Alberto Aziz Nassif
Votar en el extranjero

Como resultado de la última reforma electoral se aprobó, en un artículo transitorio, la posibilidad de sufragar para mexicanos que viven en un país extranjero. Sin embargo, no se desarrollaron las especificaciones necesarias para poner en práctica la operación, es decir, no se dijo cómo. Para dar cumplimiento a esta disposición legal el Instituto Federal Electoral (IFE) decidió crear a fines de abril pasado dos comisiones, una externa de especialistas y otra interna, con el fin de estudiar y crear un conjunto de opciones para que la instancia de decisión, en este caso el Congreso, tenga elementos para sustentar una futura reforma.

Uno de los planteamientos de más fondo es el referido al tipo de inclusión política que se puede establecer con esa parte de la comunidad nacional que vive en el extranjero. Se trata de ver cómo el mismo Estado mexicano puede cumplir un derecho ciudadano en condiciones especiales. Este complejo problema tiene diversas dimensiones. A simple vista puede ser casi una obviedad que en estos tiempos de globalización y de nuevas tecnologías de comunicación, no se pueda votar desde el extranjero. El caso mexicano tiene características singulares, como es el hecho de que la principal migración, temporal o definitiva, es hacia Estados Unidos, de forma abrumadora, prácticamente el 99 por ciento de los migrantes van a ese país. Ese dato delimita el problema de forma considerable; y más cuando se trata de una población concentrada en unas cuantas ciudades. Entre los diversos motivos de esta migración hay un claro predominio laboral, una especie de exilio económico que se genera por la incapacidad de nuestra economía para generar los empleos necesarios y bien remunerados que se necesitan.

El tamaño de la comunidad mexicana es Estados Unidos no es pequeña. Existen datos de que en marzo de 1996, según estudios de la Comisión Binacional México-Estados Unidos había: ``entre 7 y 7.3 millones de mexicanos, de los cuales entre 4.7 y 4.9 millones eran residentes documentados y entre 2.3 y 2.4 eran indocumentados (...) se estima que en el año 2000 cuando se celebren las próximas elecciones presidenciales en México habrá poco más de 7 millones de mexicanos en edad de votar en Estados Unidos. Se trata de un número que representa alrededor del 15 por ciento del padrón electoral de 1997'' (Emilio Zebadúa, Seminario Internacional sobre el Voto en el Extranjero, 11/VIII/98). Esta dimensión cuantitativa es la que le da una significación cualitativa al problema. En las actuales condiciones del sistema político mexicano, de competencia electoral creciente, esta nueva variable puede hacer la diferencia en los resultados.

El proyecto del IFE llega en un momento complicado, cuando ya se ha iniciado la dinámica de la sucesión presidencial, con precandidatos de varios partidos en campaña. Por lo tanto, a pesar de que en teoría es conveniente para la democratización mexicana abrir el espacio electoral a los ciudadanos que viven en otro país, el tiempo político puede ser una limitación grave para que el proyecto se realice. Sin embargo, esta ampliación política es un reto enorme para el sistema político, y sin duda, sería un signo claro de apertura y madurez. En otros países existe esta posibilidad de votar en el extranjero, y las experiencias son tan diversas como su misma geografía, desde Colombia o Argentina en América Latina, a Portugal, Francia, España, y Bosnia-Herzegovina en Europa, hasta países africanos como Guinea, o la lejana Australia.

Por lo pronto el IFE, a través de sus comisiones está haciendo estudios técnicos necesarios sobre flujos de migración, modalidades migratorias, necesidad de adecuación de reglas jurídicas, especificidades que podría tener la votación, así como propuestas logísticas para resolver los problemas de esta posible operación. En los próximos meses se tendrán listos los estudios del organismo y el Congreso podrá tomar una decisión, la cual seguramente estará subordinada a la lectura que hagan los partidos de las tendencias de ese voto en el extranjero. En el caso de que el Congreso decida optar por una solución favorable a este tema, sin duda se tratará de una de las variables más novedosas del 2000; en el caso contrario, se tendrán que esperar otros tiempos políticos, de la misma forma en que tendrán que esperar una solución otros graves problemas del país.