La revolución darwiniana

Impacto en la filosofía de la ciencia

Patricia Vega

Fruto de la colaboración que hace varios años comenzó la doctora en biología y catedrática de la UNAM Rosaura Ruiz con el doctor Francisco J. Ayala es el libro El método en las ciencias: epistemología y darwinismo, editado dentro de la colección Ciencia y Tecnología del Fondo de Cultura Económica y que en breve será puesto en circulación.

Con el objetivo de analizar el impacto del darwinismo en la filosofía de la ciencia, Rosaura Ruiz y Francisco J. Ayala se dieron a la tarea de revisar crítica y detalladamente la epistemología evolutiva, corriente metodológica iniciada por Karl Popper, David Hull y Donald Campbell.

``Lo que estos epistemólogos sostienen -afirma Rosaura Ruiz- es que todo proceso en el que hay una selección puede ser explicado en términos darwinianos. En el caso de la evolución de la ciencia, siempre hay teorías alternativas y una comunidad científica decide cuál es la que la convence y que explica los temas que se ha planteado.''

Si Karl Popper hace una aplicación muy ortodoxa del darwinismo original para explicar la evolución de la ciencia, David Hull hace un análisis más moderno que se inscribe dentro de lo que ha sido llamado neodarwinismo.

Analogía de los más aptos

``David Hull postula -explica la bióloga- que, al igual que en la selección natural, los organismos que más se reproducen son los más aptos y los que perduran a través de la historia evolutiva de la vida. En el caso de los teóricos y sus teorías, perduran los que obtienen un mayor número de adeptos. Si traducimos lo anterior al desarrollo de las ciencias, Hull afirma que el científico más apto es el que logra tener un mayor número de discípulos, es decir, un mayor número de hijos académicos. Dicho en otros términos: el científico que logra convencer a la mayor parte de su comunidad es el que alcanza el reconocimiento y la aceptación de su teoría.

``Aquí hay varios niveles de competencia entre los científicos: primero, para demostrar que sus teorías son las más adecuadas para explicar un fenómeno, y posteriormente, un esfuerzo por tener un mayor número de discípulos -descendientes académicos-. Esto implica que hay una serie de actividades extracientíficas que inciden en el desarrollo de la ciencia: la capacidad de competir por recursos para hacer investigación y publicar en las revistas de mayor impacto en el mundo; esa capacidad de convencimiento de un científico para lograr que su comunidad crea en la importancia de su aportación para el desarrollo de la ciencia.''

-Esto podría llevarnos a un punto de irracionalidad en el que las teorías fuesen aceptadas aunque estuvieran mal si el científico es muy persistente o maneja bien sus relaciones públicas...

-Esa es parte de la crítica que hacemos. Decimos que la teoría darwinista puede ayudar a entender el desarrollo de la ciencia porque, efectivamente, hay una selección de teorías, pero llevar la analogía a un grado tan literal no funciona, pues entonces se llega a un momento en el que el desarrollo de la ciencia dependería solamente de la capacidad de convencimiento del científico. Se provocarían desviaciones definitivas de lo que sería el desarrollo lógico y racional de la ciencia y esto no es así, a pesar de que en la práctica no existe un desarrollo de la ciencia sin alteraciones provocadas por intereses políticos y económicos. Sin embargo la ciencia tiene mecanismos de autorregulación, de autocorrección.

``Hull dice que hay factores extracientíficos, y es justamente el terreno extraño a la ciencia en el que los científicos compiten por recursos, alumnos, eco en la sociedad... eso influye en el desarrollo de la ciencia y es totalmente extracientífico.

``La ciencia se desarrolla gracias a la interacción de factores tanto internos -la propia lógica de la ciencia- como externos que, por desgracia, adquieren mayor peso a medida que la ciencia se institucionaliza más y más y hay que competir por recursos, por publicar en determinadas revistas, etcétera.''

-¿Cuál podría ser la repercusión del libro?

-El objetivo que nos planteamos al escribirlo fue discutir la validez de esas teorías evolucionistas, analizar hasta dónde funciona analogar un proceso de evolución biológica con uno de evolución social. Queremos que esa corriente epistemológica que aplica el darwinismo al estudio del desarrollo de la ciencia se conozca en el mundo de habla hispana. La analogía no puede ser llevada tan lejos porque el desarrollo de la ciencia es un fenómeno más complejo que el desarrollo de los seres vivos. Empero, es un punto de vista interesante y debe revisarse la posición filosófica correspondiente.

La herencia cultural

-Parece mentira que a estas alturas del siglo XX todavía continúen los debates entre creacionistas y darwinistas.

