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Desafíos del comportamiento sexual

Con la publicación del libro Sexualidad, de Jeffrey Weeks, se inicia la colección Género y Sociedad, coeditada por el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Editorial Paidós.

Como profesor de sociología en la School of Education, Politics and Social Science de la South Bank University de Londres, Jeffrey Weeks se ubica entre los teóricos herederos de Michael Foucault para quienes esa conducta particular que llamamos sexualidad, lejos de ser un fenómeno primordialmente natural, es un producto de fuerzas sociales, una construcción histórica. Weeks ha dedicado más de 10 años a escribir sobre la historia y la sociología del sexo.

Por fin se traduce al castellano -en versión de Mónica Mansour- un libro que, publicado originalmente en 1986, se ha convertido en referencia indispensable para la discusión sobre la sexualidad humana. Aunque llega a nuestro idioma con más de 10 años de retraso, no deja de ser un un acontecimiento poder leer a Jeffrey Weeks en español, en una traducción que conserva el estilo ameno e incisivo característico del sociólogo inglés.

Para Weeks, el hecho de presentar su obra a nuevos lectores en una lengua y una cultura distintas a las suyas encierra una paradoja, ya que su convicción teórica es que la sexualidad y lo érotico sólo pueden tener un significado en culturas específicas; sin embargo, ofrece a un público más amplio un libro que surge de su propia experiencia culturalmente limitada.

El sociólogo considera que este libro puede resultar útil más allá de su contexto local debido a la necesidad de entablar un diálogo con los demás: ``...la búsqueda de una verdad única sobre la sexualidad y el cuerpo ha llevado, durante demasiado tiempo, a una negación de la diversidad humana y de las opciones, ha limitado la autonomía individual y ha convertido los placeres del cuerpo en secreto indecente. Estoy de acuerdo en que el comportamiento sexual implica peligros tanto como alegrías, y en que fácilmente puede convertirse en un agente de dominación así como de potenciación individual. Pero esto sólo nos lleva al desafío real: encontrar valores comunes que puedan trascender las diferencias culturales, construir maneras de vivir juntos que puedan incluir la diversidad y la autonomía individual y desarrollar una ética que respete todas las distintas maneras de existir como seres humanos''.