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Fármacos para la esquizofrenia
Alucinaciones, depresión, apatía, pesimismo, aislamiento, distorsión de la realidad, delirio de persecución, pobreza de lenguaje, pérdida de afecto, falta de motivación personal, dificultad para comunicarse, son sólo algunos de los síntomas que presentan las personas que padecen esquizofrenia.
Aunque se desconoce el origen de la enfermedad, los especialistas consideran que existe una predisposición genética que ocasiona un desorden mental crónico; los síntomas van desde alucinaciones e ideas anormales hasta un comportamiento extraño y pensamientos raros. En casos extremos, ocasiona desintegración de la personalidad y la relación con el mundo exterior.
Estudios realizados asocian la esquizofrenia con anormalidades biológicas y bioquímicas en el cerebro; alteraciones en el desarrollo neurocerebral, que incluyen enfermedades neonatales e infecciones virales maternas como la influenza durante el embarazo; desórdenes genéticos, además de causas psicológicas y sociales que pueden desencadenar predisposición.
Actualmente, esta enfermedad mental crónica es padecida por unos 55 millones de personas en todo el mundo, y afecta por igual a ambos sexos. En los hombres se manifiesta a una edad temprana, entre los 15 y 35 años, y en las mujeres comienza hasta 10 años más tarde.
La primera fase de esquizofrenia normalmente ocurre hacia finales de la adolescencia, por lo que los psiquiatras recomiendan, una vez ocurrido el primer episodio, recibir tratamiento durante uno o dos años mínimo.
En México se calcula que hay 1 millón de esquizofrénicos que tardan entre tres y cinco años para recibir tratamiento, debido a que los síntomas son graduales y no los perciben familiares, amigos o clínicas de salud, hasta que finalmente ocurren cambios serios en la conducta como alucinaciones y delirios; además, resulta costoso.
A pesar de no existir una cura para la esquizofrenia, las drogas para su tratamiento se dividen en agentes clásicos neurolépticos, la primera terapia farmacológica moderna, y las nuevas drogas antipsicóticas atípicas, que por su diferente acción bioquímica, comparadas con las primeras, permiten una ausencia relativa de los efectos secundarios extrapiramidales (conducta catatónica, aumento de peso, somnolencia, mareos); asimismo, disminuyen los suicidios y elevan mínimamente los niveles sanguíneos de prolactina, (sustancia que regula la función hormonal).