Jorge Turner Morales
Inventario del centro antidrogas III y último

Diversos países de América Latina en especial México, han expresado sus reservas ante los desvergonzados acuerdos bilaterales. Pero también Panamá ha cambiado su actitud obsecuente inicial en virtud de circunstancias políticas surgidas en el lapso. El actual presidente de la República, Ernesto Pérez Balladares, desea relegirse en los comicios que tendrán lugar el 9 de mayo de 1999, en un país que no admite aún la reelección.

La Asamblea Legislativa ya aprobó, a fin de facilitarse el camino, la reforma del artículo 173 de la Constitución para que puede ser así. ``Los ciudadanos que hayan sido elegidos presidentes o vicepresidentes de la República podrán ser relegados para el mismo cargo en el periodo presidencial inmediatamente siguiente.

En este caso no podrán volver a ser elegidos o ser elegidos en ningún otro periodo para esos mismos cargos.

Para entrar en vigencia, la reforma debe ser aprobada en un referéndum el próximo 30 de agosto de 1998, y es aquí precisamente donde las circunstancias políticas concretas del país se enlazan con los acuerdos bilaterales; el presidente ha detenido las negociaciones con el propósito de no sufrir en el referéndum, que permitiría su relección, un ``voto de castigo'', en vista de una complacencia manifiesta ante la nación que invadió a Panamá en 1989.

Habrá que esperar a lo que suceda el 30 de agosto de 1998. Si los ciudadanos votan a favor de la reforma constitucional es muy probable que Pérez Balladares gane también las elecciones primarias al interior de su partido, el Partido Revolucionario Democrático (PRD), y quede habilitado así para contender como candidato presidencial en los comicios del 9 de mayo de 1999. Si la población se inclina por el no en el referéndum, Pérez Balladares quedará descartado como candidato presidencial del PRD. Existen otros presuntos candidatos al puesto presidencial de diferentes agrupaciones políticas, que en su gran mayoría más parecen regidos por sus intereses particulares que por el problema crucial de la amenaza del restablecimiento del coloniaje en Panamá.

Todavía hay un elemento singular digno de consideración. En el caso de que los proyectos de acuerdo hoy congelados más o menos fuesen retomados, requieren de la aprobación final en otro referéndum. Es muy difícil predecir la evolución política que sufrirá el país, ni si habrá o no necesidad de esta consulta y en que fecha se realizaría. Pero si llegara a convocarse en los términos en que están redactados los proyectos, para que el pueblo se pronuncie por el ``sí'' o por el no, habrá llegado en Panamá el momento culminante de decidir si quiere ser independiente o si prefiere vivir como colonia.

En esta lucha sabemos que habrá que enfrentar la prepotencia imperial y el reblandecimiento de cierto sector de la población nacional, pero sabemos asimismo, que de nuestro lado contaremos con la simpatía tradicional de América Latina por ``la causa patriótica panameña''. Sin embargo en un referéndum así, tendremos que valernos y contar ante todo con nuestras propias fuerzas a fin de enterrar la amenaza que tenemos encima. Para que emerja un espíritu colectivo auténtico hay que exigir que el referéndum esté antecedido de un amplio clima democrático en donde sea posible sentir el soplo bienhechor y convincente de los grandes hitos de nuestra historia.