La Jornada 20 de agosto de 1998

La banda de Arizmendi, totalmente desarticulada, afirma Madrazo

Juan Manuel Venegas Ť El procurador general de la República, Jorge Madrazo Cuéllar, aseguró que con la detención de Daniel Arizmendi López y varios de sus principales cómplices, ``la banda de secuestradores queda totalmente desarticulada''. Calificó al Mochaorejas como un ``verdadero psicópata con trastornos muy graves en su personalidad'', pero con pleno dominio de sus actos, pues ``sabiendo de las consecuencias, actuó con gran saña y con un profundo sadismo''.

Arizmendi tuvo ``toda la intención de delinquir y espero que las sentencias condenatorias reflejen precisamente'' el nivel de peligrosidad de este individuo, subrayó el procurador.

Al tiempo que continuaban los interrogatorios a Daniel Arizmendi López en las instalaciones de la Procuraduría General de la República (PGR), su hermano Aurelio -capturado el 30 de junio- y otros más de sus cómplices fueron trasladados ayer por la tarde al penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez.

En tanto, los seis menores que fueron aprehendidos junto con los secuestradores la madrugada del lunes fueron ya entregados a sus familiares. De acuerdo con lo dicho por el jefe de la Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada de la PGR, Samuel González Ruiz, en las primeras horas de este jueves el jefe de la banda del Mochaorejas será también remitido a la prisión de Almoloya.

Sobre la operación policiaca que dio con la captura del peligroso secuestrador, se confirmó que fueron las intercepciones telefónicas las que ofrecieron pistas concretas para la ubicación del jefe de la banda de secuestradores, quienes mantuvieron durante varios años su centro de operaciones en Cuernavaca.

Luego de la captura de su hermano Aurelio -en una balacera ocurrida el 30 de junio pasado-, Daniel hizo dos llamadas a la propia PGR advirtiendo que jamás se entregaría y pidiendo la liberación de otros de sus familiares, detenidos en Cuernavaca entre 22 y 23 de mayo de este año.

Además, se le pudo rastrear a través de la identificación de dos teléfonos celulares que venía ocupando para dar ``diversas instrucciones'' en los actos delictivos que siguió cometiendo, a pesar de la persecución que se desató sobre él, precisamente a partir de mayo.

Los aparatos que utilizó el Mochaorejas corresponden a los números 905-4069863 y 905-4998945 y fue a través de ellos que ``coordinó'' su último golpe: el secuestro del empresario guanajuatense Raúl Nieto del Río, ocurrido el 6 de agosto en la carretera Querétaro-Celaya. En el acto, sin embargo, uno de sus esbirros disparó contra la víctima, provocándole la muerte.

No obstante, Arizmendi pretendió cobrar 15 millones de dólares por ``la liberación'' de Nieto del Río y ordenó a sus cómplices cortarle las dos orejas para enviarlas a sus familiares. Ese fue ``su error'': utilizando los dos teléfonos celulares de que disponía facilitó al rastreo de los agentes de la Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada que andaban tras sus pasos.

Así -se informó- desde ``hacía varios días'' la PGR ya tenía ``nociones de los lugares en que se estaba moviendo Daniel Arizmendi'' y sólo faltaba precisar direcciones, lo que se logró con la delación de algunos de sus colaboradores.

En cuanto a la reclusión en Almoloya de los integrantes de la organización criminal, González Ruiz informó que los traslados se iniciaron con Aurelio Arizmendi, quien se encontraba bajo vigilancia en el Hospital Militar, y Jacqueline Andrea Cruz Ríos, capturada en el operativo del lunes.

En torno a Daniel Arizmendi, Rafael Arturo Dicante Rosales, Juan Ramón Frutos Aguilar, Ernesto Mendoza Carbajal, Miguel Armando Morgan Hernández, Rafael Noguez Yáñez y Dulce Paz Vanegas Martínez, ésta concubina del jefe del grupo, la PGR decidió duplicar su retención, en virtud de que fueron detenidos en flagrancia y se encuentran relacionados con delitos que contempla la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada.

Una vez que concluyan los interrogatorios a los que están siendo sometidos, todos irán a parar a Almoloya, ``en los próximos días se estará llevando a cabo su traslado'', indicó González Ruiz.


Juan Manuel Venegas y Francisco Guerrero Garro, corresponsal Ť Daniel Arizmendi López no sólo contó con la complicidad de elementos de los cuerpos de seguridad estatales y federales, sino que también corrompió a notarios, funcionarios públicos y empleados bancarios y del Registro Público de la Propiedad en diversas entidades, a fin de identificar a sus posibles víctimas.

