La Jornada domingo 2 de agosto de 1998

Horacio Flores de la Peña
El gobierno del Distrito Federal /I

A ningún gobierno se le ha sometido a una crítica y vigilancia tan severa como al actual de la ciudad de México. Esta fiscalización tan severa sólo ha demostrado dos cosas: que meten la pata igual que ellos, pero no la mano en los fondos públicos, diferencia muy importante en un mundo de corrupción tan arraigado.

Estos falsos moralistas, que ejercen su función desde el PRI del DF, o de los medios de comunicación, controlados por Gobernación, han creado un ambiente de asesinato político contra cualquier funcionario del Distrito Federal que destaque en el combate a la corrupción, o que cometa un error en su lucha por combatir la ineptitud y negligencia que estos señores dejaron crecer sin límites en su larga estancia en el poder.

Me sorprende que Manuel Aguilera, hombre probo, inteligente y bien preparado, encabece esta campaña porque, aparentemente, no ha entendido que este tipo de combate a sus enemigos en el gobierno del DF, lo daña a él, a la ciudad y finalmente al PRI. De su colega, el señor Levín, no me sorprende nada por que él es capaz de todo.

Me extraña que un político hábil como Aguilera, que, por cierto, no abundan en el PRI, no se haya dado cuenta que las normas de estricta moral, y de comportamiento ético que aplica al gobierno de la ciudad, no las resistirían muchos de sus colegas del PRI; para citar algunos casos: los gobernadores de Tabasco, Yucatán, Quintana Roo o Chiapas; tampoco se las puede aplicar al aparato gubernamental presidido por Ernesto Zedillo, que es a quien quiere servir con esta campaña.

No las aguantaría el gabinete político y económico y mucho menos su jefe. Este gobierno, en gran medida, es inepto, corrupto y escalofriantemente cruel. En el caso de la ineptitud, recuérdese cómo se enfrentó el ``error de diciembre'' y las docenas de miles de millones de dólares que nos costó. Lo califico de corrupto, por el rescate carretero o el Fobaproa, por mencionar sólo dos y, por último, ejercen políticas criminales, como la de Chiapas, Guerrero, Oaxaca y los asesinatos políticos, que aún no se resuelven.

Con este tipo de moralina del PRI y las políticas que sigue el gobierno federal, deberían callarse los Torquemadas de este partido o renunciar el gabinete político y el económico y el mismo Presidente. ¿Esto es lo que quieren los legisladores del PRI? Si lo que buscan es echar al presente gobierno de Los Pinos, entonces tendrán más apoyo popular del que se imaginan, porque el pueblo ya no puede aguantar dos años ``de más de lo mismo''.

El origen de los ataques de los medios de comunicación, tanto de radio como de televisión y parte de la prensa, son lógicos; por un lado, ya no reciben dinero del gobierno del DF, y por el otro, Gobernación sí paga o perdona deudas, por ello Emilio Gamboa los maneja a su gusto, aunque sin eficacia y, desde luego, sin inteligencia; esto confirma la idea popular de que en un gobierno cómo el del PRI, nada une tanto y en forma tan sólida como la complicidad compartida en actos de corrupción, que no pasarían la prueba de lo que ellos piden al gobierno de Cárdenas en la ciudad de México.

El gobierno del DF, desgraciadamente, tiene que empezar por limpiar lo que le dejaron sucio, y es mucho. Los casos más notables son la policía y el sistema judicial, pero hay otros. El proceso es lento para sacudirse a los malos elementos, nombrados en el sexenio anterior, y los que salen mal de los nombrados en este sexenio. A las noticias malas las ``infla'' la televisión y a las buenas se les da la menor cobertura posible.

Como ejemplo se puede citar el de las tres jóvenes violadas por policías hace unos días y que debe ser castigado. En contrapartida, no se menciona con igual escándalo las más de 100 mujeres asesinadas y violadas en Ciudad Juárez, las 200 personas asesinadas en Baja California y otras tantas en Jalisco, donde las autoridades reconocen que el problema de la violencia y el narcotráfico se les fue de la manos. Tampoco se menciona el auge del narcotráfico en Chihuahua, Baja California, Jalisco y Nuevo León, todos con gobiernos del PAN. ¿Coincidencia o entendimiento?

Los gobernantes del PRI cometieron un acto político de graves consecuencias cuando destruyeron el modelo de relaciones políticas, económicas y sociales imperante hasta el cuartelazo de 1982, y sin tener con qué sustituirlo. México es un país tan especial que los cuartelazos no los da el Ejército, sino el banco central, apoyado por los empresarios.

Como no tenía con qué sustituir el modelo que destruían, los neoliberales siempre predicaron que modificaban todo porque deseaban vivir y gobernar en el presente, sin darse cuenta que, en economía, estar en el presente es, de hecho, estar en el pasado. Al final de cuentas, el resultado es la destrucción del pasado y del presente para construir un futuro sin esperanza. Con sus actos, ni siquiera permiten a la población una fuga intelectual hacia utopías verosímiles, sólo queda como escape el terror, la violencia cada vez mayor y la inestabilidad política generalizada. Por eso les aterran los cambios políticos y tienen razón, porque en el México democrático del mañana, si se logra, no habrá lugar para un sistema de corrupción como el actual, y esto lo está demostrando el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas.

NOTA: Hagan algo por salvar los árboles de la ciudad que se están muriendo.