La Jornada Semanal, 6 de septiembre de 1998



Graham Greene

memorias

La mitad de mi fe

(textos inéditos en español)

Graham Greene, católico converso nada convencional, viajero sin descanso, arbitrario a veces, a veces certero, siempre justiciero, nos entrega tres testimonios de su paso por la vida y por la fe, una fe de la que sólo recuperó la mitad después de vueltas y revueltas, de dialogar con Dios o de enfrentar Su silencio.

El Rey Leopoldo

Una noche en 1964 me llamó por teléfono el rey Leopoldo de los belgas, quien quería mi consejo. Estaba organizando una feria para presentar la historia de Bélgica, que se celebraría en todas las capitales del mundo, y se preguntaba qué trato debía darse a la desafortunada historia del Congo.

Le sugerí que fuera completamente franco, y admitiera el crimen de su tatarabuelo (yo no estaba seguro de que ese fuera el parentesco) y los errores del gobierno belga. Podría usted compararlos con los errores cometidos por otros países, incluido el mío, la matanza de Amritsar, por ejemplo. Nunca supe si siguió mi consejo.

...

Acostado en la cama, tomé la gran resolución de dar la espalda a la cristiandad por completo y adoptar el budismo. En ese momento decisivo, tuve el sentimiento de tener a Cristo junto a mí. Su perfil era tenuemente visible en la oscuridad, y parecía que mi pérdida lo hacía infeliz. Recuperé al menos la mitad de mi fe.

Escenario

Pedí representar el papel de un sacerdote que se suicidaba durante la misa. La obra se iba a representar en un pequeño teatro en çfrica del Norte. Aceptaron, pero no me dieron ningún diálogo y el libreto no daba ninguna explicación sobre mis movimientos escénicos.

Decidí improvisar.

Un sacerdote predicaba cuando entré a escena. Decía a la audiencia que no sólo eran sagrados el agua y el sagrado vino, sino también ``los implementos'' de la misa, el cáliz y la patena. Yo exclamé que esos objetos no tenían maldita importancia. ``Soy un sacerdote y me voy a matar, Dios, porque Tú has cesado de amarme.''

Al día siguiente fui al pueblo y pregunté a dos africanos si mi actuación había impactado a la audiencia. Me aseguraron que la gente estaba muy impresionada y seguía comentando mi actuación. Además, me informaron que San Agustín había vivido en este pueblo.

De A World of My Own. A Dream Diary
Traducción: Rubén Moheno


El presente no es un libro

Nicole Brossard

Traducción: Mónica Mansour