El peligroso secuestrador detenido la madrugada del lunes ``conformó así una sofisticada organización, con actividades permanentes en operaciones delictivas rela- cionadas con el robo de vehículos, homicidios y secuestros'', advierte el expediente de la Procuraduría General de la República (PGR) en torno a la organización criminal, documento que corrobora las diversas acusaciones contra el Mochaorejas

Esa fuente revela que Daniel Arizmendi era el ``único líder'' de la banda de plagiarios y define su estructura. ``En cada uno de sus actos criminales la tendencia es que siempre participaban tres o cuatro de sus cómplices, se consigna que sólo respondían a las instrucciones del jefe'' del grupo. Nadie más interfería en la planeación y ejecución de los secuestros.

En tanto, en Morelos, el procurador de Justicia estatal, Arturo Estrada Carrillo, informó que de 1994 a la fecha se registraron en la entidad más de 500 secuestros. Dijo que se presume que por lo menos en 50 de ellos participó la organi- zación de Arizmendi.

Las propias víctimas han acreditado la responsabilidad de la banda del Mochaorejas, por lo que sus expedientes fueron turnados ya a la PGR. Ahora corresponderá a la Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada ``determinar quiénes sí y quiénes no'' tienen derecho a reclamar los bienes que pagaron como rescate, precisó el funcionario morelense.

El expediente de las averiguaciones turnadas a la PGR, según la misma fuente, se integró con manuscritos anónimos y grabaciones, así como con relatos de las propias víctimas sobre el modus operandi de los plagiarios. Esa dependencia decidirá, previo análisis de la información, si la banda de los Arizmendi perpetró esos 50 plagios o ``podría incluso servir para identificar a otras organizaciones de secuestradores que existen y que operan principalmente en el centro del país''.

Al respecto, y una vez conocida la aprehensión del jefe de la banda más peligrosa de secuestradores en la historia del país, fuentes de primer nivel del gobierno de Morelos revelaron que el monto que reclaman 50 personas, posibles víctimas de Arizmendi, asciende a 20 millones de pesos.

Otros testimonios

La negativa de Arizmendi a reconocer su responsabilidad sobre los plagios en Morelos contrasta con los testimonios de familiares de dos personas secuestradas, un industrial del ramo de la panadería y un comerciante abarrotero: ``Estamos seguros que por la forma de actuar, las demandas, los chantajes y amenazas, así como por el tono sádico de la voz, que el Mochaorejas fue nuestro victimario, que sí actuó en la entidad y lo hizo impunemente, protegido por las autoridades''.

Por su parte, autoridades judiciales de Morelos que pidieron el anonimato corroboraron esa versión, pero señalaron que el caso está en ``en manos de la PGR'', porque esa dependencia federal atrajo el caso en respuesta a la actitud de las familias de los secuestrados, que ``nunca nos tuvieron confianza''.

En relación con los testimonios de los familiares de los dos secuestrados (únicas personas que han aceptado dar sus versiones en la entidad), una mujer, madre de uno de los plagiados, señala: ``Cuando me pidieron dos y medio millones de dólares como rescate por mi hijo, de inmediato les dije que no contaba con esa cantidad. El secuestrador que negociaba por ellos me indicó, después de tres mentadas de madre, en media hora te hablo, cabrona''.

``Exactamente en media hora me habló y empezó a recitar una tras otra las cuentas (bancarias) que yo tenía -sigue el relato-, tanto personales como de mi negocio. Se refirió a los depósitos a plazo fijo que tenía e, ¡increíble!, mencionó las cuentas que yo tenía en San Antonio, Texas, y el número de centenarios que había comprado yo hacía un año en el banco''.

El padre de otra víctima recuerda con pesar el sadismo y crueldad de la banda de los Arizmendi. Y asegura: ``Fue con Daniel con quien negocié la libertad de mi hijo''.

``Cada llamada, unas 15 en total, empezaba con mentadas de madre, insultos a mí, a mi familia y a mi hijo. `¡Tu hijo es maricón!', me reclamaba. Una vez me dijo: `Cada vez que le ponemos la pistola en la cabeza y le decimos que se va a morir, se orina del susto'.

``Después empezaba a exigirme que ya quería el dinero, que cuándo, que porque iba a matar a mi hijo. Pero en honor a la verdad, a mí nunca me dijo que iba a mutilarlo'', concluye.