Necesaria, una filosofía alternativa para manejo de recursos naturales

Investigación Ecológica

Carlos Alvarez


Tradicionalmente, el biólogo especializado en la investigación para el manejo de recursos naturales ha vivido con un constante sentimiento de frustración porque su opinión no es escuchada. ¿Por qué ocurre esto?

Una parte de la respuesta, señalan Hilborn y Ludwig, es que la investigación en ecología es mucho más difícil que otras disciplinas, no porque los sistemas que investigue sean mas complejos, sino porque un experimento toma mucho más tiempo que uno en biología molecular, por ejemplo, y en muchos casos es imposible definir controles, réplicas y aleatorización.

Se podría argumentar, por ello, que en ecología ni siquiera existe una filosofía científica semejante a la que Platt señala como responsable del progreso logrado en algunos campos del conocimiento, en los que se definen experimentos críticos que confrontan hipótesis alternativas.

Desafortunadamente, el problema no es tanto del trabajo científico en sí mismo como de la filosofía fundamental con la que se diseñó la investigación. En general, se siguen las ideas de Popper, quien indica que no es posible demostrar que alguna propuesta (hipótesis) es verdadera, sino que sólo es posible mostrar si es falsa. Si así fue, entonces se presenta una nueva hipótesis que a su vez será sujeta a una nueva dosis de agresividad científica.

De cualquier modo, no se busca encontrar verdades absolutas, sino que se ofrecen las mejores verdades disponibles, pero de una en una. ¿Qué hace un administrador con una solución única, sin alternativas? Parece que, aun cuando se ha realizado un experimento apropiado y los resultados sean validados por la comunidad científica, ocurre todavía que la opinión proporcionada sigue sin ser incorporada en la decisión final.

Estrategias de manejo adaptativo

Un modo diferente de tratar el problema de manera formal es el análisis de riesgo. Con este método, un investigador puede ofrecer alternativas definidas en términos del estado actual de la naturaleza, de la presión de explotación que se desee aplicar y de la incertidumbre o error asociada a nuestro conocimiento.

Este último punto es importante, ya que difícilmente sabemos con precisión cuántos animales hay en un bosque, cuál es la tasa de crecimiento de una población de peces de importancia comercial, etc.

Una de las ventajas fundamentales de este método es que permite desarrollar estrategias de manejo adaptativo, en las que no es necesario esperar decenas de años para poder ofrecer alternativas. Requiere, sí, información básica como historia de la explotación y algunas estimaciones de abundancia, pero siempre que se obtenga mayor información ofrecerá mejor calidad en las respuestas.

El análisis bayesiano usado en el análisis de riesgo es la herramienta que permite incorporar de manera cuantitativa nuestro conocimiento en los cálculos sobre las cualidades del sistema, y modificar nuestra opinión previa, si es que los datos provenientes del campo contienen suficiente información para ello.

Lo más importante, es que no se confrontan hipótesis, sino que se calcula la probabilidad asociada a un amplio espectro de ellas, como pudieran ser diferentes decisiones de manejo, de las cuales se elegirá una dependiendo del riesgo que se desee aceptar.

Ejercicio democrático

El análisis bayesiano es ciertamente una forma diferente (y útil) de pensar; sin embargo, debe ser usado con cautela, ya que cuando el modelo utilizado para representar el fenómeno biológico es muy complejo, entonces la cantidad de información que se requiere colectar del campo puede ser imposible de obtener en la práctica, y de hecho su utilización resulta riesgosa dado que se acumula una cantidad inaceptable de incertidumbre.

También es importante reconocer que cada problema tiene características diferentes y, por lo tanto, distintas formas de enfrentarlo. El análisis de riesgo es una herramienta de gran utilidad, pero sin duda habrá situaciones en que no sea lo más recomendable y puedan seguirse otras rutas de análisis.

Finalmente, si bien es cierto que llegó el tiempo de que los biólogos aprendamos a proporcionar alternativas que puedan ser evaluadas en función del riesgo de cada camino, este paso implica que el administrador tendrá también que aprender a utilizar métodos que le permitan hacer uso formal de esas alternativas, dependiendo de los elementos económicos, políticos y sociales que siempre están presentes en la toma de decisiones.

También requiere de la sociedad, representada por por ejemplo en grupos ambientalistas, una actitud responsable en el ejercicio de sus derechos, es decir, se necesita un ejercicio democrático de participación que no se base en actitudes autoritarias ni en verdades absolutas.

La existencia de modelos y propuestas alternativas dentro de un sistema democrático es, más que deseable, necesaria, y hoy los profesionales de la biología de la conservación y los administradores de actividades relacionadas con el uso de recursos naturales cuentan con más herramientas formales para la práctica de ese ejercicio democrático.

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