EDITORIAL


Otra vez, como todos los años, los universitarios tuvimos un periodo vacacional de tres semanas. A todas luces, ciertamente las vacaciones son necesarias y bienvenidas para todo aquel ser humano que dedica buena parte de su vida a trabajar.

Sin embargo, en las universidades existe un trabajo que frecuentemente no reconoce las vacaciones y se llama investigación científica. La mayor parte de los proyectos de investigación se ven grandemente afectados por cualquier tipo de interrupciones (esto se ha visto por ejemplo durante huelgas). Sin embargo, año con año durante los periodos vacacionales en la UNAM el trabajo de investigación se ve seriamente afectado por la falta de personal, el cierre de las bibliotecas y de vez en vez falta de luz, agua, teléfono, etc., ya no se diga poder ordenar algún material necesario.

Desde la entrada a la universidad, que se hace a través de un solo acceso que se abre a medias, parece que todo está hecho a propósito para obstaculizar a quien ose trabajar durante las vacaciones. En este sentido, la UNAM es como un kinder garden, pues si los niños se van de vacaciones, la escuela se cierra.

Mientras en Estados Unidos y Canadá las universidades no cierran nunca y funcionan los 365 días del año, la nuestra tiene casi 60 días de asueto más 104 sábados y domingos, o sea, sólo trabaja poco más de 200 días al año. No entiendo cómo es que aún no se ha podido elaborar un sistema de vacaciones escalonadas para que nuestra universidad permanezca abierta todos los días del año y el trabajo de investigación no se vea constantemente afectado por interrupciones de todo tipo. A ver si las autoridades y la burocracia universitaria que tanto afectan el trabajo cotidiano pudieran al menos solucionar esto. (RDC)