La Jornada 16 de agosto de 1998

Mil 500 denuncias de violación en lo que va del año en el Distrito Federal

Humberto Ortiz Moreno Ť El perfil de los violadores en la ciudad de México está tan identificado que los expertos de la Procuraduría de Justicia capitalina han detectado que el mes de septiembre, en particular las noches del 15 y 16, ha sido durante los últimos cinco años el que ha registrado más casos de ultrajes, en virtud de que los delincuentes sexuales se sienten más ``intensos, eufóricos y valientes''.

Científicamente, también se ha comprobado que en los meses de más calor, desde marzo y hasta agosto de cada año, crece el número de violaciones porque, dicen los especialistas, el hombre produce mayor cantidad de semen.

Ya son 100 delitos sexuales al mes los que registra la PGJDF, en promedio y contabilizando la cifra negra que aumenta en aproximadamente 4.5 a 5 por ciento.

Lo peor de todo es que el porcentaje de violaciones cometidas por conocidos o en el mismo seno familiar ha subido de 40 a 60 por ciento en los últimos tres años. ``La confianza es un instrumento para los delincuentes'', explican analistas.

En lo que va de 1998 han sido levantadas alrededor de mil 500 averiguaciones previas, cifra que supera ya las mil 455 ocurridas en todo 1997, pero que contrasta con las poco más de 700 que registra la Dirección de Estadística y Política Criminal de la PGJDF, de acuerdo con datos y comentarios expuestos a La Jornada por la directora de Investigación de esos ilícitos en la institución, Dulce María Villada, y dos de sus titulares de área, Juan Carlos Rincón y Juan Carlos Reyes, quienes han elaborado análisis e informes que dibujan con mucha precisión la patología del violador.

Y la tendencia, lamentan, es a que crezcan los ultrajes. Solamente en los meses de fríos, señalan, baja sensiblemente el número de denuncias. En julio pasado hubo al menos 50 averiguaciones previas levantadas por violaciones.

Los expertos de la Dirección de Investigación de Delitos Sexuales esperan que en estos meses de lluvia baje el número de violaciones, pero ya se preparan para el mes de septiembre, cuando los delincuentes salen en busca de sus víctimas.

Algunas recomendaciones

Si la presunta víctima es avezada, puede detectar fácil al agresor, que regularmente atacará en paraderos de autobuses, puentes peatonales, estaciones del Metro y, por supuesto, lotes baldíos y zonas oscuras, ``casi invisibles, solitarias''.

Y es allí precisamente donde menos vigilancia despliegan las autoridades de seguridad pública. Ellos lo saben.

El violador regularmente se viste de pants con gorra. O se pone una cachucha o, en caso extremo, hasta pasamontañas para cubrirse el rostro. Es desaliñado, descuidado e inseguro. Por ello, normalmente es violento, agresivo e impositivo con la víctima, pero también fácilmente perseguido porque siempre deja huellas. Un cabello, piel en las uñas de las afectadas, sangre, semen, mordidas y hasta lesiones en el pene por la penetración vaginal impuesta, que son identificables mediante auscultación.

Rincón y Reyes aseguran tener bien estudiado el perfil real del delincuente, que ``es muy bajo y profundo''. Están los que tienen problemas desde el inicio de su vida, que fueron violados, maltratados, de familia desintegrada, que su mismo ambiente los ha marginado.

Son gente que crece con resentimientos. Por eso, dicen, en el momento en que se les entrevista manifiestan su agresividad y ``salen muchas cosas. Vemos que no es una persona que haya tenido una formación equilibrada, les falta cariño y afecto. Cuando tenemos un probable responsable, siempre buscamos conductas y medios que utiliza para cometer los delitos''.

--¿La creciente desintegración familiar podría ser detonante de futuras violaciones?

--Sí. Por ejemplo, resalta que los delitos en los meses de mayo y junio tienen mayor auge. Es un fenómeno social dinámico que conlleva aspectos climáticos y económicos. Pero el mayor mes de incidencia es el de septiembre. En los últimos cinco años es el de mayor incidencia. Los días 15 y 16 se consideran libres de noche, de euforia. Son mas intensos. Se involucran más con la situación de la fiesta mexicana. De la situación de independencia, los cuetes. Todo influye...

Para Villada y su equipo, al menos la tendencia de momento va en descenso por la época de lluvias. Pero ya viene septiembre. Y vuelve a reducirse en los últimos meses del año. En los primeros días de febrero crece otra vez. Y así, sucesivamente.

Fenómeno curioso es el que las fiestas de fin de año no parecen motivo para que violadores actúen ni las víctimas denuncien. Tal vez por eso, explican los expertos, en enero hay un repunte de querellas de casos ocurridos en diciembre.

Los funcionarios de la PGJDF se preocupan porque muchas veces las afectadas no acusan a sus agresores por miedo o vergüenza, ya sea frente al violador o ante su núcleo familiar.

``Son delitos que quedan impunes porque no se acercan a nosotros. Pero les aseguramos que si vienen a nosotros, el delincuente recibirá su castigo''.