Masiosare, domingo 16 de agosto de 1998



LA EXPERIENCIA MIXE


Caciques indios


Adelfo Regino Montes


El autor reconstruye la historia de los cacicazgos mixes, que costaron decenas de muertes, para reflexionar sobre la aparición de ``neocaciques'' en el marco de una de las experiencias más ricas de lucha por la autonomía indígena.



En memoria de Baltazar Montes, abuelo amado, víctima del cacicazgo.

Desde fines de los setenta, el extraordinario escritor Iñigo Laviada, en su libro Los caciques de la sierra, nos hace una hipótesis analítica sobre el caciquismo: ``Llaman caciques a los hombres con excesiva influencia política, autoritarios y poderosos que dominan un pueblo o una zona rural''. Luego afirma: ``Los caciques... ejercen el poder político y el poder económico por encima de las autoridades locales y de las leyes. Sirven a la comunidad como eficientes gestores ante los gobiernos federal y estatal. Sirven a las autoridades nacionales proporcionando información y manteniendo `quieta la caballada' en sus ínsulas. Exigen e imponen su exclusividad en la intermediación entre los gobernantes lejanos y los campesinos de la región. Monopolizan la compra de las cosechas y el comercio. Poseen las mejores tierras. Designan a los presidentes municipales y demás funcionarios locales''.

``El cacique -sigue Laviada- es además un instrumento de los gobiernos federal y estatal para la penetración del colonialismo interno y la transculturación en las zonas indígenas apartadas''.

Al leer estas líneas vienen muchas interrogantes: ¿Por qué hablar de cacicazgos en el umbral de un nuevo siglo en donde afanosamente nos hablan de democracia y modernidad? Muchos de mis hermanos jóvenes y tiernos aún, se dirán: ¿No era el cacicazgo parte del pasado? ¿Tiene caso seguir hablando de él?

Lo anterior nos mueve a meditar una vez más, y quizás a buscar el intento de refrescar un poco la memoria, en el entendido de que al ignorar y desconocer nuestra historia reciente estamos condenados a volver a vivirla, y en consecuencia lastimarnos y hacermos sangrar como ha sucedido en tiempos pasados.

Y lo decimos así ahora, porque no a cualquier persona le queda la camiseta de ``cacique'', ni tampoco el teatro de la vida puede darse el lujo de permitir que en cualquier momento de la escena todas las personas puedan jugar este papel ``indigno y repugnante''. Quizás por eso, ni Federico Villanueva Damián, ni Salomón Chávez Ramírez, ni Filogonio Morales Galván pueden ser juzgados a la ligera como ``caciques'', en tanto su corazón, su pensamiento y sus hechos no están manchados y marcados por la sangre y el dolor... como la historia pasada que ahora contamos:


Una probadita de los caciques en los ``ayuuj jŠ'Šy''

El viejo Florentino, oriundo de Alotepec -en una historia recogida por Laviada-, dice ``que su guerra no es contra el gobierno ni contra el distrito; estamos en contra del cacique, verdadero enemigo del gobierno''. Luego nos detalla los actos del cacique con base a las actas levantadas por las autoridades municipales de Alotepec:

``En 1940 fue asesinado el profesor Apolonio Sandoval, por orden de Luis Rodríguez, el fundador del cacicazgo. En 1945, el presidente municipal propietario Ismael Cándido, el presidente municipal sustituto Andrés Figueroa y los regidores y topiles Ciriaco Paulino, Jerónimo Martínez, Porfirio Moreno y Emilio Ramón, salieron para Oaxaca con el fin de presentar denuncias contra el cacique. En Cortamonte, bello y bucólico vallecillo en el camino a la Estancia y Cacalotepec, fueron emboscados por sicarios de los Rodríguez y todos murieron asesinados...

``La noche del 5 de octubre de 1947 será imborrable en la memoria de Alotepec. Luis Rodríguez, amo de la sierra, acudió personalmente a castigar la disidencia del pueblo, acompañado de sus hermanos Guillermo y Manuel y un pequeño ejército de pistoleros. Cayeron de sorpresa y dispararon contra personas y casas, dejando un reguero de cadáveres y heridos. Un grupo de vecinos buscó refugio en la casa de Hermenegildo Reyes, el rico del pueblo y cabeza de la oposición contra el cacicazgo zacatepecano...

