Apenas ayer lamentábamos los estragos de una sequía prolongada. Hoy lamentamos las fuertes lluvias que han atacado con furia al estado de Coahuila, y que en otras entidades como Oaxaca, Quintana Roo, Tamaulipas, Guerrero y Michoacán han dejado secuelas. Los muertos suman ya más de 20 y los damnificados se cuentan por miles.
En el norte del país, la tormenta tropical Charly ha provocado que el río Bravo se desborde, arrastrando todo a su paso. Decenas de viviendas en Ciudad Acuña y Piedras Negras, en Coa-huila, se inundaron.
En la ciudad de Nuevo Laredo fueron evacuadas 600 familias por la crecida del río, que se espera alcance una altura de aproximadamente 12 metros.
Las poblaciones afectadas sufren carencia de agua potable, electricidad y teléfono. Los víveres escasean y mucho ganado se perdió.
Los pronósticos meteorológicos reportan nuevas lluvias, chubascos y tormentas eléctricas. Sólo los más viejos recuerdan que hace más de 40 años sucedió una catástrofe semejante a la actual.