El último fin de semana fue de intensa participación ciudadana: 15 mil defeños respondieron al llamado de las autoridades capitalinas barriendo, pintando y reforestando los 31 kilómetros de la avenida Insurgentes; y qué decir de los cerca de 700 mil defeños que rechazaron este domingo el Fobaproa. Quedó claro con estos actos masivos que sigue en pie la voluntad de cambio, hacer las cosas de otra manera, no resignarse a perder el espacio.
Nuestras calles y plazas no quieren ser abandonadas a la delincuencia, al caos, al deterioro, a la irrefrenable pobreza acarreada por este sistema neoliberal y sus irresponsables gobiernos que recortan recursos a la sociedad para salvar a los especuladores bancarios y carreteros, y para pagar fraudulentas campañas del partido del Estado y comprar una imagen a su medida en los medios de comunicación. Rosario Robles nos anuncia que en las próximas semanas, 40 mil capitalinos participarán en más acciones de este tipo.
Pero es importante destacar la otra implicación de estos eventos: el gobierno de la ciudad no quiere quedarse con los brazos cruzados en el tema que se destacó como central desde la campaña de Cuauhtémoc y que es la participación ciudadana. Y es que el PRI se ha empeñado en generar una parálisis administrativa, en este caso oponiéndose por todos los medios a la aprobación de una nueva Ley de Participación Ciudadana, e impidiendo así que fueran formados los comités ciudadanos territoriales en colonias, barrios, unidades habitacionales y pueblos como lo propusieron infinidad de grupos sociales y de iniciativas legislativas del gobierno y del PRD.
Entonces, al lado de las campañas de fin de semana se están llevando a cabo otras estrategias buscando superar el inmovilismo: las delegaciones y el gobierno del Distrito Federal están tratando de organizar la participación ciudadana buscando una mayor continuidad y organicidad; es decir, que no sean acciones esporádicas, con participantes que al día siguiente pueden no saber cómo ni en dónde reagruparse. Se están llevando adelante experimentos piloto en alrededor de una veintena de zonas vecinales del Distrito Federal, una o dos por delegación, aprovechando las técnicas más actualizadas de articulación gobierno-sociedad que han demostrado su eficacia en otras partes de Europa y América Latina.
Se trata de pueblos periféricos de crecimiento incontrolado, de colonias extremadamente deprimidas pobladas salvajemente (sin zonas verdes, sin espacios de equipamiento...), de unidades habitacionales extremadamente conflictivas, etcétera. Ahí la intervención gubernamental para el reordenamiento territorial y social se está dando a través de los llamados ``planes parciales de desarrollo urbano''. En ellos participan, varias veces por semana, los vecinos y las organizaciones sociales y políticas ahí enraizadas a través de reuniones y asambleas temáticas (seguridad, agua, uso del suelo, servicios urbanos...). Pero algo ha sido muy importante en esta nueva estrategia: al lado de las autoridades y los técnicos delegacionales y del gobierno central, han sido invitadas a participar, remuneradamente, organizaciones no gubernamentales altamente profesionalizadas en el manejo de problemas urbanos. Así, la confrontación entre las autoridades y los vecinos siempre encuentra un tercer actor, que les da la razón a unos o a otros con base en argumentos técnicos y sociales bien sopesados.
En otro momento nos extenderemos sobre esto; por ahora es bueno concluir recordando que los casos piloto de que hablamos deberán extenderse en un tiempo más o menos corto a muchos otros espacios en las distintas delegaciones políticas; ahora bien, siendo tan difícil que la gente se organice para hacer frente a sus problemas, es inconcebible que no contemos ya con una nueva Ley de Participación Ciudadana. En este periodo de sesiones de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal ya no serán necesarios tantos acuerdos de salón entre partidos políticos. La opinión pública está preparada para que por legítima mayoría y a la mayor brevedad sea aprobada esa ley, y nuestra participación en los problemas de la ciudad sea de lunes a sábado y también dominguera.