La Jornada viernes 4 de septiembre de 1998

Astillero Ť Julio Hernández López

Va tomando cada vez más fuerza el reclamo de que se esclarezcan las formas de financiamiento de la campaña presidencial priísta de 1994.

El asunto puede convertirse en el detonador de una crisis política de dimensiones desconocidas. La precariedad del andamiaje sobre el que se ha sostenido el actual régimen, difícilmente resistiría el peso de la indagación y el conocimiento oficiales de los mecanismos, los personajes y los intereses que confluyeron económicamente en la aportación de fondos para la promoción electoral del doctor Ernesto Zedillo.

Presuntos implicados

El trazo y el destino del disparo hecho por panistas y perredistas contra la campaña zedillista son aún inciertos, pero desde ahora puede asegurarse que ya se han ganado la parte de la opinión pública necesaria para convertir los términos de ese lance en un hecho político firme. A ese buen posicionamiento de sus adversarios ha contribuido la recurrencia priísta a los expedientes de la demagogia y la evasión.

Las declaraciones de Mariano Palacios han sido poco útiles para el PRI, al pretender salvar con tecnicismos legales lo que es una exigencia política y social que merece respuestas inteligentes y creíbles.

Pero, hoy, la oposición ha instalado en el escenario político la siguiente premisa: la campaña presidencial priísta de 1994 estuvo financiada con dinero proveniente de los capos de la política y los negocios, que pudieron dar, primero, y luego recuperar, mediante maniobras de encubrimiento como las del Fobaproa, los fondos necesarios para que el PRI ganara inequitativamente las elecciones.

Así, al ligar de manera clara las trapacerías cometidas al amparo del Fobaproa con el financiamiento de la campaña zedillista, los partidos no priístas están apuntando el elemento cohesionador de la unidad del sistema: las complicidades.

Complicidades, sea dicho, que hacen que hoy estén en el mismo expediente los personajes principales de la gran telenovela nacional: el salinismo rematador de bancos y casas de bolsa, los entonces increíblemente exitosos empresarios, como Carlos Cabal Peniche, las impunidades largamente exhibidas de gobernadores delictivamente derrochadores, como Roberto Madrazo, las sonrisas y las elegancias de un Oscar Espinosa Villarreal que manejó finanzas públicas y priístas, y que luego de pasar por el gobierno capitalino aspira a dejar su huella en las tareas turísticas.

Los verdaderos candados

Pero el embate opositor está revisando el pasado para conjurar el futuro. Lo importante no es castigar los retorcimientos con los que se favoreció al partido en el poder (es decir, ni PAN ni PRD incluyen en sus menús sensatos una cabeza presidencial a la Fobaproa; nadie en esos dos partidos centrales promueve de verdad la renuncia del presidente Zedillo, con todo y los enredos verbales de Felipe Calderón en reciente entrevista radiofónica), sino crear las condiciones reales que permitan impedir que en la próxima elección presidencial se repitan tales trasiegos.

De hecho, la exigencia de que el PRI devuelva los fondos de los que irregularmente dispuso para su campaña presidencial es una manifestación oportuna, y en voz alta, de las preocupaciones que tienen los dos partidos opositores principales ante los indicios de endurecimiento político que resurgen sobre todo en momentos de debilidad institucional como los que hoy se viven, y de la transparencia con la que se van configurando amenazas reales al proceso de transición democrática por parte de personajes e intereses que desde ahora anuncian su nula disposición a permitir que el priísmo perdiese el poder en el 2000.

Fichitas que no se dejan fichar

Diariamente son detenidos y vejados miles de mexicanos pobres que, entre otros agravios, tienen el de ser sometidos al registro judicial vulgarmente conocido como fichaje.

Convertido en instrumento de afrenta social, aun cuando jurídicamente no represente una conclusión condenatoria para el procesado, sino únicamente su sujeción a un juicio del que podría resultar inocente, el fichamiento es eludido con terror clasista por los presuntos delincuentes de cuello blanco, de los cuales el más reciente resulta ser el famoso Divino, quien se ha amparado (como antes lo hizo Paulina Castañón de Salinas de Gortari) para evitarse el infamante episodio.

Tales maniobras legalistas agregan gasolina al incendio social, pues contraponen el reino de la impunidad con el infierno de los mexicanos pobres que son fichados sin mayor recurso de apelación posible, pues carecen del dinero necesario para poner a su servicio la maquinaria judicial de amparo.

Pero aún peor. Diariamente se produce la arbitraria exhibición en sucios programas televisivos de mexicanos pobres que son detenidos en supuestas flagrancias delictivas y mostrados con gritones aires fascistoides como lacras sociales. Todos ellos carecen de recursos de amparo alguno. Simplemente son mostrados en canales de alcance nacional como criminales, sin que antes una autoridad los haya clasificado así.

Mientras tanto, los divinos y las divinas se niegan siquiera a que sus pulgares sean tocados por el pétalo de una almohadilla de tinta.

Astillas: Vale la pena leer la columna Fuerzas Armadas, de Javier Ibarrola, publicada en la edición de este miércoles en El Financiero. Allí se analiza si, dadas las condiciones extremas de incumplimiento de sus obligaciones constitucionales por parte de las autoridades civiles del país, sería conveniente que un militar buscase el poder en MéxicoÉ Por cierto, está por salir el libro que Gonzalo Martínez Corbalá ha escrito para relatar sus históricas experiencias como embajador mexicano en Chile al momento del golpe militar de Augusto Pinochet contra Salvador AllendeÉ Bonita la pancarta de ``Gracias, señor Presidente'', que Manuel Bartlett dibuja cada vez que alguien le recuerda la preocupación del presidente Zedillo de crearle condiciones propicias para su desempeño al próximo mandatario que, desde luego, el poblano considera será él mismoÉ Fuertes las pugnas internas en el priísmo de Quintana Roo. La renuncia de Jorge Polanco Zapata a la coordinación de la campaña de proselitismo de Addy Joaquín Coldwell abre una fisura grave, pues se suponía que al unirse Polanco, que era el delfín del actual gobernador Mario Villanueva, con Addy, hermana del ex gobernador Pedro Joaquín Coldwell, se establecía un pacto de conveniencia que daría estabilidad al difícil proceso de elección interna de candidato a gobernador. Sin embargo, Polanco ha renunciado a su cargo de coordinador en medio de señalamientos adversos hacia el equipo de la actual diputada federal. Los otros dos aspirantes con registro, Sara Musa y Joaquín Hendricks, creen que con estos incidentes de familias ellos pueden tener mejores posibilidades de triunfoÉ Pobres diputados: quieren insertar al país en la modernidad y no pueden pasar de la apertura manual de las puertas a los sistemas automatizadosÉ Ha dicho el presidente Ernesto Zedillo que se mantendrán, a pesar de los problemas económicos, los programas de desarrollo social. Las palabras fueron pronunciadas en el estado de México, en el que grupos priístas creen que Carlos Rojas puede ser el próximo candidato a gobernador.

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