La Jornada 8 de septiembre de 1998

Irritó a priístas la declaración de Bartlett de ``sólo dos aspirantes''

María Esther Ibarra, Alonso Urrutia y Notimex Ť Las declaraciones del gobernador poblano Manuel Bartlett Díaz, en el sentido de que sólo él y el tabasqueño Roberto Madrazo Pintado son hasta la fecha los contendientes por la candidatura del PRI a la Presidencia de la República para el 2000, despertaron reacciones de mal disimulada molestia entre representantes y legisladores del tricolor. ``No son los únicos'', fue la frase coincidente.

Desde temprano, este lunes se había leído la nota en la que el ex secretario de Gobernación insistió no sólo en sus aspiraciones presidenciales, sino que también habló del sindicato de gobernadores y ratificó que de no resultar ungido no se irá ``por la libre'' ni dejará el partido oficial.

En el Senado, el cetemista Porfirio Camarena y Salvador Rocha Díaz, del grupo Galileo, admitieron que ciertamente los dos gobernadores son los únicos candidatos visibles, pero aclararon que ello no implica que en el futuro otros ``distinguidos priístas'' pudieran hacer público su interés.

Como ellos, Jorge Schiaffino, líder de la CNOP capitalina, aseguró que Bartlett y Madrazo no serán los únicos militantes del PRI que buscarán ser candidatos a la Presidencia. ``Hay mucha gente capaz en mi partido que en su momento también manifestará su deseo de participar'', anticipó.

A su vez, Jesús Silva Herzog se mostró críptico al ser abordado para que hablara sobre el tema. ``Es lo que él dice (y) así tendrá que decirlo, pero también hay otro que dice que nomás él'', o sea, Vicente Fox. Y ante la insistencia para que declarara a quién apoyaría, entre el gobernador de Puebla y el de Tabasco, se limitó a responder que las elecciones son hasta el 2000.

Tras asegurar que desconoce de dónde ha surgido la especie de una eventual invitación de algún partido opositor para la candidatura presidencial del 2000, respondió: ``Ya veremos''. También negó saber algo respecto al sindicato de gobernadores y cerró el tema indicando: ``Hay un grupo que es algo así como los cien dálmatas, pero no un sindicato''.

En la academia en la UNAM, donde labora desde que volvió de su encomienda diplomática en Washington, Silva Herzog alertó también sobre los resultados que puede tener la próxima contienda presidencial: ``Por primera vez en la historia, cualquiera puede ganar''.

Dentro de la controversia por las declaraciones de Bartlett, el senador panista Ricardo García Cervantes señaló que con las frecuentes descalificaciones que lanza a la oposición demuestra su ``clara vocación antidemocrática'', pero señaló que la decisión de quién será el aspirante priísta a la Presidencia corresponde sólo a los militantes del tricolor.

El legislador hizo un paralelismo entre el Ejecutivo de Puebla y el de Guanajuato, el panista Vicente Fox, quien también aspira a ser el candidato de su partido para el 2000. No es la única opción del blanquiazul, precisó, pues también están como posibles Felipe Calderón, Carlos Medina Plascencia, Francisco Barrio, Ernesto Ruffo y Diego Fernández de Cevallos.

En términos similares, aunque desde su perspectiva partidista, se manifestó el senador Higinio Martínez Miranda, del PRD. Estableció que, si bien Manuel Bartlett ha tenido su tiempo y su historia, ``no representa una nueva opción dentro del espectro político del país''.

Con todo, fueron priístas quienes más interesados estuvieron en puntualizar que, si bien son absolutamente legítimas las aspiraciones de los dos gobernadores, no son los únicos en la contienda.

Porfirio Camarena consideró que con las expresiones de Bartlett ``se precipitan los tiempos'', pues lo verdaderamente importante para el PRI es preparar, ``con toda su militancia'' la Asamblea Nacional en la que se definirán no sólo los mecanismos de selección de candidatos, sino el perfil ideológico priísta para los próximos años.

