Ahora que el gobierno y los banqueros patrocinan una enorme y costosa cruzada publicitaria para hacernos creer que el Fobaproa es la mejor inversión para el país, deseo referir otra inversión que sí es excelente y no compromete a las futuras generaciones. Por el contrario, favorece a millones de personas, especialmente de escasos recursos: la lactancia materna. Cuando la economía es un tema de alta prioridad en la agenda de los gobiernos y las finanzas de la familia, sin embargo su valor difícilmente es considerado. Con el fin de hacer conciencia de lo que significa, la reciente Semana Mundial de la Lactancia, que se celebra cada año, tuvo como propósito divulgar los beneficios que conlleva dicha práctica e iniciar acciones tendientes a protegerla, promoverla y apoyarla como una de las mejores inversiones en el futuro de las naciones.
La campaña citada tuvo el apoyo de varios organismos internacionales y destacó el valor económico de la lactancia versus el alto costo de la alimentación artificial que promueven poderosas trasnacionales. Las ventajas no solamente consisten en no erogar cantidades importantes de recursos en la compra de fórmulas preparadas, sino que amamantar a un bebé reduce los riesgos de enfermedades, como gripas y alergias. En México, donde el gasto en bienestar se ve castigado por los recortes presupuestales anticrisis, las instituciones de salud pública también se benefician al atender a menos niños enfermos, y el país en su conjunto al contar con una población más sana.
Y es que la alimentación artificial que promueven las trasnacionales cuesta cada vez más. Originada a partir de la leche de vaca, demanda energía y equipos que permitan obtener una adecuada preparación de las fórmulas, además de los costos de agregarle algunos suplementos (como hierro y nutrientes), agua y otros compuestos. Todo lo anterior se refleja en la economía familiar. Así por ejemplo, un niño de cinco meses puede consumir a la semana entre tres y cuatro botes de leche cuyo costo por unidad supera los 40 pesos. Eso representa un gasto mensual aproximado de 600 pesos, sin contar con otros insumos necesarios para preparar las fórmulas, como energía, agua, esterilización de biberones y demás. La lactancia materna resulta entonces una estrategia mucho más conveniente en épocas de crisis pues se ahorra dinero a la par que se invierte en salud y en progreso.
Además de las ventajas económicas, hay otras sobresalientes. Por principio, la leche materna aporta en cantidad y calidad los nutrientes que permiten al niño tener un adecuado crecimiento y desarrollo. Está disponible de inmediato y a la temperatura ideal, favorece la maduración del sistema nervioso central y del aparato digestivo de las criaturas; no produce alergias, previene la mala alimentación que se expresa en obesidad y desnutrición; también la anemia, por tener esa leche cantidades adecuadas de hierro, cobre y ácido fólico, y por proteger contra las amibas, el cólera y otras infecciones.
En cuanto a la madre, le ayuda a su recuperación después del parto, reduce la incidencia de cáncer de mama, ovario y útero, favorece el espaciamiento de los embarazos y la relación afectiva entre madre e hijo. Y por si no fuera suficiente, la lactancia disminuye la incidencia de osteoporosis en la mujer gracias a la prolactina, una hormona que produce la leche.
Aunque el sector salud realizó el mes que hoy concluye su campaña para promover la lactancia materna, es una tarea que debe ser permanente y apoyada por los medios masivos de comunicación y por otras instancias. Por ejemplo, la Secretaría de Hacienda, la Asociación de Banqueros de México y otros organismos privados, que ahora derrochan recursos tratando de justificar el saqueo disfrazado de Fobaproa. Igualmente sería un acierto que parte de los dineros que se llevaron unos cuantos y que quieren paguemos todos vía deuda pública, los recupere el gobierno y se dediquen a atacar la desnutrición infantil que hoy padecen millones.