Tras varios meses de ejercer las armas de la crítica, el debate público, la propaganda y la movilización social, además de formular sus propias propuestas, esto es, de usar las armas de la política, los partidos de oposición y la parte más activa de la sociedad comprometida con la democratización del país, están obligando al grupo en el poder a renunciar, así sea parcialmente, a su pretensión de imponer a toda costa el borrón y cuenta nueva en el oscuro y escandaloso asunto del Fondo Bancario de Protección al Ahorro. El gobierno, dicen los secretarios de Hacienda y de Gobernación, mantiene su inaceptable iniciativa, pero al mismo tiempo los diputados del PRI anuncian la presentación de una propuesta diferente a la entregada por el Ejecutivo el mes de marzo.
La iniciativa priísta no será una rectificación a las posiciones medulares del gobierno relativas a este asunto complejo, ni un desafío al poder del Presidente. Es una propuesta con el beneplácito de Zedillo; una maniobra cuyo propósito principal es reducir los daños a la imagen del partido oficial, minimizar el costo político que el PRI debe pagar por su corresponsabilidad en el Fobaproa y su apoyo incondicional a la política económica neoliberal del gobierno en los últimos sexenios. Además, con ella se buscará tender puentes hacia el PAN y buscar un compromiso para votar juntos y aislar al PRD; aunque será difícil: en el blanquiazul se extiende la convicción de que no debe repetirse la amarga historia del pasado reciente; la subordinación al gobierno de Salinas en cuestiones esenciales, entre ellas la política económica, a mediano plazo fue altamente costosa para este partido.
Ninguna maniobra, sin embargo, puede cancelar la ineludible responsabilidad política del PRI. No sólo los tecnócratas neoliberales son los responsables de la desastrosa conducción económica del país en los lustros recientes, con altísimos costos para la mayoría del pueblo mexicano. Miguel de la Madrid y Salinas tuvieron el apoyo completo e incondicional del priísmo, incluidos por supuesto todos los dinosaurios como Bartlett y Roberto Madrazo, hoy aspirantes a la Presidencia; Zedillo ha contado también con respaldo ilimitado del PRI para continuar las reformas inconclusas de Salinas. Las voces aisladas de priístas que toman distancia de las posiciones oficiales en este asunto y en otros, no cambian la historia.
El repliegue oficial, así sea limitado y maniobrero, confirma que la oposición sólo puede avanzar y conseguir rectificaciones si enfrenta con energía la política oficial y defiende sus propios enfoques y propuestas. La firmeza de la oposición PRD y PAN, pese a sus diferencias en el enfoque del Fobaproa y en sus propuestas de solución, obliga al PRI a diferenciarse formalmente del Ejecutivo y también está venciendo la resistencia del gobierno a entregar a la Cámara de Diputados la información con nombres y apellidos de los beneficiarios mayores del Fobaproa, aunque se niega por completo --y en esto al parecer ha comprometido a los diputados de la oposición-- a hacer pública esta información. De la misma manera está forzando al Presidente y sus hombres a instalarse en la realidad y a entender que ya no se pueden adoptar decisiones importantes sin tomar en cuenta a los partidos de oposición y a la opinión pública.
La lección anterior tiene especial significación para el PRD, protagonista importante en esta confrontación política en torno al Fobaproa. Al exigir la información completa sobre el manejo de este fondo y defender una propuesta diferente y opuesta a la gubernamental, provocó la condena de funcionarios y banqueros, lo que es comprensible. Pero también la crítica de quienes le exigen ser realista, ubicarse en el centro, cualquier cosa que esto signifique aquí y ahora, y a ser el partido de la izquierda moderna, entendido esto como la renuncia a defender su propio programa y proyecto de nación. La realidad apunta en dirección distinta. La posición combativa e independiente del PRD y de su dirigente, López Obrador, lo han situado como partido verdaderamente comprometido con los intereses de la mayoría de los mexicanos, como uno de los partidos de izquierda que necesita el país.
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