La Jornada 12 de agosto de 1998

Asalto en taxis del DF: 10 bandas con un método y el mismo bufete de abogados

Humberto Ortiz Moreno Ť Pionero del asalto a usuarios de taxis y ufano de su poderío criminal, Rodolfo Orive Noguez, de 48 años y apodado El Pato, contribuyó a fundar una generación de agresivos delincuentes que a bordo de autos de alquiler y valiéndose de desarmadores han provocado, cuando menos en lo que va del año, 778 denuncias por robo con violencia -3.5 casos a diario, sin contar la cifra negra que, dicen expertos, puede hasta triplicarse- que derivaron en la detención de 120 malhechores.

Detrás de la rejilla de prácticas del juzgado 36 penal, donde es procesado como presunto responsable de los delitos de robo con violencia y privación ilegal de la libertad, El Pato demostró el porqué muchas de sus víctimas no lo han acusado ante la autoridad: amenazó de muerte a los propios agentes judiciales que lo detuvieron apenas en junio pasado e intentó, finalmente, sobornarlos mediante sus abogados para que dijeran que no se acordaban de ellos.

``Te voy a matar, ya te tengo ubicado'', lanzaban el veterano delincuente y sus compinches Víctor Manuel Salazar, El Burbuja, y David Elizalde Lara. Y los familiares de los malhechores aparecían en la escena, amenazantes también: ``pinches policías mugrosos, los vamos a matar...''.

El Pato fue uno de los precursores del ``negocio'' de atraco a pasajeros en taxis hace 10 años, desde que empezó como cocinero en un cabaret, y sembró la semilla de un delito que hoy se extiende por todos los rumbos de la ciudad, desde Polanco hasta el Centro Histórico y ya hacia el sur de la ciudad, especialmente en Villa Coapa.

La radiografía de este ilícito muestra el perfil de delincuentes que, en número de 3 a 7 por cada una de las aproximadamente 10 bandas que aún operan en la ciudad, utilizan prácticamente el mismo modus operandi: el usuario aborda el vehículo que es seguido por un ``muro'' (automóvil tripulado por dos o más personas que protegen la fuga del taxi y participan en el atraco, frena en un alto y dos sujetos se suben a la unidad para someter a la víctima, siempre armados con desarmados que producen heridas tan dolorosas como mortales.

Tanto se han identificado en este ilícito las bandas, revelan investigadores consultados, que la mayoría de sus integrantes se conocen entre sí e incluso acuden, en caso de ser aprehendidos por policías, a los mismos métodos para evadir a la justicia y al mismo equipo de abogados que encabeza Humberto del Aguila, un misterioso litigante que aparece comúnmente por los juzgados cuando ese tipo de grupos delictivos es detenido.

Las pistas que siguen los detectives han llevado a ubicarlos, regularmente, en centros nocturnos del primer cuadro de la capital, donde planean sus ilícitos. En La Canción, un cabaret situado a unos pasos de los edificios de la Policía Judicial y de la PGJDF, trabajó y fundó su banda El Chucky.

En El 14, ubicado en Ecuador número 10, El Gastón, Rogelio Huitrón Reyes -hoy preso en el reclusorio oriente- reunía a sus secuaces para planear los asaltos. Tres más de su grupo criminal, Gabriel Chávez Martínez, Javier Martínez Victoria y Omar Fernández Madrigal, fueron anteayer capturados por agentes judiciales en flagrancia.

Es en esos centros nocturnos donde a Orive se le ocurrió la idea de asaltar a los ebrios parroquianos a bordo de taxis. Así comprobó lo fácil que es subir a una persona en ese estado a un auto de alquiler y atracarla sin piedad.

El delito, por tanto, no es nuevo. Sólo que ha venido ``evolucionando'' y ha cobrado una fuerza inusitada.

Para cometer los atracos, tienen tres modalidades: roban el taxi para usarlo por un solo día, utilizan los propios pero con placas ``clonadas'', o simplemente habilitan autos robados con documentación falsa.

Y desde que Alfonso González Sánchez, alias El Chucky, fue acusado por la Procuraduría de Justicia capitalina por el robo y homicidio en contra del estadunidense Peter John Zárate, el pasado 15 de diciembre, los asaltantes parece que quieren ``volverse famosos'' como él.

La juez 49 penal, María Claudia Campuzano, lo puso en libertad junto con cuatro cómplices, al considerar que el ministerio público no había reunido los elementos suficientes para procesar a la banda. En una parte de su fallo, la funcionaria deslizó que podría haber otros motivos para el asesinato del empresario.

Hoy, a la distancia y sin presumir la inocencia o culpabilidad de ese grupo delictivo, existen testimonios aún no oficializados en el sentido de que un hombre de traje fue quien disparó contra Zárate aquel 15 de diciembre.

Casos recientes

Por lo pronto, la PGJDF aún no logra determinar si la funcionaria veracruzana, Libertad Hernández Landa, y Germán Fonseca Muñiz, director para la OCDE de la SRE, asesinados recientemente, fueron víctimas de la misma banda de atracadores.

Lo que sí da por hecho es que Fonseca sí subió al taxi matrícula L09318 cuyo propietario, por cierto, ya debe estar lejos del alcance de los policías judiciales tras la publicación del número de placas en los medios de comunicación.

En cuanto a la mujer, ahorcada tal vez con la correa de su bolsa, aún no ha podido establecerse si subió o no a alguna unidad de alquiler. De él, se sabe que el arma homicida fueron un desarmador plano y otro de cruz, por la forma de las heridas.

El procurador de justicia del estado de Veracruz, Rodolfo Duarte, habló con su homólogo capitalino, Samuel del Villar, para exigir ahondar las investigaciones para castigar a los asesinos, y ordenó a Jorge Obrador Capellini, jefe de la Policía Judicial veracruzana, seguir las indagatorias del caso.

Los investigadores consultados señalan que los asaltantes de usuarios de taxis constituyen una delincuencia fluctuante que puede adaptarse a las condiciones viales y geográficas de cualquier zona de la ciudad. Son gente de estratos sociales bajos y, normalmente en estos casos, con antecedentes penales por delitos de robo con violencia, como el caso de El Pato.

El motivo de su saña con las víctimas puede tener su origen, según expertos, en que son sujetos que saben que no deben dejar testigos que los identifiquen en caso de ser detenidos. Esto es que son criminales, en varios casos, que cuentan con antecedentes penales.