esperamos el apoyo de los egresados. No, aún falta que acudamos a los funcionarios públicos, pero esperamos que se sumen a la campaña Unamos esfuerzos.
En el marco de la globalización, Barnés de Castro señala que la operación de universidades extranjeras en el país es parte de la diversificación educativa; pero ``de ninguna manera ni sustituyen ni ponen en riesgo el papel esencial de las instituciones educativas nacionales públicas y privadas''. La UNAM , acota, ``no será vía para promover y ofrecer los programas de las instituciones foráneas, ya que algunos a veces no son sólidos ni están sustentados conforme a la oferta educativa que actualmente tenemos en el país''.
--En una autocrítica ¿en qué estaría rezagada la UNAM?
--Todavía nos queda un camino importante por recorrer para que todas las áreas de la Universidad tengan los niveles de calidad e impacto en la sociedad que han logrado las mejores instituciones a nivel mundial. En muchas áreas compite en los primeros niveles con las principales universidades, además de que su infraestructura no la tiene ninguna institución de educación superior en el país. Empero, debido a las limitaciones económicas, por más que quisiéramos difícilmente tendremos la más avanzada tecnología disponible para investigación y docencia para todas las áreas de la universidad.
Tema en debate permanente, para Barnés de Castro la autonomía sigue vigente y es real, aun cuando la Federación determine en qué deben gastar el presupuesto las instituciones de educación superior. ``Las limitantes se reducen a dos aspectos significativos: no podemos utilizar recursos asignados para modificar las políticas salariales e incrementarlos de manera arbitraria, y tampoco podemos reasignar recursos etiquetados de construcción e infraestructura para otros servicios. Sin embargo, son limitaciones comprensibles''.