El senador obrero coincidió con Rocha Díaz en que el PRI requiere una mayor apertura democrática en los procesos de selección interna, aunque el segundo alertó que ello podría implicar riesgos ``si quienes contienden no asumen la misma postura de Bartlett, que en caso de no resultar designado ya anunció que se adherirá a quien resulte vencedor''. No obstante, Rocha reconoció que la actitud del gobernante poblano representa ``nuevos tiempos de apertura'' en el partido oficial.

Camarena puso en estos términos el dilema: ``Manuel Bartlett es un distinguido priísta cuyos servicios y cargos dentro del partido le permitirán contender por la candidatura. Pero no es el único''.

En la asamblea -que aseguró se realizará en noviembre- habrá una confrontación de ideas y deberá privilegiarse el interés partidista sobre las posiciones de grupo o corriente. ``De ninguna manera podemos quedar anclados a las prácticas del pasado, pues se requiere la modernización y la apertura de nuevas prácticas políticas'', estableció.


José Gil Olmos Ť Cansado pero con una sonrisa de satisfacción al final de casi tres horas de discutir, contratacar y defenderse en medio de pullas y aplausos, Manuel Bartlett adelantó ante los estudiantes de la UNAM su propuesta en caso de ser presidente: la justicia social; descubrió su principal arma de campaña: la confrontación política, y reiteró su seguridad de que será el candidato del PRI para las elecciones del 2000 pues, dijo, hay corrientes que lo sostienen y las reglas del juego ``serán claras y ajenas'' a la voluntad presidencial.

Acostumbrado al debate, el político poblano no pudo ocultar el cansancio que le produjo la reunión de ayer con los estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales que desde el principio lo enfrentaron y le cuestionaron su regreso al alma mater, sus aspiraciones a la silla presidencial y su propuesta de democracia y pluralidad.

Sin embargo, y a pesar de las insistentes acusaciones, el priísta se mostró sonriente, pues con habilidad había arrancado incluso aplausos de una parte del público que llenó el auditorio Ricardo Pozas y otros dos más aledaños donde se transmitió por circuito cerrado de televisión su propuesta México en el 2000.

En plena campaña a la precandidatura presidencial por el PRI, Bartlett fue invitado a la UNAM por su amigo y ex colaborador, el académico Fernando Pérez Correa, quien destacó del poblano su disposición por una gobernabilidad ante la próxima contienda presidencial.

Sentado ante el público estudiantil que ansioso esperaba la tanda de preguntas, el poblano no desaprovechó la oportunidad de estar en este lugar que en otros años se ha convertido en pasarela para los aspirantes a la Presidencia de la República. Allí insistió en sus deseos para el 2000 y fijó posiciones frente a los adversarios de fuera y dentro de su partido: confrontación política para los primeros, reglas claras y abiertas para los segundos.

El ex secretario de Gobernación y de Educación Pública calificó de ``rollo'' la propuesta del PRD y PAN de establecer un ``pacto de gobernabilidad'' antes de las próximas elecciones porque, explicó, eso se encuentra en la Constitución.

Bartlett presentó una ponencia en la que manejó a los clásicos de la ciencia política -Maquiavelo, Hobbes, Weber y Deutsch- para hablar del Estado y la gobernabilidad. Luego de un repaso histórico del contrato social, la sociedad política, la moral pública, el proceso de legitimidad y la democracia ``procedimental'' lanzó su propuesta.

``Afirmo que el debate político entre los mexicanos puede tener, debe tener como hilo conductor la confrontación de proyectos de nación que integren de manera específica los intereses y demandas ciudadanas, y afirmo que es esta dimensión propositiva, global, de la lucha electoral, la que reconcilia las dimensiones sustantiva y procedimental de la democracia; es decir, es la dimensión en la que debemos ubicar la lucha política del futuro inmediato.''

Las falacias, según Bartlett

Luego de la lectura de su ponencia esperó las preguntas que ya preveía y a todas contestó por más de dos horas seguidas.

