La Jornada 5 de septiembre de 1998

Controlar flujos de capital, pedirá el G-Río al FMI

Rosa Elvira Vargas, enviada, Panamá, 4 de septiembre Ť Convencidos de que es necesario hacer algo más frente al caos financiero internacional que convocar a organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que aplique medidas de control a los flujos de capital, los mandatarios latinoamericanos que se reúnen aquí, en el marco del Grupo de Río, asumirán posiciones rotundas en materia de vigilancia a los sistemas bancarios y de estrategias económicas para mantener la disciplina fiscal y monetaria.

Lo anterior trascendió esta noche en fuentes oficiales que participan en esta cumbre de mandatarios, donde se ha vuelto a imponer un bloqueo total a la participación directa de los periodistas ya no se diga en las sesiones formales de trabajo, sino siquiera en los elementales actos protocolarios de bienvenida e inauguración.

En las versiones preliminares de la Declaración de Panamá a las que se ha tenido acceso, resalta la preocupación de los mandatarios en el sentido de que la globalización económica y la volatilidad de los flujos de capital de corto plazo representan los ``flancos débiles'' de sus modelos económicos y reclaman la intervención del FMI para imponer cierto tipo de control sobre los movimientos financieros.

Se indica que uno de los grandes desafíos de la globalización económica es la creciente vinculación entre los diversos mercados financieros de cada país, por lo que el FMI, ``debido a su papel central en el sistema monetario internacional, tiene una posición privilegiada'' para colaborar con los denominados mercados emergentes en mitigar el impacto negativo generado por el caos económico ruso y la pérdida de confianza en las bolsas asiáticas.

La petición de los mandatarios participantes al FMI irá más en el sentido de que asuma medidas preventivas más que de remedio a las consecuencias del escenario que hoy vive el entorno financiero mundial, esto en virtud de para los miembros del Grupo de Río es de vital importancia que, ante el retiro masivo de capitales extranjeros, se fortalezca el ahorro interno para reducir la dependencia exterior de inversiones.

Pese a sus preocupaciones sobre la cuestión financiera, los jefes de gobierno no podrán eludir otros temas de la agenda latinoamericana y. de hecho, el propio presidente anfitrión, Ernesto Pérez Balladares, tuvo que hablar en la ceremonia inaugural, del revés que sufrió su partido, el Revolucionario Democrático, hace apenas unos días al convocar a un referéndum para buscar la relección del mandatario.

Dijo a sus invitados que los panameños, en un acto ``lleno de civismo y de libertad'', tomaron la decisión de no acoger las propuestas de reformas constitucionales al sistema político (no mencionó el término relección) y que ante la limpieza con la que se condujo ese proceso, hay coincidencia de que ete país está preparado para ``alcanzar todos los triunfos que merece''.

Y es que si de triunfos se trata, aunque la paternidad de los mismos pueda escamotearse, lo cierto es que Panamá se prepara ya para que al mediodía del 31 de diciembre de 1999, Estados Unidos entregue el canal a sus legítimos dueños.

En este sentido, Pérez Balladares dijo que ese hecho, reitera el sentido de la responsabilidad panameña frente a la vía interoceánica y da a la nación el compromiso de mantener lo que llamó el ``activo más importante de la repúbica'', asegurar su libre funcionamiento y atender a su protección y seguridad.

La cumbre de Río de este año, al igual que la de 1997 en Paraguay, enfrenta de nuevo el reto de revisar su operatividad y eficacia: el presidente panameño, tocó el punto en su discurso de apertura al establecer que las relaciones entre las distintas subregiones latinoamericanas han alcanzado un grado de madurez suficientemente significativo como para que amerite un nuevo marco de vínculos entre sí.

``Digamos con toda claridad que si el Grupo de Río encuentra dificultades para convertise además de un eficiete foro de interlocución entre sus miembros, en uno más amplio de concertación entre los grupos subregionales de integración, pudiera sufrir grave deterioro, con enormes repercusiones estratégicas para América Latina en sus relaciones hemisféricas y mundiales, en virtud de la creciente consolidación de bloques económico-comerciales y políticos, con impresionantes vínculos culturales'', advirtió.

Al hablar así, Pérez Balladares seguramente pensaba en lo ominoso que puede ser para este grupo regional la ausencia en esta conferencia de los mandatarios de Brasil, Argentina y Uruguay, quizá con poderosas justificantes internas, pero inexplicables si se considera que sobre todo los dos primeros países han experimentado fuertes sacudidas en sus bolsas de valores y considerables fugas de capital en las recientes y convulsas semanas.

La cumbre de Río tendrá el sábado dos sesiones formales de trabajo, luego de las cuales los mandatarios suscribirán la Declaración de Panamá en la que también se tocarán aspectos como la insistencia de limitar el armamento convencional en la región, fortalecer la lucha contra el narcotráfico y el lavado de dinero.

De igual manera, se insistirá en que las naciones que aún no lo han hecho suscriban el Convenio de Ottawa sobre prohibición de minas antipersonales en zonas de conflicto interno o en regiones fronterizas.