Se usan las identificaciones para defraudar a empresas y bancos, señala la Procuraduría
Humberto Ortiz Moreno Ť En lo que va del año la Procuraduría de Justicia capitalina ha integrado más de 500 averiguaciones previas contra defraudadores que falsifican la fotocredencial de elector para provocar quebrantos millonarios a empresas y bancos.
La dependencia ya alertó al Instituto Federal Electoral. ``Esta es apenas la punta de un iceberg que, si se deja crecer, podría deslegitimar el documento comicial'', advirtió José Luis Castañeda, director general de Investigación de Delitos Patrimoniales no Violentos Relacionados con Instituciones del Sistema Financiero.
En este sentido, lamentó que el IFE se niegue a colaborar con el Ministerio Público aportando información de sus registros y, por el contrario, lo obstruya en el propósito de detectar oportunamente y sancionar este tipo de ilícitos.
El funcionario explicó que las bandas organizadas de defraudadores seguramente tienen cómplices en módulos del IFE, pues de ellos se roban los formatos ya con datos del ciudadano impresos.
A partir de allí, los demás pasos son relativamente fáciles: utilizan un equipo de cómputo con scanner para copiar la cara del supuesto propietario del documento --los que usan autoridades en la expedición de licencias y las propias fotocredenciales-- y el documento está listo para ser presentado como requisito indispensable en la solicitud de tarjetas de crédito y cartas de empréstito en bancos y empresas.
``Los banqueros ya prefieren mejor el pasaporte o la licencia de conductor como documento de identificación'', ilustra Castañeda para subrayar la preocupación que ha provocado la constante falsificación de la fotocredencial de elector para defraudar a diversas instituciones de crédito.
Y es que, advierte, de continuar esta práctica pronto podrían descubrirse otros delitos más graves, como la utilización de la identificación de votante apócrifa para acreditar la nacionalidad de centroamericanos o, incluso, para sufragar en procesos comiciales futuros.
No obstante, hoy el primer objetivo de los defraudadores organizados es el dinero. Y han llegado a tal grado de perfección, que los cheques falsificados son difíciles de distinguir de los originales y la mayoría de las veces tardíamente detectados por los bancos.
Castañeda ilustra este fenómeno con los casos de Rodrigo López Hernández, Rodolfo Tecua Godínez e Indira Navarro Sánchez, quienes tenían en su poder hasta cinco identidades distintas, todas ellas de ciudadanos reales e ignorantes de lo que estos individuos hacían a su nombre para cometer los delitos. Tecua solicitó tarjetas de crédito American Express en tres líneas: Dorada, Personal y Bancaria.
Con la Gold Card compró un auto Honda modelo Civic ERX, modelo 1998, con valor de 161 mil 700 pesos, sobregirándose con 700 pesos. Por ello, la compañía realizó una investigación de su ``cliente'' y concluyó que la documentación que presentó en la solicitud era apócrifa y falseó sus datos de ubicación.
Mientras, Tecua vendió el Honda a un particular y decidió, junto con su amigo Rodrigo López Hernández, comprar un Mustang 1998.
El apoderado legal de American Express, Víctor García García, presentó la denuncia correspondiente y anteayer ambos sujetos fueron detenidos por agentes de la Policía Judicial. Los dos reconocieron los ilícitos cometidos, pero fundamentalmente explicaron la facilidad con que falsifican la fotocredencial de elector y el ministerio público sigue las investigaciones porque están relacionados con otras averiguaciones previas.
Rodolfo y Rodrigo, amigos y cómplices, fueron consignados ayer a un juzgado penal, pero como suele ocurrir en estos casos podrían alcanzar la libertad bajo caución porque este delito no es considerado como grave en el código penal. Y mientras, los ciudadanos originalmente dueños de las fotocredenciales han sido sorprendidos por autoridades y banqueros cuando son visitados en su casa y se comprueba que, efectivamente, es su identificación, pero con otra cara.
Por su parte, Indira Navarro está acusada de defraudar a Banamex y a la tienda Price Club por un monto de 20 mil pesos. El MP le fijó una fianza de 73 mil 896 pesos, pero como no la garantizó fue consignada a un juzgado penal. Tenía seis identidades con cédulas profesionales diferentes, todas ellas apócrifas.
Castañeda insiste en que el IFE debe tomar más en serio estos delitos, porque hasta la fecha ya existen más de 500 averiguaciones previas donde el principal documento utilizado para defraudar, falsificado con facilidad, es la fotocredencial de elector.