Astillero Ť Julio Hernández López
Los traspiés de la política económica gubernamental han reducido el margen de acción del grupo zedillista rumbo a la sucesión presidencial.
Para empezar, dos de las cartas originales, José Angel Gurría y Guillermo Ortiz, aparecen desplazados de sus nichos originales de precandidatos viables y, entrampados en el lío del Fobaproa, difícilmente podrían ganar en estos momentos una prueba de popularidad o disociar su imagen pública de la crisis en curso.
El favorito de Los Pinos, Esteban Moctezuma Barragán, ha sido instalado en una oficina ideal para su promoción personal rumbo al 2000... siempre y cuando que se tenga dinero suficiente. Por el contrario, el secretario de Desarrollo Social poco puede hacer por su causa con las arcas semivacías. Los despliegues de oropel que antaño vestían a los precandidatos que pasaban por tal trampolín hoy son inexistentes.
Pero no son sólo esos casos individuales los que muestran el angostamiento de la banda de que dispone el zedillismo para ejecutar maniobras futuristas. Con el desaguisado económico que ahora se vive, también se exhiben con nitidez las limitaciones del equipo tecnocrático, que si de algo presumía era de saber sobre asuntos económicos. A la luz de los resultados conocidos (y de los que están por conocerse, incluidos los relacionados con el financiamiento de la campaña presidencial priísta de 1994), los tecnócratas en el poder aparecen reprobados. No saben de política, cierto, pero tampoco de economía, se dice.
La venganza de los duros
En ese contexto cobran fuerza dos personajes poseedores de los más decantados recursos de la política priísta tradicional: Roberto Madrazo Pintado y Manuel Bartlett Díaz.
Uno y otro están organizando comités informales de apoyo, realizan giras de nada disfrazado proselitismo, concitan apoyos de los grupos económicos más fuertes pero, sobre todo, retan abierta, conciente y sistemáticamente al poder presidencial que antaño se reservaba para sí la gran decisión de nombrar candidato a sucederle pero que hoy, atropellado a mitad del periférico por la crisis económica, apenas reserva fuerzas para medio defenderse e intentar una salida airosa.
Para hacer frente a la embestida de los llamados políticos-políticos, el zedillismo sólo cuenta con la frágil figura de Moctezuma Barragán y con la cansada figura de un secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa, que es rehén sin gloria del conflicto de Chiapas.
Fuera de esa dupla de poca monta, el zedillismo no tiene nada qué ofrecer para el futuro priísta.
José Antonio González Fernández, el secretario del Trabajo, está más identificado con otros grupos --los políticos-políticos, como el de Fernando Ortiz Arana--, que con el zedillismo.
En ese panorama de aridez hay quienes empujan a Carlos Ruiz Sacristán, secretario de Comunicaciones y Transportes, a inscribirse en la lista de aspirantes, entendiendo que hay una favorable actitud presidencial hacia él y que sus precoces dotes políticas estarían demostradas, por ejemplo, en las negociaciones con las que culminó la reciente huelga de aeromozas.
El secretario de Salud, Juan Ramón de la Fuente, tiene sus limitaciones no en el hecho de no ser militante priísta, sino en la virulenta reacción de la derecha mexicana contra su civilizada propuesta de debatir acerca del aborto. De la Fuente cumplió con su conciencia y con su tiempo, pero se echó encima a un poderoso segmento con suficiente poder de veto.
Y, en el ámbito zedillista, hasta allí.
Otras consecuencias de la batahola económica
Los graves desajustes económicos, con su cauda de corruptelas y complicidades, han producido consecuencias en otros partidos. En Acción Nacional ha aparecido el nombre de Diego Fernández de Cevallos enredado en el asunto de Aeroméxico y las donaciones hechas por el señor De Prevoisin a la campaña presidencial priísta. En el de la Revolución Democrática ha provocado el fortalecimiento de alguien que dice estar listo para irse a Tabasco pero que tiene cada vez más presencia nacional: Andrés Manuel López Obrador.
Los continuos enredos en los que se ha metido Fernández de Cevallos como litigante han mellado el impacto de su oratoria antaño conmovedora.
Abogado exitoso, don Diego ha tenido la mala suerte de que en algunos de los importantísimos casos que ha llevado hayan asomado indicios que no abonan el camino a las posturas fundamentalistas.
El más reciente de esos asuntos es el de las donaciones del señor De Prevoisin a la campaña presidencial priísta de 1994. Nada ilícito hay en tal punto y, en estricto sentido, Fernández de Cevallos ha cumplido con propiedad sus obligaciones profesionales. Pero también es cierto que la frecuencia con que el nombre del distinguido abogado aparece ligado a temas como Punta Diamante, o ahora Aeroméxico, produce un tufo que impide apreciar el perfume de la verdad con la nitidez que don Diego reclama con grandilocuencia y apasionamiento dignos de menos escandaleras.
Por el lado del PRD, el lance referido al Fobaproa ha hecho subir los bonos de López Obrador. Enfrentará, sin embargo, un dilema difícil si es que en un momento dado opta por buscar lo que hasta ahora ha negado tajantemente, que es la candidatura presidencial perredista, pues parecería entonces que han tenido razón quienes hoy le acusan de asumir posturas electoreras a propósito del Fobaproa.
Astillas: Ha renunciado el oficial mayor de la Secretaría de la Contraloría, Alejandro Peniche Alvarez. Su pecado público más conocido fue evidenciar como mentiroso a su jefe, el férreo Arsenio Farell Cubillas, quien antes había justificado la compra de lujosos artículos diciendo que eran para el servicio del comedor colectivo de los trabajadores de la citada secretaría, quienes tendrían derecho a ser tratados humanamente. El oficial mayor, sin embargo, explicó que en realidad las onerosas compras eran para adornar el comedor privado del longevo funcionario. Y ya se sabe: la hebra gubernamental se rompe por el funcionario de menor rango... Fernando Ortiz Arana y Enrique Burgos comieron ayer juntos. No se sabe si hablaron de Querétaro, de la Sedeso o del 2000...E l embajador de Estados Unidos en México, Jeffrey Davidow, fue sincero el pasado martes en la conferencia de prensa que ofreció luego de inaugurar una exposición de artes gráficas en el Centro de Comercio de Estados Unidos en México: ``Seguiremos visitando Chiapas --dijo-- porque en mi país hay un gran interés sobre lo que está pasando en esa entidad, por lo que es necesario tener más información para que nosotros podamos dar respuesta a tantas preguntas que recibimos en nuestro país''... Claudio Viveros Hernández ha enviado a esta columna copia de la carta que dirigió al gobernador de Guerrero, Angel Aguirre Rivero, denunciando que no le han liquidado cinco quincenas trabajadas a finales de 1997, y que forman parte de un calvario laboral en el que, luego de 12 años de laborar para el Instituto Guerrerense de la Cultura, le han levantado un acta administrativa ``por abandono de empleo''.