Raúl Cicero

Medicamentos genéricos al alcance de todos

El objetivo de la medicina es lograr que los enfermos sanen con el empleo de los medicamentos indicados para curar las enfermedades que presentan; eso sólo es factible cuando tales medicamentos tienen un precio accesible o son suministrados por las instancias de seguridad social.

Leo en un periódico una lista de productos ``farmacéuticos similares'' (genéricos) de medicamentos intercambiables con los ``originales'' o líderes del mercado, pero con una diferencia brutal en el precio. Menciono sólo dos ejemplos.

Diclofenaco 100 mg -Voltaren retard-: $150; similar: $35; ahorro: $115 (77%).

Ciprofloxacina 250 mg -Ciproxina-: $165.40; similar: $45; ahorro: $120 (79%).

Surge una pregunta: ¿qué significan esos precios tan disímbolos? Cómo es posible que si son productos iguales el precio sean tan diferente, ¿o no son iguales y tal vez por eso cuestan menos? Sea como sea, uno de los más graves problemas del sector salud es la carestía de los medicamentos, que se traduce en cuadros básicos notoriamente insuficientes y discriminatorios para los derechohabientes de la nación, que sólo reciben los productos baratos y a veces ni siquiera esos porque es frecuente que no haya en existencia. Muchos son los enfermos que no tienen ya acceso a un tratamiento médico adecuado por su elevado costo, más aún cuando padecen enfermedades crónicas.

La falta de un tratamiento se traduce en un grave problema de salud porque los enfermos, sobre todo los crónicos, ven progresar sus males de modo inexorable al no poder sostener un tratamiento a largo plazo, quizá de toda la vida como es el caso de hipertensos, reumáticos y diabéticos. O como las mujeres climatéricas, que serán víctimas de alteraciones degenerativas y de la osteoporosis si no pueden comprar medicinas hormonales como los estrógenos o sus sustitutos por su alto precio.

Los medicamentos genéricos, más de 200, ya aprobados por la Secretaría de Salud y la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica, pueden ser la salvación o por lo menos un alivio para la desesperante situación de muchos enfermos. Deben ofrecer la misma garantía que los de marca y es obligación de las autoridades certificar la pureza de esas sustancias, su eficacia, su caducidad, su biodisponibilidad, su estabilidad, su excreción y la comprobación de efectos secundarios, entre otras variables. Sólo así el pueblo enfermo podrá beneficiarse realmente. Ojalá los similares o genéricos sean efectivos de verdad.