La Jornada sábado 8 de agosto de 1998

Fernando Benítez
Davidow

El nuevo embajador de Estados Unidos en México es un gigante que habla muy bien el español por haber ocupado el mismo cargo en distintos países de América Latina. Dijo a los periodistas que lo acosaban que en una relación tan intensa como la de México y Estados Unidos puede haber ``errores e irritaciones'', como ocurrió con el operativo Casablanca, pero los gobiernos deben ``suavizar'' los problemas bilaterales. Describió al actual como el puesto más desafiante en su trayectoria diplomática: lograr la mejoría de las relaciones entre México y Estados Unidos.

Al nuevo embajador le gusta hablar claro. Externó que México es muy sensible en su relación con Estados Unidos y que le gustaría ir a Chiapas.

El diplomático también insistió en que se autorice a los agentes de la DEA portar armas y que se olvide el escozor de la operación Casablanca.

Quedaron algunos puntos sin tratar, como la posibilidad de que los mexicanos arraigados en Estados Unidos voten en las elecciones de nuestro país, aunque el tema viene en la agenda. Ya veremos cómo desarrolla sus funciones, por lo pronto la embajada ya no está acéfala.