El problema no está en interrogarse por qué Ernesto Zedillo le faltó una vez más el respeto de los mexicanos en su Cuarto Informe, sino en cómo frenar a un gobierno que sigue atentando de manera tan grave contra la nación.
1. Ernesto Zedillo no cumplió en 1998 con el mandato constitucional que le impone el artículo 69 de presentar un informe sobre ``el estado general que guarda la administración pública del país'', y prefirió leer un discurso mentiroso dirigido no a los mexicanos sino al FMI, en el que como ya es su hábito presentó a un país irreal, escondió la vinculación de la administración pública con la corrupción y el narcotráfico, y presentó como realizaciones de ``su gobierno'' los esfuerzos de la sociedad y los logros del Congreso o de los gobiernos estatales.
2. Los silencios que tuvo Zedillo sobre los problemas del país no fueron, por otra parte, más que un reflejo de su incompetencia. La pretensión de ocultarle al Congreso y a la nación su fracaso en el manejo de la economía, el desastre de las privatizaciones, la realidad sobre el desempleo, el naufragio oficial en educación y en salud, la miseria que se extiende, su incapacidad para enfrentar a la mafia de Salinas, la subordinación que guarda a poderes externos o negarse a una autocrítica sobre el Fobaproa e ignorar la guerra en Chiapas sólo evidencia una irresponsabilidad.
3. Los pueblos indios, por decreto de Zedillo, no existen (porque se les ignora), como acontecía antes de 1994, y sólo hay en el gobierno una preocupación: el destino de la banca y de los banqueros: de sus propios intereses.
4. La decisión de Zedillo de no hablar de la guerra que libra contra los pueblos indios, del agravamiento del conflicto en Chiapas, de su lucha contra la Iglesia católica en el sureste y de su negativa a cumplir los acuerdos de San Andrés fue, sin embargo, en defensa propia, y eso habría que reconocerlo. ¿Cómo podría haber hablado sin autoinculparse, de Acteal, que fue un crimen de Estado, urdido con su autorización, aunque haya sido en el último año la principal noticia sobre México en la prensa internacional?
5. Las omisiones de Zedillo fueron muchas, pero habría que subrayar que no habló tampoco en su Cuarto Informe de lo que fueron sus logros reales, y que no son desdeñables. En el último año logró proteger eficazmente los intereses financieros y económicos de los Salinas, se esmeró, a través de la PGR, en ocultar la verdad sobre los crímenes políticos, logró consolidar a sus grupos paramilitares, protegió con eficacia a los cárteles, agradeció a El Divino y a De Prevoisin sus aportaciones en el 94 y, como si no fuera poco, logró mantener al PRI como un partido de Estado.
6. El ardid del grupo en el poder no por obvio es menos peligroso, ya que los partidos de oposición han sido los primeros en aceptar las reglas del engaño de que ya hay democracia. Al dedicarle más de 15 minutos de su texto al tema de ``la democracia'', que según él ya existe en México, Ernesto Zedillo no sólo enviaba por enésima vez al exterior un mensaje de propaganda, sino que hizo una nueva invitación a los partidos a negociarlo todo, y en particular el Fobaproa. Lo que en el vocabulario oficial quiere decir a negociar lo secundario de la propuesta oficial (sobre la base de que no hay de otra) y a compartir la responsabilidad de lo que acontece, sumándose en todo al proyecto neoliberal, a cambio de poder acceder, cada vez más, a cargos administrativos.
7. El vocablo cinismo es muy preciso para calificar la actitud de quienes gobiernan a México, y eso fue muy evidente en el Cuarto Informe. La privatización de la banca, de las autopistas, de la seguridad social y de los teléfonos, ha puesto de manifiesto en múltiples escándalos, de los que Zedillo no habló, los mayores actos de corrupción de nuestra historia reciente y la connivencia de varios funcionarios con intereses privados, así como el hecho de que la corrupción del sector privado es tanto o más desenfrenada que la del sector público, por el hecho de que no tiene controles ni fiscalización alguna de la sociedad. Estas privatizaciones, que constituyeron un despojo fraudulento a la nación para beneficio del salinismo, no han sido aún explicadas, y a pesar de ello, con un cinismo absoluto, el gobierno no esconde que se ha comprometido a proseguir la privatización de Pemex y de la industria eléctrica.
8. La retórica de ``la democracia'' en un grupo que ha conformado el poder oligárquico más ambicioso de la historia de México constituye un acto desvergonzado, pero no puede desconocerse que es también parte de una estrategia cuya pretensión es blanquear el desprestigio de los gobernantes actuales para legitimarlos. El gobierno ``de Ernesto Zedillo'' se instaló en el poder en 1994 por la vía del crimen político y de la imposición fraudulenta con los dineros del narco y del peculado, y ahora pretende hacerse pasar no sólo por legítimo y democrático sino también por democratizador.
9. El grupo que gobierna a México no encabeza nada más a un gobierno derechista, como pretenden muchos: es la cabeza visible de los intereses más turbios. Los dirigentes de oposición y los intelectuales que aceptan la simulación de que hay una ``normalidad institucional'' están propiciando por ello que se ahonde el desastre nacional.
10. El desafío es más que nunca el edificar en México otro régimen político.