La Jornada 26 de julio de 1998

En Rosario las obras se someten a votación, dijo su intendente

Ricardo Olayo &3164; La ``tentación'' de regresar a regímenes militares es improbable en Argentina porque la ``memoria colectiva está alerta'', afirmó el intendente de la ciudad de Rosario, Hermes Juan Binner, quien considera que precisamente la participación de los ciudadanos ha permitido a su gobierno realizar ``jornadas urbanas'' de remodelación o de obras que se realizan sólo después de un proceso de votación entre los pobladores del distrito respectivo.

Hoy, Juan Binner participará en el seminario internacional ``Participación ciudadana, gobernabilidad democrática y cultura de paz'', auspiciado por la Unesco y el gobierno del DF, y que reúne a representantes de toda América Latina. Entre las experiencias que cuenta de su gestión están el acercamiento a la municipalización.

Con un plan descentralizador se delimitó la ciudad en seis distritos, uno de los cuales tiene ya su primer Centro Municipal de Distrito, que está diseñado como una delegación zonal del gobierno que se hace responsable de cubrir ``toda la gama de actividades y servicios de las reparticiones municipales, anteriormente centralizadas''.

Según indicó, se trata de un proceso ``fuertemente participativo'' que se ha concretado en las ``jornadas urbanas'' por distrito, que ha logrado que los vecinos tengan una gestión mucho más cercana, geográficamente hablando.

Parte de los buenos resultados que se pueden obtener, expresó el gobernante de Rosario, es la descentralización para acabar con la ``burocracia fuertemente centralizada'', cuyo efecto más negativo es que los vecinos de barrios alejados no eran bien atendidos. Hay que tomar en cuenta, dice, que la ciudad que gobierna sólo tiene un millón de habitantes.

En su tarea, asegura que no ha encontrado resistencias de los partidos políticos o de algún otro sector de la sociedad. ``Todo lo contrario'', destacó.

En torno al riesgo de un nuevo impulso a los regímenes militares, subrayó que ``con todo el horror que significó la última dictadura militar, se ha tomado definitiva conciencia en todos los sectores de la sociedad de los que significa el valor de la democracia por sobre cualquier forma de autoritarismo, y la ``tentación'' hacia los regímenes de facto ha quedado relegado a minúsculas expresiones fuera de todo margen de consenso social''.

Hermes Binner dijo en respuesta a un cuestionario presentado por escrito que ``las secuelas de la dictadura que encabezó (el presidente) Jorge Rafael Videla en 1976 y que se extendió hasta 1983, son tema de permanente debate, y más allá de cualquier consideración sobre el juzgamiento de los responsables de desapariciones, crímenes y torturas, reflejan que la memoria colectiva está siempre ``alerta'' como para tornar viable cualquier retroceso en ese sentido''.

Aún en esta lógica, ``a los gobernantes (es) a quien más nos cabe la responsabilidad de velar por la vigencia de la democracia, y consolidarla cada día con hechos concretos ante las necesidades de la gente''.