En relación con su experiencia docente en la UNAM, el primer estudiante le espetó sin preámbulo antes de preguntar: ``Aquí también dio clases un maestro memorable y que fue asesinado cuando usted fue secretario de Gobernación: Manuel Buendía''. Los aplausos aparecieron y Bartlett esperó con seriedad el planteamiento. ``En 1988 usted estuvo involucrado en el fraude electoral, antes se le acusó de estarlo con el narcotráfico y ahora viene usted a hablarnos democracia y pluralidad ¿Con qué ética nos habla de esto?'', concluyó el estudiante luego de recriminar a los organizadores no permitir el acto en un espacio más amplio.

-Yo no fijé las reglas para participar aquí, yo puedo participar en cualquier asamblea... Usted hace algunas acusaciones y dice que ordené el fraude del 68 -gritos de burla y una voz colectiva lo corrigen: de 88-, perdón, y también que estoy involucrado con el narco ¿Esos son los planteamientos?

-Sí, ¿con qué ética viene a hablarnos?

-Esos son términos, y si quiere de eso hablamos luego, afuera. Esta es nuestra facultad, es también mi facultad -dijo entre risas y abucheos.

``Hay un reiterado tinte político para descalificarme, desde hace años se viene haciendo en distintos foros. No hubo fraude en 88, eso está basado en una falacia: la caída del sistema; es una mitología eso de que hubo un fraude cibernético cuando estaba ganando Cárdenas. Han dicho que llegué a la computadora, la apagué y salió ganando Salinas. Eso es un absurdo. Estamos en una facultad donde se investiga -``se quemaron las boletas'', espetó alguien del público-. Esa es historia más reciente, hay que investigar; es absurdo hablar de fraude cibernético, esa afirmación está desmentida por (Jorge) Alcocer que era el representante de Cárdenas y por (Manuel) Clou-thier que reconoció la legitimidad de los resultados. Así que sus dos competidores reconocieron que no hubo fraude.

``Dicen que la DEA me persigue: es falso, sólo fui mencionado en un expediente y se demostró que es una falacia mi presencia en Guadalajara. Además, en Los Angeles no se me mencionó sólo a mí sino a todo el gobierno con intereses aviesos. Usted me dice que no tengo ética para hablar de democracia, ésa es su apreciación. Tengo 30 años de trabajo político y nunca fui acusado de estar en contra de la democracia ni cuando estuve en Gobernación'', concluyó en medio de aplausos de una parte del auditorio.

Vinieron más preguntas y acusaciones de intolerancia contra grupos de ambulantes de Puebla, el PAN y el PRD.

-Usted es un intolerante -reviró Bartlett-. Tengo el derecho y la obligación de criticar a los partidos de oposición que descalifican al PRI y al gobierno. No es una manifestación de intolerancia hablar contra el PAN porque el mayor peligro es el avance de la derecha, pues atenta contra los derechos constitucionales -argumentó, para luego manifestar-: El neoliberalismo es una amenaza contra el bienestar de los pueblos del mundo.

Uno a uno Bartlett confrontó, como ha sido su estilo en este año, a sus críticos. A algunos estudiantes les dijo ``partidistas'', y a otros que lo acusaron de ser una ``figura desgastada y trillada'' les respondió: ``Ante esos planteamientos me daría por muerto''. Luego insistió en su propuesta de defensa de la Constitución y en continuar con sus aspiraciones a la Presidencia: ``Tengo ideología, principios y ganas de ganar la primera y la segunda vueltas para elegir la candidatura en el PRI''.

Del Fobaproa no quiso hablar: ``No estoy ahí como otros, incluso precandidatos... No voy a decir quiénes, que se quede en el misterio''. De Chiapas y su exclusión en el último Informe presidencial expresó: ``El presidente tendrá sus razones'', y consideró que es un tema ``complejo'' que se resolverá cuando sea presidente.

Cansado de tanto hablar pero con la sonrisa en los labios, Bartlett salió del recinto universitario. ``En 88 perdí pero ganaré ahora'', confió ante los estudiantes, no sin antes amenazarlos con regresar como profesor en caso de una nueva derrota.