La Jornada miércoles 5 de agosto de 1998

UNA PROPUESTA PELIGROSA

A la discriminación, el hostigamiento y la falta de apoyo que padecen los inmigrantes de origen latino en Estados Unidos, debe sumarse ahora un nuevo factor de preocupación: con la entrada en vigor de la propuesta 227 en el estado de California, se pone fin a los programas de educación bilingüe que se impartían en las escuelas públicas de ese lugar, circunstancia que afecta a casi un millón y medio de niños, en su mayoría hijos de mexicanos, que no dominan el inglés. Los estudiantes que no manejen a plenitud ese idioma deberán asistir a un curso intensivo, de hasta un año de duración, para luego recibir clases exclusivamente en lengua inglesa.

La aplicación de las disposiciones de la Ley 227 podría tener consecuencias graves pues, según señalamientos formulados por múltiples organizaciones no gubernamentales estadunidenses, una parte considerable de los hijos de inmigrantes no superarán la barrera del idioma para comprender las clases impartidas únicamente en inglés --lo que generará rezagos académicos, mayores índices de reprobación y menores expectativas de superación personal y colectiva-- y, con ello, se ampliará la brecha económica y cultural que separa a la comunidad de origen latino del resto de la población estadunidense.

Además, ante el riesgo de recibir una sanción por utilizar una lengua distinta al inglés en los salones de clase, los profesores estarán sujetos a presiones y temores constantes, lo que podría mermar la calidad y la libertad de su trabajo, desmotivar a aquellos alumnos que no tengan un manejo amplio de ese idioma y convertir a las escuelas californianas en un peligroso foco de enfrentamiento y discriminación por razones socioculturales.

Con todo, la sociedad y el gobierno estadunidenses deberían considerar que el impacto del establecimiento de legislaciones como la propuesta 227, aunque toca en primera instancia a los numerosos inmigrantes de origen latinoamericano --legales o indocumentados-- residentes en Estados Unidos, alcanza también al resto de la población de ese país: la polarización social, las presiones a las que se somete a aquellos que no comparten la misma idiosincrasia y cultura, y el retraso educativo de quienes, a fin de cuentas, constituyen una de las fuerzas laborales y culturales más dinámicas del país del norte, redundará tarde o temprano en el recrudecimiento de las tensiones sociales y en la posible vulneración del régimen de libertad e igualdad que, históricamente, ha cimentado el desarrollo de esa nación.