``Perecieron aquella noche fatídica Hermenegildo Reyes... Félix Reyes, Felipe Reyes, Mariano Reyes, Pánfilo Reyes, Porfirio González, Agustín Odilón, Gregorio Atanacio, Felipe Martínez, Vidal Agapito, Fidencio Cruz y Alberto Nabor; doce muertos y más de veinte heridos sufrió... Alotepec en aquel infame asalto''.

Haciendo un breve alto en la narración de don Florentino -que en realidad se llama Juventino-, ¿es creíble esta breve nota que en cualquier periódico se convertiría en superroja? ¿O es acaso uno de los guiones de una futura telenovela de Epigmenio Ibarra? Don Florentino nos responde muy enojado: ``No es nada más eso. Tan sólo en Alotepec las actas oficiales atestiguan treinta y cinco asesinatos, un sin número de heridos, viudas, huérfanos y, sobre todo... dolor. Y esto no sólo en Alotepec, sino en la gran mayoría de las comunidades mixes, tal como lo establece una carta dirigida al Presidente Echeverría en la década de los setenta, firmada por autoridades de varios municipios mixes''.


Los nuevos caciques

Todos ahora pensaríamos que esta historia terrible y absurda que a muchos nos ha tocado vivir en carne propia sería parte del museo de las antigüedades. Pero no. Hoy se renueva y cambia de forma. Sustancialmente sigue siendo lo mismo, aunque están cambiando de métodos de trabajo.

Y estos ``neocaciques'' no recaen en los nombres de Federico, Salomón y Filogonio. Tienen otros nombres y se cobijan normalmente -para pena y desgracia de los mixes- bajo la figura de la diputación local, de la delegación de gobierno y de algunos nichos de la estructura gubernamental.

Ellos, los ``neocaciques'', tienen una nueva historia que los mixes merecen saber, y algunos de sus principales actores -desde luego no todos- tienen una historia que merece relatarse.

Armando Pérez Montaño -articulista del periódico Noticias, de Oaxaca- nos decía en su columna del 25 de septiembre de 1995 que, ``estrenando apenas como diputado, Teódulo Domínguez Nolasco se quitó la piel de oveja que mantuvo como candidato y ya comenzó a mostrar su verdadero rostro autoritario ante la zona mixe... en lugar de fortalecer la unidad entre las comunidades que lo eligieron su representante popular y buscar nuevas formas de servirles, las está dividiendo a propósito de que están designando a sus autoridades municipales... por el mecanismo de usos y costumbres''.

Afirmaba en seguida, a propósito de las elecciones municipales de aquel año en Ayutla, bajo el sistema de usos y costumbres, que ``Domínguez Nolasco no está conforme con los nuevos munícipes porque como diputado no fue consultado y porque el futuro cabildo no es afín a sus intereses. Y utilizando a sus testaferros Ezequiel Robles, Ranulfo Guevara y Noel Martínez Villanueva, se ha dedicado a hacer una labor de zapa, a dividir a los pueblos mixes y a lanzar amenazas, porque en su opinión el nombramiento de las autoridades se ha hecho sin respeto a usos y costumbres''.

Poco antes de ser diputado, había contraído enormes deudas a nombre de la denominada Unión del Territorio Mixe, que por hoy son deudas exigidas tanto por la OMIZACH como por algunos organismos gubernamentales. Eso fue el inicio. Con el transcurso del tiempo Teódulo Domínguez creó problemas y dificultades en la región. Por ejemplo, el año pasado justificó la presencia del Ejército Mexicano en la Sierra diciendo que daban tranquilidad y paz -cuando normalmente sucede lo contrario-. También votó en contra de la Ley Indígena de Oaxaca, que sin ser una ley completa para nosotros los mixes, contiene avances que es importante reconocer.

El fin de su trienio es ya dramático y desesperado. A estas alturas no sólo ha perdido cuotas de poder en su partido (PRI), sino que también es tachado como traidor por el propio gobernador. Y el desquite tendría que venir necesariamente con Ayutla.

¿Cómo hacer el desquite antes de terminar su gestión? Muy fácil: utilizando a las agencias municipales, poniéndolas en contra de la cabecera municipal. De hecho esta táctica no es nueva. Ya la utilizó Luis Rodríguez cuando separó a San Isidro de Cacalotepec por allá en los cuarenta. Pero como la cabecera municipal de Cacalotepec no era afín a las ideas de Luis Rodríguez, no quedaba más que poner la ranchería en contra de su propia cabecera. Lo anterior provocó problemas posteriores que han desgastado y confrontado estérilmente a ambas localidades hasta hace pocos años.

