Bajó 42% en 25 años la superficie cosechada por habitante: Sagar
Martha García Ť La superficie cosechada por habitante en el país disminuyó 42 por ciento en los últimos 25 años, y las posibilidades de ampliar las áreas de irrigación para cultivos son muy limitadas, afirma la Coordinación General de Extensionismo y Desarrollo Tecnológico de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural (Sagar).
En su análisis sobre las condiciones en que se desarrolla la agricultura en México, la dependencia agrega que el costo actual para incorporar una nueva hectárea al riego es de 40 mil a 80 mil pesos, y que el aprovechamiento del agua subterránea enfrenta problemas técnicos.
Sin embargo, aclara que a nivel nacional el balance es positivo, pues la extracción representa 70 por ciento del volumen de carga natural, mientras que en algunas regiones áridas del norte el balance neto es negativo, ``dando lugar a una sobrexplotación de mantos freáticos, con altos costos de bombeo, menores descargas y contaminación por sales arsenicales''.
Precisa que en todo el territorio más de 20 millones de hectáreas se consideran aptas para el cultivo, pero sólo se cosechan cerca de 18 millones al año.
Explica que la superficie bajo riego es de 6.3 millones de hectáreas, pero existe una concentración regional del sistema de irrigación, ya que de las 32 entidades federativas sólo 12 estados concentran 60 por ciento de la superficie irrigada. Los terrenos de temporal comprenden 12.5 millones de hectáreas, y 50 por ciento se ubica en pendientes pronunciadas y con diversos grados de deterioro y erosión.
Resalta que según informes de la FAO de hace cuatro años, más de 7.8 millones de hectáreas de la superficie cultivada (28 por ciento), presenta rentabilidad negativa. Asimismo, la superficie cosechada por habitante descendió de 0.36 hectáreas en 1970 a 0.19 hectáreas en 1998.
Destaca que los terrenos para la ganadería en las regiones tropicales se ampliaron 70 por ciento. Ese ramo, precisa, constituye el principal uso de suelo del país: se desarrolla sobre una superficie de 90 millones de hectáreas que incluye tierras de bajo potencial agrícola y zonas de buen temporal, incluso la quinta parte de la superficie de riego. Los sistemas de producción van desde la ganadería pastoril extensiva hasta unidades de producción de traspatio.
Acerca del impacto del TLC, sostiene que el campo registra bajos niveles de producción y productividad por la falta de infraestructura adecuada, carencia de tecnología y rezago en la capitalización. Considera ``gran desafío'' el fortalecer los procesos de investigación y extensión tecnológica que permitan establecer sistemas de producción competitivos y a la vez influyan en la redistribución del ingreso rural y racionalicen el uso de los recursos.