El Bronx quiso dirigir protestas de reporteros
Alonso Urrutia y Ciro Pérez Ť ``¡Sáltense! ¡Sáltense!'', salió la arenga desde el Bronx priísta, dirigiéndose al recién bautizado corral de la ignominia, el sitio reservado a partir de ahora al trabajo de los medios de comunicación.
Fue la sesión instaladora del periodo ordinario en la Cámara de Diputados, dominada por las protestas de la prensa:
``¡Yo la encabezo, no le saquen...!'', gritó alguien. ``Las mordazas no silenciarán a la prensa'', se advertía en una cartulina. ``No a las restricciones que impiden el trabajo de los reporteros'', se exigía en otra.
La protesta creciente distrajo la atención de una sesión de mero trámite, en la que se eligió al ya designado Arturo Núñez como presidente durante septiembre del periodo de sesiones. El responsable de responder hoy el Informe del Presidente.
La primera sesión de la cámara se efectuó sin utilizar aún el sistema electrónico de pase de lista y votación, por lo que la elección se prolongó como en los tiempos de la premodernidad legislativa.
Desde temprano, durante las sesiones de prueba que efectuó cada partido se anticipaba la inconformidad de la prensa.
Empezada la sesión y comprobadas las limitaciones del corral de la ignominia para el trabajo, comenzaron las manifestaciones públicas, las cuales fueron rápidamente aprovechadas por los priístas para endilgarle al perredista Porfirio Muñoz Ledo la responsabilidad del corral, aprobado en su momento por todas las fracciones parlamentarias.
Desde el Bronx, los líderes obreros buscaban aprovechar la coyuntura:
-¡Restriéguenle las pancartas a Porfirio...! -gritó alguno de ellos.
Pausadamente, el nuevo presidente de la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política (CRICP), Arturo Núñez, se acercó al corral.
-¡Hagan un escrito para llevarlo yo a la CRICP! -ofreció a los comunicadores que airadamente reclamaban su nueva condición en el salón de sesiones.
A lo lejos, panistas, perredistas y la oposición en general sólo miraban, sin inmutarse, la protesta.
El oportunismo priísta en pleno aprovechaba la ocasión y trataba de encabezar la inconformidad.
Fidel Herrera, vicecoordinador de la fracción tricolor, gritaba: ``¡Ahí están los culpables! ¡Ahí están los culpables!'', en alusión a Pablo Gómez y Muñoz Ledo, a quienes responsabilizan del corral.
``Pero si los priístas votaron a favor; Carlos Jiménez Macías dijo que si su coordinador estaba de acuerdo, no tenía inconveniente'', respondió al término de la sesión el diputado independiente Marcelo Ebrard, y puso como testigo al oficial mayor Humberto Murrieta.
Mientras tanto, el diputado perredista Armando López aseguraba que el corral fue resultado de un acuerdo cupular de la CRICP, tomado sin consultar a la mayoría de los diputados.
Por lo pronto, en la sesión instaladora se presentó la primera impugnación de los medios de comunicación contra las nuevas instalaciones.
Hacia el mediodía se dio la última incursión de la prensa en el salón: las entrevistas postreras a Muñoz Ledo, Carlos Medina y Pablo Gómez... entre curules.
De visita en el salón, Gómez adujo que el sistema computarizado del voto es ya un viejo proyecto que fue concretado en 1981. ``Sólo que Luis M. Farías -líder en ese entonces de la cámara- simplemente dijo: Yo, a la antigüita''.
Gómez aseguró que el incremento en los costos de la remodelación fue producto del recelo priísta. ``Querían que fuera con dedo y no con tarjeta...''
Poco a poco fueron acercándose los diputados, mientras los trabajadores del Palacio Legislativo se afanan en terminar los tableros electrónicos, retrasados literalmente por el clima: un ciclón en el Golfo de México retrasó la llegada de puertas desde Miami, y el cierre obligado de puentes en Nuevo Laredo, por causa de inundaciones causadas por la crecida del río Bravo, impidió que llegaran aditamentos para los tableros.
Por la noche se realizó una sesión de prueba de luces, la última antes del Informe de hoy.