Y esto exactamente está queriendo provocar Teódulo Domínguez al aprovecharse de una situación lamentable para muchos, como lo fue la muerte accidental del ex presidente municipal de Ayutla, su esposa y el regidor de Hacienda. Al respecto los mixes tenemos que exigir justicia como es debido, pero no podemos acusar sin fundamentos por mera sospecha. Actuar guiados por el rumor y el chisme, son actitudes irresponsables que no distensan ni dan solución a ningún tipo de problema. Por esto mismo, es fundamental que los agentes municipales y de la policía de Ayutla tomen una actitud seria y responsable frente a situaciones que son delicadas. De lo contrario Ayutla está condenada a vivir una historia terrible y dolorosa que muchos llevamos en nuestro corazón y en nuestra memoria como una marca insoportable.

Para Teódulo Domínguez, cobrar la factura de la ``rebeldía ayutleca'' no tiene límites. Y en este sentido ha utilizado a su cuñado Noel Martínez Villanueva para molestar jurídicamente a las ex autoridades de la comunidad multicitada. Consecuencia de lo anterior ha sido la expedición de diversas órdenes de aprehensión en contra de Federico Villanueva, Filogonio Morales y otros comuneros más, que en su municipio han sido autoridades y en donde han ``mandado obedeciendo'' al pueblo. Otros más como Salomón Chávez, Francisco Arriaga, Genaro Martínez, Aristeo Martínez, Espiridión Antonio y Laurentino Vázquez, han probado ya -gracias a la valentía enorme de nuestro señor diputado- el significado verdadero de ``estar tras las rejas''.


Hacia un pueblo libre

En la vida se gana y se pierde y esto no lo debemos olvidar. En la vida se llora y se ríe. Y esto mismo hay que tenerlo presente a la hora de emitir juicios y calificativos. Todos podemos apreciar claramente del lado de quién se inclina el calificativo de cacique.

En este marco todas las luchas son respetables y pueden ser comprensibles las historias de marginación y exclusión que en ocasiones las cabeceras municipales han asumido con sus agencias. De hecho considero que los principios de equidad y distribución justa de los recursos en los municipios y sus agencias son importantes para un futuro digno. Pero no actuemos a partir de suposiciones falsas, ni alimentemos enojos vanos.

Si algunos repudian nuestra intervención y nuestro compromiso, tendrán sus razones. Nos hemos acostumbrado a vivir en medio de la difamación y de la calumnia constante. Sin embargo, el dolor y la esperanza han estado de nuestro lado. Quien en algún momento exigió nuestra desaparición -el señor Carlos Romero de Zacatepec- hoy es enjuiciado en su propia comunidad y su conciencia le pesa por las traiciones de su abuelo. Pero el sentimiento de libertad y de autonomía nadie lo detiene. Y este sentimiento que por ahora muchos jóvenes mixes están aprendiendo a descubrir no tiene rostro ni nombre fijo. Se está mostrando y se seguirá mostrando de mil maneras. Del lado de esta rebeldía por la libertad y por la autonomía mixe estarán siempre la legitimidad y la esperanza de una nueva sociedad.

Sólo así podremos saldar el dolor que a muchas casas ha enlutado. El perdón y el arrepentimiento tienen lugar en nosotros siempre y cuando cada quien reconozca sus errores. El camino de la unidad mixe es el que necesariamente tenemos que buscar todos. Sólo así podremos construir nosotros mismos un futuro mejor. La dinámica de confrontación en la que nos han querido meter sólo traerá frutos negativos y dolorosos. Si Ayutla se divide todos saldrán perdiendo, y como siempre, saldrán ganando sus auténticos provocadores y que ahora tienen nombre y rostro. Ustedes mismos lo saben.

Y así, a nombre de Servicios del Pueblo Mixe, repetiremos lo que un 12 de octubre de 1979 dijeron nuestros hermanos mayores en un manifiesto singular: ``Sin unidad no será posible defendernos de la injusticia, la miseria, la insalubridad, y otros males que padecemos. Hemos visto que por falta de ella, se han atacado nuestras costumbres y tradiciones comunales, tanto por caciques como por autoridades irresponsables. Nuestros enemigos se han propuesto mantenernos divididos unos pueblos de otros, a pesar de que tenemos los mismos anhelos, las mismas necesidades y el mismo espíritu de hacer del pueblo mixe, un pueblo libre...''

Salud y vale...

Alotepec Mixe, agosto de 1998.