-En el caso de México no ha habido un conflicto a tal nivel en el que se demande a la Secretaría de Educación Pública para obligar a que en los libros de texto se incluya una explicación creacionista, que es la versión religiosa del origen de la vida; pero sí hay campañas y actividades proselitistas en el otro sentido. Por ejemplo, hay un libro que se llama Creciendo en el amor, de Jesús Kramsky, en el que se opone a que se enseñe evolución humana en la escuela y sostiene ideas tan absurdas como que la sexualidad humana es sólo para la reproducción de la especie.

``Juan Pablo II afirma que la teoría de Darwin explica una parte de la evolución, una parte del desarrollo de la vida, la parte animal, digamos, pero insiste en que la parte mental, el alma, no puede ser explicada en términos darwinianos. Eso para mí es absolutamente falso: el surgimiento de todas las características humanas es explicable en términos darwinistas: nuestra capacidad de abstracción, de hacer ciencia, de amar, etcétera... Pero el Papa reconoce, al menos, que la teoría de Darwin puede explicar parcialmente la evolución biológica y parece que sus seguidores ni siquiera se han enterado de lo que dice su líder espiritual.''

-¿Sientes que la sociedad mexicana está preparada para discutir temas como el aborto?

-En la sociedad mexicana se han permeado ciertas ideas como una herencia cultural muy fuerte. Hablemos, por ejemplo, del juarismo: la separación Iglesia-Estado que se dio con la Guerra de Reforma, es algo que no tiene vuelta de hoja: la mayoría de mexicanos, aunque sean católicos, están por esa separación Iglesia-Estado y, en ese sentido, defienden la laicidad de la educación y entienden que hay que dejar aparte los asuntos de la religión y los de la educación, la ciencia y la cultura.

``Por eso las autoridades religiosas se oponen a una consulta en torno al aborto, porque temen la victoria de los partidarios de la legalización del aborto. Realmente puedes ver que, siendo la sociedad mexicana tan católica, el número de abortos que ocurren en el país es muy alto, por lo que seguramente un gran número de mujeres que abortan son católicas. Socialmente no hay un rechazo al aborto porque la mayoría de la gente entiende que es una forma de resolver un embarazo no deseado, pero de ninguna manera lo considera una forma de control de la natalidad. Es una medida extrema.''

-¿Son estos temas parte de tu reflexión epistemológica?

-Esas reflexiones se hacen con una posición filosófica que, en mi caso, es evolucionista.

``Ayala y yo decimos en el libro que son discusiones que se relacionan con la libertad de pensar, de buscar el desarrollo de las ciencias.''

(Para conocer con mayor detalle la trayectoria académica de Rosaura Ruiz, consultar la Galería ``El conocimiento biológico'', que se publicó en la edición 22 de Lunes en la Ciencia del pasado 1o. de junio.)


En opinión del doctor Francisco J. Ayala, la publicación, en 1859, de El origen de las especies, por Charles Darwin, introdujo una nueva era en la historia intelectual de la humanidad. ``A Darwin se le ha dado merecidamente el crédito por la teoría biológica de la evolución. El acumuló evidencia demostrando que los organismos evolucionan y descubrió el proceso, la selección natural, por el cual lo hacen.

``Pero la importancia de Darwin es que completó la revolución copernicana iniciada tres siglos antes, y con ello cambió radicalmente nuestra concepción del universo y el lugar de la humanidad en él, al extrapolar a la biología la noción de la naturaleza como un sistema ordenado de materia en movimiento. Las adaptaciones y diversidad de los organismos, el origen de formas nuevas y exquisitamente organizadas, incluso el origen de la humanidad misma, podían ser explicados ahora por un proceso ordenado de cambios gobernados por leyes naturales.''

Desde la Universidad de California, en Irvine, Ayala explica que los descubrimientos de Copérnico, Kepler, Galileo y Newton, en los siglos XVI y XVII, introdujeron gradualmente la noción de que el universo y sus funciones podían ser explicados por la razón humana. El funcionamiento del universo fue sometido al dominio de la ciencia: la explicación a través de leyes naturales. Los fenómenos físicos podían ser explicados siempre y cuando las causas fueran adecuadamente conocidas.

Sin embargo, agrega, el origen de los organismos y sus maravillosas adaptaciones fue, o bien dejado sin explicación o bien atribuido al diseño de un Creador omnisciente. Dios había creado las aves y las abejas, los peces y los corales, los árboles en la selva y, por encima de todo, al hombre. Dios nos había dado ojos de manera que pudiéramos ver, y había proveído a los peces con branquias para respirar en el agua. Filósofos y teólogos argumentaban que el diseño funcional de los organismos manifestaba la existencia de ese Creador omnisciente. Donde quiera que haya diseño, hay un diseñador; la existencia de un reloj revela la existencia de un relojero.

