La laguna de Tres Palos, en Acapulco, se encuentra muy deteriorada por los contaminantes que arrojan allí empresas refresqueras y cementeras y hasta el rastro municipal que, se supone, debe depositar sus desechos en un sitio adecuado. Pero además, a Tres Palos van a dar las aguas negras domésticas de varias colonias populares que carecen de drenaje. La contaminación de la laguna afecta a las especies que en ella existen y pone en peligro la salud de los pescadores.
Aunque en febrero pasado se informó que en el fondo de la presa zacatecana El Pedernalillo se encuentran unas 5 mil toneladas de mercurio, no se sabe de qué manera ni cuándo se resolverá dicho problema. Ubicada en el municipio de Guadalupe, a ella llegan los escurrimientos de las minas situadas en los cerros. Se trata de un proceso que acompaña a los casi cinco siglos de explotación minera de la región donde se asienta la capital del estado.
La mitad de la cuenca del lago de Pátzcuaro registra un alarmante deterioro ecológico. Las autoridades saben perfectamente el origen del problema, al igual que los desajustes sociales y económicos que causa a la población ribereña. Pese a que existe el programa ``Pátzcuaro 2000'' para revertir la situación actual, la sequía puso en evidencia que las acciones de saneamiento emprendidas no son suficientes y que sigue, por ejemplo, la tala del bosque y la erosión de las tierras de los alrededores de la cuenca, mismas que finalmente azolvan al lago, mientras el agua sigue contaminándose.
En otro lago de Michoacán, el de Cuitzeo, la sequía agudizó su estado crítico. Se calcula que más de la mitad de la superficie, unas 14 mil hectáreas, está completamente seca. Pero no solamente la falta de lluvia origina la degradación del lago: Cuitzeo es el destino final de las aguas negras provenientes de 18 municipios de la entidad y de Guanajuato. Del buen estado de dicho cuerpo lacustre dependen los ingresos de unos mil 800 pescadores y agricultores. Hay proyectos para devolver la calidad ambiental al lago pero no se sabe cuándo se pondrá en marcha.
Según el biólogo Roberto Aviña, la presa De Silva, otrora santuario de patos y garzas, ubicada en el municipio de San Francisco del Rincón, Guanajuato, sufrió daños irreversibles por la contaminación de residuos industriales provenientes de la industria del cuero. Esta elevada contaminación, así como la del río Turbio, no pudo ocultarse más en diciembre de 1995, al morir casi 20 mil aves que año con año llegaban a invernar a la zona. No hay duda de que ello se debió a la nula aplicación de la legislación ecológica y al contubernio de funcionarios y curtidores. Pero Raúl Arriaga, director del Instituto de Ecología del estado, sostiene que el saneamiento del río y la presa marcha sin contratiempos y muy pronto volverán miles de patos y garzas provenientes del norte del continente.
Para el dirigente ecologista Víctor Sánchez, la depredación acabó con todos los lagos y lagunas que existían en el Valle Cuautitlán Texcoco: Chalco, Zumapango y Texcoco, entre otros. Agregó que el lago de Guadalupe nuevamente se encuentra invadido de lirio acuático.
En mayo pasado, en medio del calor y la sequía, el gobernador de Nuevo León, Fernando Canales, anunció que la presa El Cuchillo tenía un nivel de almacenamiento inferior al mínimo permisible. Sostuvo que, de continuar esa situación, ``no habrá remesas de agua'' para Tamaulipas. De la presa se abastece del preciado líquido la ciudad Monterrey. Pero también proviene el que necesitan cientos de labriegos tamaulipecos para sus siembras. No se ha vuelto a mencionar el asunto. Pero según el presidente municipal de Monterrey, los últimos días ``han estado muy calientes'', las lluvias no llegan y apenas se tomaron algunas medidas para evitar el desperdicio de líquido. Todo indica que sólo un huracán como el Gilberto puede medio llenar el vaso de El Cuchillo.
El lago Valsequillo, al sur de la ciudad de Puebla, registra tan elevados índices de contaminación que se le considera un cuerpo de agua inerte. Sin embargo, es posible devolverle la vida. Para ello, Ernesto Mangas, investigador de la universidad autónoma de la entidad, propone instalar varias plantas de tratamiento en las desembocaduras de los ríos Atoyac, Alseseca y Chinguiños, que tributan al lago incontables desechos de poblaciones, campos agrícolas e industrias situadas en sus riberas.
Los ejemplos anteriores, entre muchos otros, muestran la urgencia de tomar medidas radicales para que los lagos y las presas de México no sean el basurero de la industria, de los asentamientos humanos y de los residuos químicos utilizados en la agricultura. Por el contrario, sean fuente de riqueza y contribuyan a la diversidad ambiental del país. Mas todo indica que el deterioro avanza más rápido que las acciones oficiales para evitarlo.