La Jornada domingo 26 de julio de 1998

VENTANAS Ť Eduardo Galeano

El santo lluvión

Sombrero en mano, acuden los campesinos a la iglesia donde duerme San Matías.

Las lluvias y los carnavales llegan juntos a las islas Canarias. Cuando las lluvias faltan a la cita, y las tierras se mueren de sed, los campesinos se juntan en la iglesia, se persignan con todo respeto, despiertan al santo dormido y se lo llevan alzado en procesión. A la orilla de un precipicio, lo bambolean:

-O llueves de una vez, o vas a parar al fondo del despeñadero.

Y san Matías llueve sobre los campos.