``Los avances de las ciencias físicas -señala el biólogo- habían llevado así la percepción del universo a una situación esquizofrénica, que persistió hasta mediados del siglo XIX. Las explicaciones científicas, derivadas de las leyes naturales, dominaban el mundo de la materia no viviente, tanto en la tierra como en los cielos. Las explicaciones sobrenaturales, dependientes de las insondables obras del Creador, explicaban el origen y la configuración de las criaturas vivas, las realidades más diversificadas, complejas e interesantes del mundo. Fue el genio de Darwin el que resolvió esa esquizofrenia intelectual''.

Darwin aceptó que los organismos están diseñados para servir a ciertos propósitos; es decir, están organizados funcionalmente. Los organismos están adaptados a formas de vida y sus partes para ejecutar determinadas funciones. Los peces están acondicionados para vivir en el agua, los riñones están diseñados para regular la composición de la sangre, la mano humana está hecha para asir. Pero Darwin proporcionó una explicación natural del diseño, y con ello incorporó los aspectos aparentemente dotados de propósito de los seres vivos al dominio de la ciencia.

El éxito revolucionario de Darwin, concluye el académico, consiste en haber extendido la revolución copernicana al mundo de los seres vivientes: ``El origen y la naturaleza adaptativa de los organismos podía ser ahora explicado, como los fenómenos del mundo inanimado, como el resultado de leyes naturales manifiestas en procesos naturales''. (Patricia Vega)


Evolucionista destacado

Francisco J. Ayala (Madrid, España,1934) vive en Estados Unidos desde 1961 y se hizo ciudadano de ese país en 1971. Es profesor de ciencias biológicas en la Universidad de California, en Irvine, y miembro del Consejo de Asesores de Ciencia y Tecnología del presidente Bill Clinton.

Doctorado por la Universidad de Columbia en 1964, el profesor Ayala ha sido presidente de la American Association for the Advancement of Science -organización que publica la prestigiada revista Science-, de la Society for the Study of Evolution, del Board of Biology del National Research Council; miembro del Consejo de Gobierno de la National Academy of Sciences, del Consejo Nacional sobre el Genoma Humano de Estados Unidos, del Comité Científico Ejecutivo de la Environmental Protection Agency, de la Comisión de Ciencias Biológicas del National Research Council y del Consejo Nacional de Ciencias Médicas Generales de los National Institutes of Health.

Sus investigaciones científicas están dedicadas a la genética de poblaciones y la evolución biológica, incluyendo el origen de las especies, la diversidad genética de los organismos, la evolución de la malaria, la estructura genética de los parásitos protozoarios, el reloj molecular de la evolución y la evolución humana.

Además de ser integrante de diversas asociaciones científicas de Estados Unidos, Francisco J. Ayala es miembro extranjero de la Real Academia de Ciencias de Madrid y de la Academia de Ciencias de Rusia. Es Doctor Honoris Causa de la Universidad Complutense de Madrid, de la Universidad Central de Barcelona, de la Universidad de León y de la Universidad de Atenas (Grecia). Ha recibido la Medalla de Honor de Oro de Mendel de la Academia Checa de Ciencias, el premio a la Libertad y Responsabilidad Científica y la Medalla del Collge de France.

Es autor de más de 600 artículos y más de una docena de libros, entre los cuáles se encuentran en español: La teoría de la evolución (1994), La naturaleza inacabada (1994), Genética moderna (1984), Estudios sobre filosofía de la biología (1984), Origen y evolución del hombre (1980) y Evolución molecular (1980). (PV)


El aborto desde una perspectiva científica

Los estudios filosóficos del doctor Francisco J. Ayala se centran en la epistemología, la ética y cuestiones relacionadas con la biología. Para el especialista, la cuestión de la despenalización es ``extremadamente compleja y sólo puede ser resuelta por un compromiso entre las convicciones heterogéneas de los miembros del cuerpo político en materias de moral, religión y convivencia social. La perspectiva biológica puede ser instructiva, pero por sí misma no es decisiva''.

Desde la perspectiva biológica, el doctor Ayala destaca dos observaciones: el desarrollo gradual del feto y las sinapsis de la corteza cerebral.

Respecto al desarrollo gradual del feto, indica que hay que tener en cuenta que ``el desarrollo del ser humano comienza en una sola célula microscópica que se divide en dos, éstas en cuatro, eventualmente se forma como una mora y sólo más tarde empieza a haber partes distinguibles que corresponderán a la cabeza, el cuerpo y las extremidades''.

Por lo que corresponde a las sinapsis en la corteza cerebral, éstas son ``virtualmente inexistentes hasta la semana 21 del embarazo, y sólo empiezan a multiplicarse de manera notoria entre las semanas 25 y 32. Antes de ese periodo, el feto no puede ser capaz de percepciones sensoriales. Por ello, hay biólogos que consideran que la humanidad del feto no existe hasta el séptimo mes del embarazo; antes, dicen ellos, hay actividad biológica pero no humana, pues no puede haber ser humano sin percepción de los sentidos y sin actividad mental''. (PV)