Presentan libro Acuerdos de San Andrés
Matilde Pérez Ť ¿Por qué el gobierno se abstuvo de avanzar en el proceso democrático y democratizador; por qué le temió a su firma?, preguntó el escritor Carlos Monsiváis en la presentación de libro Acuerdos de San Andrés.
Ante más de un centenar de personas que la noche de ayer se dieron cita en el Centro Cultural San Angel, el escritor habló sobre la ignorancia que hay en México acerca de la cuestión indígena, producto del racismo y del clasismo, de la educación del régimen. Al EZLN le debemos el salto del desconocimiento al conocimiento de lo indígena, apuntó; quienes hoy continúan ignorándolo, lo hacen por decisión propia, concientemente.
Los acuerdos de San Andrés, dijo, representan el ``ya basta'' de la postergación indígena y si bien es cierto que la vía armada no es la solución del problema, quienes están a favor de ella están del lado del gobierno, señaló.
Monsiváis dijo que con esta publicación se demuestra que esos acuerdos no son ``la flor de las brumas'', ni tienen el misterio con que pretende envolverlos el gobierno, sino que la campaña que ha desatado en su contra es para evitar que se divulguen y sean comprendidos, por ello el libro ``es una modesta voluntad de acercamiento a esos textos''.
Poco antes, Ramón Vera Herrera, uno de los compiladores de la publicación, apuntó: ``hoy, 30 meses después del compromiso firmado, esos acuerdos no son sólo una herramienta para exigir el reconocimiento de derechos políticos, sociales, económicos y culturales para los pueblos indios. Son también el germen de una reforma a fondo del Estado mexicano, la joya oculta del proceso de negociación'' que, de cumplirse, contendrían ``una nueva relación entre el Estado y los pueblos indios, pero en el fondo del Estado con toda la sociedad''.
La lectura de esos acuerdos hoy será distinta porque podría coincidir, abundó Vera Herrera, con los procedimientos de legislación, pues la sociedad civil no se conformará con una reforma injusta, aunque esté ``santificada'' por un congreso; ésta podría ser independiente de los usos y costumbres del poder en México''.
A su vez, Luis Hernández Navarro expuso que la clase política insiste en sacar a dichos acuerdos por la puerta trasera, pero que éstos regresan a la palestra, a la ventana, y esa vitalidad proviene de que ya ocupan en el imaginario social un lugar privilegiado; son símbolos movilizados, articulantes de fuerzas transformadoras y la evidencia de una forma distinta de hacer la reforma del Estado.
Agregó que quizá este es el momento de exigir no sólo el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés sino de retomar su espíritu inicial, de considerarlos como punto de encuentro de quienes buscan la paz para llamar a un encuentro con el EZLN, para discutir con ellos el futuro de la consulta sobre la iniciativa de la Cocopa y la situación actual por la que atraviesa.
Ante los asistentes -entre ellos el poeta Oscar Oliva, el legislador Gilberto López y Rivas, y Mariclaire Acosta, presidenta de la Comisión Mexicana en Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, entre otros- Hernández Navarro recordó que en San Andrés Larraínzar convergieron un movimiento armado y clandestino con uno civil y pacífico, y de ahí surgió el programa de lucha más amplio y representativo que jamás haya tenido la organización indígena en México y aunque persisten las diferencias entre las distintas corrientes civiles, eso no impide la acción común.
Destacó que legislar sobre la nueva relación entre el Estado y los pueblos indios, al margen de ellos y de los acuerdos de San Andrés, agravará aún más el conflicto chiapaneco y ahondará el hueco que existe entre representantes populares y pueblos indios.
Luis Villoro, por su parte, dijo que con los acuerdos de San Andrés los pueblos indígenas cobraron conciencia de su identidad y se reconstituyeron.
Las exigencias plasmadas en esos acuerdos muestran un movimiento revolucionario no violento que busca la acción concertada con el pueblo que no quiere ir a las ramas sino a la raíz de la democracia para que el pueblo pueda elegir su derecho de ser y su autonomía. Se trata, resumió, de la semilla de un proyecto nuevo de nación.