La Jornada jueves 30 de julio de 1998

Astillero Ť Julio Hernández López

México se ha convertido ya en el asunto bilateral de mayor importancia para Estados Unidos.

Los riesgos que nuestro país presenta al contiguo son ya materia de seguridad nacional. La crisis económica (el Fobaproa, para no ir tan lejos), la violencia social (las calles del Distrito Federal, los secuestradores, la impunidad), el descontrol político (desorden en el Congreso, el vigor de los duros, lo impredecible del 2000), el narcotráfico y Chiapas son algunos de los elementos que han hecho a los estadunidenses ponerle la máxima atención a su vecino incómodo.

Por ello, se han multiplicado las tareas de información y análisis. Lo que pasa en México no es un asunto meramente doméstico, sino que tiene resonancias graves en la estabilidad del país imperial. Bill Clinton, por ejemplo, está comprometido con el modelo zedillista, y el desmoronamiento de éste le significaría a él, y a los demócratas, un descalabro irreversible. En noviembre próximo, conviene tenerlo presente, se realizarán elecciones de representantes y senadores que forman el Congreso estadunidense. Además, habrá algunas elecciones de gobernadores.

En tal entendido, México es surcado hoy por ``parejas'' como la del agregado militar adjunto y una sargento primera. También se pasean por el país maletas o cajas de contenido secreto, como las que los diplomáticos estadunidenses se negaron a abrir frente a indígenas chiapanecos el domingo recién pasado.

Ojos, lentes, lupas, telescopios, satélites para saber con exactitud lo que pasa y en qué podría desembocar.

En Guerrero ¿candidato externo o interno del PRD?

Hoy se reúnen a desayunar los siete precandidatos perredistas a la gubernatura de Guerrero y el presidente nacional del partido del sol azteca, Andrés Manuel López Obrador.

El encuentro será una réplica del que tuvieron el pasado miércoles 22, en Chilpancingo, los mismos aspirantes, pero en esa ocasión con el dirigente estatal, Octaviano Santiago Dionicio.

El punto central de discusión se refiere a si el candidato perredista a gobernador deberá ser interno o externo. De los siete invitados a desayunar, cinco son externos y dos internos. El debate no es insustancial, pues dependiendo de la manera como los directivos manejen el asunto, se podrá mantener o deshacer la vigorosa perspectiva de triunfo electoral que hoy tiene el PRD en Guerrero.

Las posturas de los precandidatos serán las mismas: seis de ellos acatarán la decisión que tome el consejo estatal perredista; otro, el senador Félix Salgado Macedonio, ha dicho que sólo levantará la mano a quien sea candidato si éste proviene del mandato de las urnas.

En el fondo, la disputa es entre la postura del senador Salgado Macedonio, que sería un candidato interno, y las posibilidades del doctor Jaime Castrejón Díez, que sería externo. Los otros aspirantes son, como externos, los diputados federales María de la Luz Núñez Ramos y Pioquinto Damián Huato, el empresario Zeferino Torreblanca y el abogado Xavier Olea Muñoz. El otro interno es el también diputado federal Pablo Sandoval.

El gran reto para el PRD es el de no desbarrancar, por divisiones internas, sus muy serias posibilidades de ganar la gubernatura. No hay otra entidad en la que el perredismo tenga tan a la mano un cargo así. Tampoco hay otro lugar donde ese partido tenga viabilidad de aplicar un programa de gobierno fundado en principios realmente propios y donde tenga tal abanico de figuras que le permitan buscar primero la gubernatura y, meses más delante, las presidencias municipales y el Congreso local.

Para que ese proyecto triunfe, sólo aparece un nombre real, viable: Jaime Castrejón Díez, quien dejó la militancia priísta meses atrás y ahora ha generado un importante movimiento ciudadano en su derredor.

Castrejón Díez ofrecería a los electores guerrerenses (y al gobierno federal) un elemento fundamental para poder pensar en el desplazamiento del PRI como gobierno en una entidad violenta, caciquil y llena de peligrosos intereses económicos: la serenidad y la madurez para conducir con orden tal transición.

Empresario relacionado con sus pares (entre otras cosas es el distribuidor regional de la Coca Cola), personaje respetado en el ámbito científico y académico (fue rector de la Universidad Autónoma de Guerrero), ex priísta capaz de jalar a muchos de sus ex compañeros de partido a votar por él, Castrejón Díez tiene frente a sí la enemistad jurada de Rubén Figueroa Alcocer y... los problemas internos del PRD.

El principal obstáculo para que Castrejón Díez pueda ser candidato es el senador Salgado Macedonio. Activista desatado, político de pasiones, perredista sin dudas ni titubeos, enjundioso orador, motociclista veloz, Félix es apodado por sus coterráneos como toro sin cerca.

En un plano de análisis frío, el brioso senador tiene razón al exigir que el candidato perredista a gobernador provenga de una elección interna, pero hoy, teniendo la oportunidad de gobernar esa entidad clave, de combatir y desplazar al figueroísmo, y de liberar a ese estado de los años de atraso y encono, el PRD tiene la obligación mayor de tomar una decisión sensata y viable.

De eso y más platicarán hoy los siete precandidatos con López Obrador.

Xenofobia barata en Oaxaca

José Murat Casab tiene suficientes méritos y defectos por sí mismo, como para que ahora se pretenda juzgarle por ser hijo de padres iraquíes.

Bueno o malo, excelente o pésimo, Murat Casab es mexicano, tan mexicano como el sistema político al que ha servido aplicadamente durante décadas y en cuyos sótanos y vericuetos le tocó encontrarse, y compartir vicios o virtudes, según se quiera ver, con su actual opositor perredista, Héctor Sánchez.

A la vista de los electores oaxaqueños está la personalidad de Murat Casab. Sus detractores le endilgan descalificaciones varias. Y existe el fundado temor de que en los comicios de este domingo se reprodujesen las prácticas priístas del uso del dinero público para conseguir votos, y del aprovechamiento de la miseria rural para compensar la animadversión urbana.

Pero nada justifica las expresiones de nacionalismo barato que han hecho tanto Porfirio Muñoz Ledo, en el acto de cierre de campaña de Sánchez, como este mismo (Héctor, paisano; Murat, harbano. Queremos uno de aquí, no un iraquí). Mucho menos si provienen de un partido que defiende el derecho de que observadores internacionales actúen en Chiapas o de que haya una mediación internacional en la zona.

Por último, conviene tener presente que ese perredismo oaxaqueño encarnado por Sánchez, poco tiene de afinidad genuina con la lucha por el cambio democrático. Para el sistema priísta lo mismo daría el triunfo de Murat (un precoz dinosaurio que no es útil a ninguna de las camarillas dominantes) que el de Sánchez (un perredista de apariencia, usado por el gobierno federal para mostrarlo en viajes internacionales como prueba de pluralidad, zapoteco humilde que ahora disfruta del dinero y sus beneficios).

Astillas: El autor de esta columna está francamente desesperado porque no le ha llegado ninguna filtración de la Secretaría de Hacienda con la que pueda beneficiar a sus lectores ofreciendo en exclusiva una visión alegre, patriótica y compatriotera del Fobaproa. Si persiste el silencio de quienes fueron comisionados para darle marcaje a este tecleador, no quedará otro recurso más que publicar aquí el número personal de cuenta bancaria, para ver si cuando menos allí hay algún signo de que los encargados de persuadir cumplen con su noble tarea...

Fax: 5 45 04 73 Correo electrónico: [email protected]