``Todo lo que es sólido se disuelve en el aire''. Pero el problema es cuándo y cómo. Por lo tanto, no se trata sólo de rechazar la idea estúpida de que se acabó la Historia y que, por lo tanto, habría que acomodarse indefinidamente a la explotación por el capital financiero sino que habría que ver si es posible una alternativa viable antes de que el capitalismo ``disuelva'' con él la civilización y la misma supervivencia física de este planeta cuyos recursos minerales, animales y vegetales, al igual que el aire, las aguas y los mares padecen una agresión insoportable. Además, junto a los negadores del curso histórico, existen quienes sostienen que se acabó el tiempo de las propuestas generales y que es imposible unir las particularidades en conceptos universales abstractos.
A este respecto, es evidente que nadie come ``fruta'' sino un mango, una banana, una uva cada uno de los cuales es diferente cualitativamente de los otros, lo que hace que la categoría general no tenga otro resultado práctico que su utilización taxonómica o estadística. Es igualmente clara la enorme variedad de tipos humanos, o de indígenas, campesinos, obreros, mujeres, trabajadores, así como la existencia en ellos y entre ellos de intereses particulares que originan fuertes oposiciones y gran cantidad de subgrupos dentro de esas categorías resultantes de las diferencias respectivas con el resto de la humanidad. En efecto, quienes piensan en clases que entran en un solo casillero y que reaccionan de modo homogéneo, pavloviano, ante los estímulos externos olvidan las mezclas, superposiciones y mediaciones: una mujer puede ser, a la vez, campesina, indígena, católica, ecologista, socialista y un obrero, indio, campesino a ratos, rompehuelgas o policía. Si contamos pues sólo con la categoría, con el concepto abstracto, no es posible prever no digamos ya el curso de los acontecimientos sociales y los plazos para los mismos, sino incluso los comportamientos masivos de las diferentes partes de la sociedad. ¿Significa esto que no es posible sumar un quechua, un aymara, un toztzil, un quiché, un tojolobal, para poder hablar de indios?
La experiencia histórica muestra que hasta hace poco no lo era pero que ahora sí lo es. Porque cada una de las categorías sociales es una construcción histórica, el resultado de un nivel en la construcción de la conciencia, el efecto de la combinación entre las enseñanzas de los golpes recibidos y de las luchas libradas más la elaboración de herramientas ideológicas y teóricas que sirven a la gente para identificarse y actuar sobre la realidad. Las clases no son cosas en sí sino relaciones y cada una de ellas da significado a las otras, de modo tal que el capital financiero identifica a quienes se ven como trabajadores o como pobres. Eso hace que las particularidades se agrupen e interactúen; por eso el carpintero, el metalúrgico, el albañil y el experto en computación se sentirán unidos como trabajadores y el financiero, el terrateniente, el gran comerciante, como capitalistas.
Advierto que no pretendo descubrir el agua tibia sino recordar ideas viejas y elementales negadas hoy no sólo por el ``pensamiento único'' dominante sino también por Rossana Rossanda que en Italia niega a Rifondazione Comunista la posibilidad de sumar las broncas de los ecologistas, los homosexuales, los desocupados, los obreros, los jubilados, los jóvenes y los estudiantes debido a las diferencias y oposiciones reales que existen entre estos grupos y en el seno de los mismos sin ver que, pese a todo, ellos tienen en común, como los diversos pueblos indios, la protesta contra la explotación y/o la dominación del capital.
Una alternativa al sistema actual, por lo tanto, no debería esperar la fusión en una sola masa proletarizada, pauperizada y esclavizada de la inmensa mayoría de la humanidad ni su enfrentamiento al ``talón de hierro'' de los pocos Señores poseedores de todo y al ejército de servidores de aquéllos. Sería posible, por el contrario, unir protestas y expectativas en un solo haz de proyectos y de luchas a condición de preservar las diferencias y las identidades de cada sector en una acción única por los puntos comunes construyendo en la lucha por éstos una nueva conciencia unitaria. En esta unificación de cambios sociales, conquistas democráticas y tomas de conciencia podría surgir la base para una sociedad sin explotación de la Naturaleza ni de los seres humanos.
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